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Guerra a las terrazas ilegales que invitan a fumar

Nofumadores.org ha denunciado 200 carpas en Sevilla y proseguirá en la costa andaluza, Barcelona y Madrid

Javier Martín-Arroyo
Una carpa de un bar del barrio de Bami, en Sevilla.
Una carpa de un bar del barrio de Bami, en Sevilla.PACO PUENTES

La ley antitabaco del 2 de enero de 2011 sacó los humos de bares, restaurantes y discotecas, pero los hosteleros buscaron rendijas para burlar la norma. Una de ellas —las carpas ilegales en las terrazas, que protegen del frío y permiten a los clientes fumar— ha proliferado en el último lustro y las autoridades apenas sancionan. Estos esqueletos de plástico y aluminio han brotado como setas en las calles de capitales y pueblos, con esporádicas quejas ciudadanas y escasas sanciones de las Administraciones, según admiten los propios hosteleros.

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La última encuesta del Ministerio de Sanidad alertó de que el número de adultos que fuman había subido hasta el 34% —según su encuesta sobre consumo de drogas— cuando antes de la ley antitabaco de 2005, endurecida en 2010, estaba en el 32,8%. El Gobierno no encontró una explicación para este paso atrás.

“Puedo entender que a alguien le moleste que fume, porque algunas carpas solo tienen una puertecita. Hay una moda entre los bares y a la gente le gusta estar fuera porque aquí hace mucho sol”, opina Miguel Lavega mientras fuma en la terraza de la cafetería Mascarpone del barrio del Porvenir, en Sevilla, a 20 minutos paseando desde el Ayuntamiento. En la terraza contigua, del bar La Zalea, con un toldo blanco y dos paredes de plástico que ocupan la acera y permite un paso de metro y medio de ancho, Juan Antonio Sánchez ha sido una de las víctimas de esta tendencia: “El otro día estaba en esta misma terraza y me tuve que ir porque había gente fumando a mi lado, pero el Ayuntamiento lo permite y yo no me quejé, no dije nada”.

La ley 28/2005 fijaba un límite de “dos paredes, muros o paramentos” para que se permitiera fumar en cualquier terraza. Espacios más delimitados se consideran cerrados, y, por tanto, es ilegal fumar en ellos. Pero la invasión de carpas incumple por sistema la norma. Ante la avalancha de estructuras ilegales, la asociación Nofumadores.org ha denunciado una primera tanda de 200 carpas en la provincia de Sevilla, prevé denunciar un millar este verano en las zonas costeras andaluzas y, el próximo otoño, hará lo mismo en Barcelona y Madrid.

“El incumplimiento de la ley es masivo porque las fuerzas de seguridad no la hacen cumplir y la ciudadanía desconoce que están prohibidas. Desde 2010 no se ha avanzado en materia de tabaquismo y, si se dejan de hacer cosas, siempre hay un retroceso”, incide la presidenta de Nofumadores.org, Raquel Fernández. Esta asociación se reunió el pasado octubre con la directora general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Pilar Aparicio, para reclamar endurecer la ley. Cinco meses después, el Gobierno no considera necesario "proceder a modificaciones normativas". Fuentes del ministerio apuntan que han reclamado a las comunidades autónomas "una mayor implicación en las tareas de inspección y control" y que elaboren "infografías con material formativo" para la población general sobre estas terrazas cerradas.

Cuando un cliente accede a estas carpas, suele preguntar a los camareros si está permitido fumar y la respuesta siempre es positiva, coinciden varios trabajadores de estos establecimientos. El propietario de La Zalea (Sevilla), Carlos Jiménez, admite que desconocía que su carpa fuera ilegal. “Todos los veladores son de quita y pon, no se dejan puestas de noche y solo se instalan en invierno, no en verano. Evidentemente, me plantearé retirarlos ahora que sé que son ilegales”, dice evidenciando una confusión que las organizaciones antitabaco denuncian: confunden la temporalidad de la instalación con que se pueda fumar.

La reclamación de Nofumadores.org al ministerio contó con la adhesión de la Asociación Española Contra el Cáncer y el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT). Andrés Zamorano, portavoz de esta última organización, subraya que este incumplimiento “sistemático” debería acabarse con la ampliación de competencias sancionadoras a todas las Administraciones, “sobre todo a los Ayuntamientos, porque llegar a los pueblos es difícil”. La capacidad sancionadora corresponde a las comunidades autónomas a través de sus inspectores de consumo.

José Luis Yzuel, presidente de la patronal Hostelería de España, admite el incumplimiento de la norma. "Ese es el gran disgusto, que un hotelero invierte en un espacio para dar servicio a los fumadores, pero con la ley en la mano ese cliente no fumador que se queja tiene razón. El relajo en la norma es evidente. No vamos a defender a nadie que incumpla la ley", advierte.

Anca Toma, directora de la ONG Smoke Free Partnership, que persigue potenciar desde Bruselas las leyes antitabaco en toda Europa, revela que el problema de las terrazas cerradas ilegales existe también en países como Rumania, Bulgaria o Grecia, desde donde le llegan quejas ciudadanas. "Lo fundamental para atajar el problema es la aplicación de la ley, que no tiene por qué ser cara. Los bares y restaurantes están sometidos ya a inspecciones regulares, e igual que se revisan las condiciones higiénicas y el tratamiento de alimentos, los inspectores y policías locales pueden revisar quién está fumando y dónde", estima.

En Sevilla, donde han sido denunciados 200 establecimientos de la ciudad y pueblos de la provincia ante la Junta andaluza, el incumplimiento es doble: son carpas donde se fuma pese a estar prohibido, pero además su fijación a la acera es ilegal, según el Ayuntamiento. “En ningún tipo de instalación se podrá disponer de elementos verticales que puedan hacer de cortavientos en todo su perímetro”, según la ordenanza municipal que regula los veladores. Por este motivo, la Policía Local de la capital andaluza tramita “numerosos expedientes disciplinarios”, según fuentes municipales que no ofrecen una cifra concreta, pero la multa ronda los 600 euros, por lo que a menudo la ilegalidad le sale rentable al hostelero si hace caja con los clientes de la carpa.

“Los hosteleros que comenzaron a cometer el fraude han arrastrado a los demás por la competencia desleal y esta práctica se ha disparado hasta hacerse masiva en los últimos meses ante la pasividad de las autoridades”, denuncia el catedrático de la Universidad de Sevilla y portavoz de Nofumadores.org en la capital andaluza, Cosme Salas.

Las sanciones en las carpas por el tabaco corresponden a los inspectores de la Junta en toda la comunidad andaluza. La Consejería de Salud achaca parte del problema a la falta de información de los usuarios y hosteleros sobre los límites legales. "La situación es compleja y hay un debate abierto a nivel nacional entre Administraciones. En muchos establecimientos se está bordeando la normativa ante la falta de concreción en cuestiones sobre cómo deben ser los parámetros (...). Se considera necesaria una mayor información tanto a usuarios como a responsables", opinan fuentes de la consejería.

Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) cifró en 2015 el incumplimiento de la ley en las carpas de las terrazas en el 87%, por culpa de la falta de señalización y la permisividad de hosteleros, autoridades y clientes. Y recientemente, el último Barómetro sanitario 2018 revelaba que el 41% de la población española opina que debe ampliarse la lista de lugares donde está prohibido fumar. "La cifra de apoyo a los espacios sin humo aumenta exponencialmente una vez que se han establecido y la ciudadanía se da cuenta del beneficio que le supone. Ya pasó en 2011 cuando se implementó la ley en la hostelería", matiza Fernández. En España los expertos calculan que los fumadores pasivos que mueren son aproximadamente 3.000 por año.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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