Más pulgas que estudiantes en un colegio público de Málaga
Las familias se niegan a llevar a sus hijos a clase debido a las múltiples picaduras de las últimas dos semanas
Picaduras de pulga por todo el cuerpo. Así llegó la hija de Pepi Sánchez del colegio el martes de la semana pasada: “Comida viva”, dice esta malagueña. Al día siguiente embadurnó a la pequeña con un producto que ahuyenta a estos diminutos bichos saltarines. No funcionó al cien por cien. “Volvió con picaduras en el cuello, el único sitio donde no le había puesto nada”, subraya. Numerosas madres y padres se daban cita hoy a la puerta del colegio público Cayetano Bolívar, en la barriada malagueña de Santa Rosalía. Cada cual contaba una anécdota diferente alrededor de las pulgas. Los insectos han tomado el centro educativo y, ante la falta de respuesta de las Administraciones, las familias han decidido hacer huelga. “No traeremos a nuestros hijos e hijas hasta que esto se solucione. No podemos seguir así”, explica María Jesús Fernández, madre de una cría de cinco años.
El aula de su hija se encontraba hoy prácticamente desierta. Solo había una alumna. “Los padres son de fuera y no tienen con quien dejarla”, explica Fernández. El panorama era similar en el resto de clases, patios y pistas deportivas, donde el sol pegaba con fuerza casi veraniega. Otras familias han recurrido a los abuelos o se han ausentado del trabajo. La asistencia de alumnado apenas llegaba al 10%, unos 50 niños y niñas de las 496 matrículas con las que empezaron el curso. Nadie ha recibido notificación oficial de la plaga de pulgas, pero no ha hecho falta para conocer el problema: todos tienen una prueba fehaciente en sus hijos e hijas. Las familias se han cansado de ir al centro de salud a tratar este problema, de comprar productos para las curas y de que nadie les haga caso. Han denunciado lo que ocurre ante las autoridades, pero sin mucho éxito.
“Votaremos entre pulgas”
El centro educativo Cayetano Bolívar -que debe su nombre al primer diputado electo del Partido Comunista de España, que ejerció cómo médico en Málaga- será este domingo el colegio electoral al que pueden ir a votar las personas residentes en la barriada de Santa Rosalía. El Ayuntamiento de Málaga asegura que, para entonces, todas las pulgas habrán desaparecido. Sin embargo, el concejal socialista candidato al consistorio malagueño, Sergio Brenes, lo ponía en duda. "El #26M ese colegio acoge 5 mesas electorales y más 4.500 votantes. Si el PP sigue sin hacer nada, votaremos entre pulgas", escribía en su cuenta de Twitter, donde ha colgado también varias imágenes de las picaduras sufridas por varios estudiantes del centro público malagueño.
El principal foco de pulgas, sostienen, se encuentra en los huecos en algunos muros y arbustos del colegio en los que se crían gatos callejeros. “De ahí, han dado el salto a todas las instalaciones”, cuenta María Dolores Gálvez. El colegio, al norte de la capital malagueña y a casi 20 kilómetros del centro, se enmarca en el distrito de Campanillas, en la barriada de Santa Rosalía, de 4.000 personas —muchas de ellas originales de Peñarrubia, un pueblo malagueño que quedó bajo las aguas del embalse de Guadalteba en los años setenta.
El centro escolar depende de la Junta de Andalucía, pero su mantenimiento es competencia municipal. El Ayuntamiento de Málaga ha explicado hoy en un comunicado que el colegio ya fue fumigado el pasado jueves por la tarde. El viernes hubo clase, pero muchas familias decidieron a primera hora llevarse a los alumnos debido al “gran olor a productos desinfectantes” que había, según explica David Betancor, padre un niño de seis años. “Entrabas y el aire era irrespirable”, subraya.
La asociación de madres y padres presentó un escrito al distrito municipal y las delegaciones de Educación y Sanidad de la Junta de Andalucía. En él se recoge que ese día "había un fuerte olor a insecticida y que picaba la garganta, dejando a elección de los padres dejar a los niños en el centro o no”. El documento está firmado por Ana María Villegas, presidenta del AMPA, que explica que el viernes pasado llamaron a un inspector de educación para mostrar sus quejas. “Creemos que se está jugando con la salud de nuestros hijos”, añade Villegas.
A pesar de la fumigación, lunes y martes se repitieron las picaduras. Se detectaron insectos en las aulas, la biblioteca y el patio. Hasta en el comedor. Muchos pequeños llegaron a casa con pulgas en la ropa y el cuerpo. Varios de ellos tuvieron incluso que ir a urgencias, según el AMPA. “En las reuniones de profesores se escuchan golpes en las mesas cada poco para intentar matar a estos bichos, que son muy escurridizos”, cuentan desde el centro escolar.
Para calmar las aguas, el Ayuntamiento de Málaga ha asegurado que hoy se fumigará de nuevo. A última hora de la mañana, quienes protestaban por la situación frente al centro escolar desconocían esto. Solo saben que las actividades extraescolares están canceladas. Y quienes no tienen dónde dejar a los niños por la mañana tienen dudas sobre cómo podrán organizarse. El Consistorio ha habilitado para el profesorado y el alumnado las instalaciones del Centro Ciudadano de Santa Rosalía.
A finales de 2017, varias familias denunciaron la existencia de otra plaga de pulgas en el colegio Augusto Santiago Bellido, en Vélez-Málaga. Un año antes, fue el colegio público El Tomillar, en Benalmádena, el que se vio también afectado por estos pequeños y molestos insectos.
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