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Israel empieza a perseguir con multas a los clientes de la prostitución

Entra en vigor la legislación israelí que prohíbe el sexo a cambio de dinero. Los programas de rehabilitación que acompañan a la norma se retrasan

Juan Carlos Sanz
Imagen de archivo en la que un hombre pasa delante de un mural erótico a la entrada de una casa de masajes en Tel Aviv (Israel).
Imagen de archivo en la que un hombre pasa delante de un mural erótico a la entrada de una casa de masajes en Tel Aviv (Israel).nir alon

Un cliente de la prostitución en Israel se expone a tener que pagar una multa de 2.000 shequels (algo más de 500 euros) desde el pasado fin de semana. La sanción se duplicará si la policía le sorprende otra vez solicitando o practicando sexo a cambio de dinero. Y se disparará hasta cerca de 20.000 euros en caso de nueva reincidencia, además de arriesgarse a ser denunciado como autor de un delito. El Estado hebreo se ha incorporado al grupo de una decena de países, encabezados por Suecia desde hace dos décadas, que persiguen a los “puteros”, como son denominados los clientes habituales de la prostitución por organizaciones que combaten la trata de personas.

La entrada en vigor de la Ley de Prohibición de la Prostitución en el Estado judío se ha producido un año y medio después de su aprobación por unanimidad en la Kneset (Parlamento), después de 11 años de proyectos fallidos y debates estancados. Los legisladores concedieron al Gobierno un plazo de 18 meses para que tuviera tiempo para instaurar los programas de ayuda y rehabilitación que acompañan a la norma. Apenas han podido ponerse en marcha, sin embargo, a causa de la inestabilidad política generada por tres elecciones legislativas en menos de un año.

“Queda mucho trabajo por hacer, pero Israel ya ha dado un gran paso”, destaca Ayelet Dayan, directora del Grupo de Trabajo sobre Trata y Prostitución, que engloba a una decena de organizaciones humanitarias y sociales. “El Estado declara que utilizar a las mujeres para la prostitución ya no es aceptable”, puntualiza Dayan, quien asegura que ya se ha producido una reducción perceptible de la demanda de sexo en burdeles, saunas o bares de alterne.

“Muchas más prostitutas buscan ahora ayuda durante la pandemia, que ha forzado la caída de sus ingresos desde hace más de tres meses”, explica la directora del Grupo de Trabajo, “aunque la estructuras sociales no han sido desarrolladas”. La Kneset aprobó una partida de 90 millones de shequels (23 millones de euros) para programas de rehabilitación y centros de acogida, pero el Gobierno solo gastó un tercio de los 30 millones de shequels presupuestados en 2019, de acuerdo con una información del diario Haaretz.

Uno de cada tres hombres israelíes ha pagado por mantener relaciones sexuales al menos una vez en su vida, según una encuesta elaborada por la Universidad de Tel Aviv. Y uno de cada seis ha demandado servicios de prostitución en varias ocasiones. La mayoría de los primeros declaró que, simplemente, se les había “presentado la oportunidad”. Los segundos dijeron que era “para salir, pasarlo bien y descargar el estrés” o “para hacer cosas que no podían lograr de otra manera”.

El Ministerio de Bienestar Social estima que unas 14.000 mujeres (3.000 menores de edad), entre las que existe una elevada presencia de emigrantes de países del Este de Europa, ejercen la prostitución. El 71% de ellas reconoce que se ve obligada a vender su cuerpo para sobrevivir económicamente y el 76% afirma que dejaría de prostituirse si tuviera otra alternativa para ganarse la vida.

Ayelet Dayan no tiene constancia de que se hayan impuesto todavía las primeras multas a clientes de la prostitución. El Ministerio de Seguridad Pública era partidario de retrasar otros seis meses la aplicación de la prohibición. Consideraba que la policía no estaba preparada para hacer cumplir la nueva ley y que la Administración no había podido implantar todavía los “cursos de concienciación previstos sobre los peligros de la prostitución” para los infractores no reincidentes.

El Departamento de Justicia, que tiene la última palabra, estableció la entrada en vigor desde el pasado viernes. Como proclamó durante los debates para la aprobación en el Parlamento la entonces ministra de Justicia, Ayelet Shaked, “mientras no esté prohibida por ley la prostitución en Israel, estaremos enviando a nuestros hijos el mensaje de que es una actividad legítima”. El objetivo de la nueva norma no es otro que reducir la demanda –en Suecia ha caído a la mitad desde 1999–, ofrecer formación y empleo alternativo a las prostitutas y rehabilitar a los clientes del sexo de pago. Israel tiene aún un largo camino por delante.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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