El Oceanogràfic reabre tras el ‘baby boom’ del confinamiento y con menos público

110 días han estado los tiburones, las belugas, los caballitos de mar, las espátulas o las tortugas del Oceanogràfic de Valencia sin ver desfilar al público tras los cristales o las barandillas. Este miércoles, los visitantes volvieron al complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias tras un confinamiento que ha coincidido con la época de reproducción de los animales, por lo que se ha producido un “baby boom”. Es lo que toca durante la primavera, aunque la ausencia de público ha facilitado tanto la nidificación de algunas aves en la superficie del parque como la detección y seguimiento de los nacimientos, según explicó Teresa Álvaro, responsable de Veterinaria y Laboratorio. Los animales del Oceanogràfric están acostumbrados al público, pero se ha notado un cambio en el grupo de las aves, que han buscado nuevos espacios para poner sus nidos porque “buscan donde hacer sus puestas de una forma más controlada y protegida”, añadió.

Los animales han sido a lo suyo y no han notado la pandemia, como el 60% de los 420 trabajadores del parque que, como tantos otros, se vieron afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), del que ahora se ha rescatado al 80%, según la empresa. La reapertura del parque ha comportado nuevas medidas de seguridad, como itinerarios unidireccionales, postas de hidrogel, señalética reforzada, mascarillas en los espacios cerrados y aforo reducido al 75%.

“Muchos animales se aparearon durante el estado de alarma, especialmente los tiburones grises machos han estado muy activos persiguiendo a las hembras, aunque ha coincidido con la época de apareamiento de estas especies. Ha sido una suma de acontecimientos”, señaló Marga Ardau, del departamento de Biología y responsable del área Océanos. El confinamiento “ha sido una experiencia muy rara para todos, estar aquí sin visitantes ha sido único”, y en el caso de peces rayas y tiburones, especies que no interactúan con el público como las aves o mamíferos, “han estado muy bien y no han notado la falta de público”.

Había ganas de volver a ver a los pingüinos o delfines. Un millar de entradas se reservaron este miércoles y para el fin de semana se espera aumentar la venta. Nada tiene que ver con la vida antes de la pandemia, cuando un día de julio podían visitar el parque entre 6.000 y 7.000 personas, de los que el 50% eran extranjeros. Pero la vida continúa y el director general de Avanqua Oceanogràfic, Eduardo Nogués, confía en “rescatar, poco a poco, el brillo y la importancia” del parque, que el pasado año recibió casi 1,6 millones de visitantes.

Los primeros visitantes fueron recibidos recibidos pocos minutos antes de las diez de la mañana por una charanga y al ritmo de Resistiré, la canción que ha funcionado a modo de himno durante el confinamiento, y tras cortarse una cinta han accedido a las instalaciones entre los aplausos de los trabajadores. Uno de ellos confesaba su emoción después de tantos días encerrado, sin el día a día con sus compañeros y con los animales con los que se establece una relación particular.

Entre las primeras personas que accedieron al parque se encontraban los alumnos del colegio Tomás de Villarroya de Valencia que pasaban unos días en el albergue de Olocau. También una familia de Murcia, o Esther y Laure, de Barcelona, que acudió con sus sobrinos Arnau y Biel, de Cullera, a los que regalaron la visita por su cumpleaños. Destacaron la tranquilidad del parque, y aunque la visita la hacían con mascarilla, “hay que acostumbrarse y la disfrutaremos igual”, según recoge Efe. Raquel y su pareja, llegados de Logroño, destacaron que este verano se han decantado por el turismo nacional y después se irán a Peñíscola (Castellón) y Barcelona. De esta ciudad procedían Enrique y Elisa y sus dos hijas, Guadalupe, de 10 años, y Lourdes, de 16, que optaron por visitar el Oceanogràfic porque no conocían ciudad y el parque “es un lugar muy conocido en Europa y teníamos ganas de venir, ahora que podemos movernos”.

El parque dispone de 80.000 metros cuadrados de superficie y en espacios abiertos y guardando la distancia se puede ir sin mascarilla, que es obligatoria en espacios cerrados para evitar la propagación de la enfermedad, recordó Nogués. El Oceanogràfic mantendrá la actividad que realiza normalmente, y seguirá abierto el delfinario y el cine 4D, donde los grupos familiares se podrán sentar juntos pero distantes de los siguientes, aunque se suspenderán los espectáculos nocturnos. Sobre las previsiones de verano, Nogués señaló que es difícil decirlo porque “van cambiando las cosas sobre la marcha y hasta hace 25 días no podíamos pensar que hubiera turismo internacional. Si 2019 fue año récord con casi 1,6 millones de visitantes, con tener el 50 % este año estaríamos más que satisfechos”.

Negociación por el canon

Durante los 110 de cierre no se han generado ingresos por la taquilla mientras han continuado los gastos en el cuidado de los animales y mantenimiento de las instalaciones. Fuentes de Avanqua, la empresa que ganó en concurso la concesión de la Generalitat en 2015, explican a este diario que se está ultimando el acuerdo por el cual, “debido al cierre forzoso desde el 14 de marzo hasta el 1 de julio, se difiere hasta el final de la concesión, en 2030, la obligatoriedad del pago mínimo del canon, si bien el canon sigue vigente, de forma que si se generan beneficios se aplicará”. El canon mínimo de este año no se puede establecer aún porque depende de los visitantes de este año.

“Hasta el momento Avanqua ha ingresado a la administración por el canon y otros conceptos un total de 51.8 millones desde el año 2015. Y ha invertido hasta ahora en las instalaciones del Oceanográfic 16 millones de euros”, según las mismas fuentes de la gestora del parque, perteneciente al grupo matriz Global Omnium (antigua Aguas de Valencia).

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