Condenado a 27 años y 7 meses de cárcel el acusado de asesinar al bebé de su pareja en Sevilla
La madre ha sido condenada a cuatro años y siete meses por maltratar al pequeño y a su hermano
La tarde del 23 de abril de 2016, sobre las siete de la tarde, Ezequiel T. R., llevó al hijo menor de su pareja, de 18 meses, a su habitación para acostarlo porque no había dormido la siesta y se estaba quejando. Como no paraba de llorar, lo empezó a zarandear brutalmente, mientras chocaba su cabeza sucesivamente contra una superficie plana, además de golpearlo en el cuello y en las piernas. Acto seguido, dejó al bebé, que estaba medio muerto, en la cuna y salió de la habitación. Cuando la madre, Isabel M. R. M. quiso entrar a ver cómo estaba, él la disuadió asegurándole que estaba dormido. Solo a las 00.45 ella constató que su hijo no se movía. Cuando lo trasladaron al hospital había muerto. Este es el relato de los hechos que la Audiencia Provincial de Sevilla ha considerado probados y por el que ha condenado a Ezequiel a 28 años y siete meses de cárcel. A la madre le ha impuesto cuatro años y siete meses por maltratar a ese mismo niño y a su otro hijo, que entonces tenía tres años.
La sentencia, que confirma el veredicto de culpabilidad emitido el pasado 5 de junio por un jurado popular, pone fin al que se conoció como el crimen de los Prunos, la calle de la barriada sevillana de Su Eminencia en la que vivía la pareja. Un asesinato que encierra una sucesión de maltratos y vejaciones a menores y de mentiras, engaños y ocultamientos por parte de los condenados, y deja unas secuelas impredecibles para el hermano que sobrevivió, que actualmente se encuentra con una familia de acogida, y que sufrió continuos castigos y golpes durante los meses en los que su madre convivió con el asesino de su hermano. A ella también se la ha prohibido acercarse a su hijo o comunicarse con él durante tres años y se la ha inhabilitado para el ejercicio de la patria potestad durante el mismo período. También deberá indemnizarlo con 2.000 euros por los malos tratos infringidos.
Entre finales de enero y principios de febrero de 2016, Ezequiel, que tenía dos hijos menores de un matrimonio anterior, e Isabel iniciaron una relación sentimental y se mudaron a la casa de él junto con los dos hijos de ella. Los martes y jueves de cada semana y en fines de semana alternos también convivían con los niños de Ezequiel.
Desde ese momento y hasta abril de ese año, los insultos y las agresiones al bebé más pequeño eran constantes “por el simple hecho de que protestara o llorara, dándole golpes, pellizcos en brazos, piernas, nalgas y sobre todo en la cabeza”, según los hechos probados que recoge la sentencia. Las vejaciones al mayor de tres años también eran continuas y se producían delante de los hijos mayores de Ezequiel. Este llegó a encerrarlo en una habitación y cuando el niño empezó a pegar patadas a la puerta para salir, “lo agarró y lo lanzó contra la cama, poniéndole una almohada sobre la cara para que callara”.
No solo era el hombre quien agredía al pequeño. Su madre también lo encerraba y, de acuerdo con el contenido de la sentencia, un día al escuchar que pataleaba la puerta, empezó a golpearlo con los nudillos, luego con una zapatilla hasta hacerle sangre en el labio, para a continuación meterlo en la bañera con agua helada y la ropa puesta, volviéndolo a encerrar después con las prendas mojadas encima para irse de la casa para llevar al niño mayor de su pareja a un ensayo de la banda de música.
La tarde en la que Ezequiel golpeó hasta la muerte al hijo pequeño de Isabel, esta se encontraba hablando por teléfono por lo que no escuchó los golpes. Cuando se cruzó con su pareja, antes de que este saliera de la casa, él le dijo que no entrara porque se acababa de dormir. La madre entró en sucesivas ocasiones para comprobar cómo estaba el niño y al verlo en la posición en la que solía dormir, no se percató de que estaba inconsciente o muerto. Ezequiel regresó a casa a las diez de la noche y volvió a irse a las 00.45 para comprar bebida. En ese momento fue cuando Isabel entró para acostar a su hijo de tres años y cambiarle los pañales al pequeño y darle el biberón. Fue entonces cuando comprobó que el niño no respiraba.
En el hospital Virgen del Rocío al que trasladaron al bebé, se constató que el pequeño tenía varios hematomas y un traumatismo craneoencefálico. Dos días después, eran detenidos. Él lleva desde entonces en la cárcel en prisión preventiva. En un primer momento, la mujer declaró que los dos habían acostado al niño, pero gracias a un micrófono que la Policía Nacional instaló en el furgón policial donde trasladaban a los detenidos, se pudo descubrir que solo era Ezequiel quien había estado con el menor. “Tendría que haber dicho desde el primer momento que tú estabas solo”, le espetó ella.
Durante su interrogatorio en el juicio, Isabel negó haber maltratado a sus hijos. “Ni hubiera consentido que nadie le hubiera hecho daño a mi niño", sostuvo, aunque reconoció que dice "muchos tacos”. Respecto de los hematomas que encontraron en el mayor aseguró que se los había hecho al caerse de la litera sobre unas piezas de Lego. También aseguró que jamás había visto que su entonces pareja le hubiera hecho daño los niños en su presencia.
A lo largo de juicio declaró la exmujer del condenado, que lo presentó como una persona adicta a los porros y con muy poca paciencia con sus hijos, y relató algunos episodios de maltrato a los niños de Isabel que los suyos le habían contado. “Mis hijos se sentían responsables de la protección de los menores”, aseguró la mujer. Precisamente el más mayor, de 13 años, fue quien relató a la Policía Nacional al poco de la detención las vejaciones a las que había asistido y que él mismo, en alguna ocasión trató de impedir.
La psicóloga que atendió al hermano del bebé fallecido durante el tiempo que permaneció en el centro de menores, tras el arresto de su madre, declaró que el pequeño le había contado que ella “les pegaba guantazos y nos daba patadas a mi y al bebé, a él patadas y lo encierra en el cuarto". La profesional aseguró que el niño decía que estaba mucho más a gusto en el centro de menores que con Isabel.
Rechazo a imponer la prisión permanente revisable
El padre del bebé fallecido había pedido la prisión permanente revisable para el asesino de su hijo, pero la Audiencia ha rechazado aplicarla por entender que la "especial vulnerabilidad de la víctima (por razón de su edad en nuestro supuesto) integra la situación de indefensión que posibilita la estimación de la circunstancia de alevosía", que es la que cualifica el asesinato. La Audiencia entiende que contemplar dos veces esa misma agravante (la alevosía) supondría conculcar el principio de non bis in ídem que impide que un mismo hecho sea sancionado dos veces. La sentencia es susceptible de recurso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.