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Lo que se sabe hasta ahora de la familia holandesa recluida en la granja

El único detenido es austriaco y declara hoy ante el juez. La policía no confirma si los seis hermanos y su padre estaban retenidos contra su voluntad

Isabel Ferrer
Fachada de la granja donde estaba recluida la familia, en la provincia holandesa de Drenthe.
Fachada de la granja donde estaba recluida la familia, en la provincia holandesa de Drenthe. VINCENT JANNINK (AFP)

El hombre de 58 años detenido por el caso de la familia recluida en una granja de Ruinerwold, Holanda, declara hoy jueves ante el juez acusado de “privación ilegal de la libertad [de terceros] y de haber comprometido su salud”, según ha anunciado la Fiscalía. 

El detenido fue arrestado el pasado martes en una aislada granja de la provincia de Drenthe, al este del país, donde la policía encontró "en una pequeña estancia" a cinco hermanos adultos y su padre. Fue un sexto hermano, de 25 años, quien dio la voz de alarma en un bar cercano. Con el cabello y la barba muy largos, explicó al dueño del local que hacía nueve años que no tenía contacto con el exterior, que nunca había ido a la escuela y que "quería acabar esta situación". "También me dijo que tenía hermanos y hermanas, que él era el mayor y quería cambiar de vida”, declaró Chris Westerbeek a la cadena de radio y televisión de Drenthe.

Desde entonces la policía local, abrumada por la atención mediática, va ofreciendo datos con cautela. Confirma que la madre de los seis hermanos murió hace varios años, que parece que los miembros de la familia no están censados, y que ellos mismos dijeron ser mayores de edad (los hijos tienen entre 18 y 25 años).  Ni siquiera se pilla los dedos con la pregunta más simple, ¿estaban retenidos? "En este momento no está claro si estaban allí voluntariamente", explica el comunicado policial. Y añade: "Entendemos que todo el mundo tiene muchas preguntas. Nosotros también las tenemos. Por eso estamos llevando a cabo una investigación exhaustiva y cuidadosa". 

Aunque la policía mantiene el anonimato del detenido, la prensa, tanto holandesa como austriaca, ha revelado su supuesta identidad: el austriaco Joseph B –que se mudó desde su país en 2010, justo cuando la familia se trasladó a Ruinerwold– dueño de una pequeña tienda-taller de madera en el cercano Meppel. El diario austriaco Kronen Zeitung, publicaba una información este miércoles indicando que “fue miembro de una secta en su juventud”. El sujeto alquilaba la granja a Alida ten Oever, de 66 años, que la heredó de una tía en 2015, según declaró la mujer al rotativo De Telegraaf: “Siempre he recibido el alquiler a tiempo. Estoy perpleja".

Sin embargo, la única información sobre el detenido que ha sido confirmada oficialmente, por el Ministerio de Exteriores de Austria, es que efectivamente se trata de un vienés que ha rechazado "cualquier contacto con la embajada de Austria en La Haya y tampoco quiere apoyo consular".

Una cuenta de Facebook

La prensa holandesa, en especial RTV Drenthe, también ha señalado la identidad del hermano mayor a través de sus perfiles en varias redes sociales. Incluso han publicado las fotos de un joven rubio de rostro aniñado al que le gusta compartir información sobre el cambio climático. Según el diario De Telegraaf, el muchacho tenía una cuenta en Facebook con cierta actividad en los años anteriores a 2010. Luego nueve años de silencio. Y el pasado mes de junio un nuevo post para contar que había encontrado trabajo en una empresa que fue precisamente registrada el lunes por la policía. 

La policía no hace comentarios al respecto, aunque sí ha informado de que la investigación se ha ampliado a varias localizaciones en Stationsweg, Kerkstraat y Zwartsluis, un pueblo situado a unos 15 minutos de Ruinerwold. El local investigado es un antiguo comercio llamado The Natural Homes, cerrado desde hace años, y hoy en venta, donde supuestamente la familia rescatada vendía piezas de madera fabricadas por el padre.

Los vecinos de la familia de Ruinerwold, como es ya apodada, siguen sin salir de su asombro. Algunos sospechaban que en aquella granja medio oculta por los árboles, podía pasar algo raro. El arrestado iba y venía a diario sin desplegar la actividad propia del campo, había instalado cámaras y todo parecía estar cerrado. 

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