La vaquita marina rehúsa extinguirse
Una expedición avista por primera vez este año a la marsopa más pequeña del mundo, al borde de la extinción
Pese a la caza ilegal que las ahoga con sus redes y a la falta de recursos de las autoridades mexicanas para protegerla, la vaquita marina sigue viva. Un grupo de científicos que trabaja para su conservación avistó entre agosto y septiembre seis ejemplares en las aguas del Alto Golfo de California, al noroeste de México. Es la primera vez que se observan este año.
La expedición pudo ver en tres ocasiones diferentes a dos vaquitas asomarse a la superficie, por lo que podría tratarse de los mismos animales vistos tres veces o de tres grupos diferentes, aclara a EL PAÍS el codirector del Museo de la Ballena y Ciencias del Mar, Diego Ruiz, quien formó parte de los recorridos.
Pero el experto contiene su optimismo. “No significa nada bueno, sólo que todavía queda alguna”. La falta de esperanza responde a unos números demoledores: si en 1997 existían casi 600 vaquitas, ahora sobreviven entre 6 y 19, según el último censo publicado en febrero por el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (CIRVA).
Lo que sí es cierto es que el reciente avistamiento supone que la marsopa más pequeña del mundo todavía no ha desaparecido y que “los esfuerzos interinstitucionales como la recuperación de redes ilegales deben continuar para salvarla de la extinción”, afirmó en un comunicado Eva Hidalgo, de la organización ambientalista Sea Shepherd.
Las autoridades mexicanas han fracasado desde hace años en sus intentos por proteger al cetáceo, pero las políticas de austeridad del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador han hecho aún más difícil la tarea. El presupuesto asignado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas a la protección de la vaquita marina fue de 1,3 millones de pesos en 2019, frente a los más de 370 millones de 2018.
Gran parte de esos recursos se dedicaban al programa de pagos que entregaba desde 2015 el Gobierno de Enrique Peña Nieto a los pescadores a cambio de que no salieran al mar en las zonas de refugio. El polémico programa de compensaciones fue eliminado este año por la nueva Administración.
Con menos recursos, las autoridades mexicanas no logran frenar la principal amenaza para la supervivencia de la vaquita: la caza ilegal de totoaba, una especie también en peligro y cuya vejiga es considerada como un manjar en el mercado negro de China, donde se pagan hasta 100.000 dólares por ella.
Los pescadores furtivos utilizan unas redes ilegales para cazar la totoaba en las que también quedan atrapadas las vaquitas. De hecho, Ruiz explica que en lo que va de año se han encontrado dos ejemplares muertos por asfixia durante la temporada de pesca de totoaba, que se extiende desde diciembre hasta abril.
A mediados de este mes arrancará la temporada de pesca del camarón y, ante la falta de apoyos a los pescadores y de recursos para perseguir la caza furtiva, el futuro de la vaquita marina sigue siendo incierto.
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