Cien españoles que triunfan en el mundo
El alto comisionado para promover la Marca España elige a un centenar de profesionales destacados y representativos
Hombre, de entre 40 y 50 años y madrileño. Así es el perfil medio de los personajes nominados al premio 100 españoles. Sin embargo, la lista también contiene a mujeres, jóvenes andaluces o gallegas. Lo que es seguro es que todos cumplen un mismo requisito: emigraron hacia otros horizontes y representan ejemplos de éxito. Son cien historias de superación y triunfo reunidas por simbolizar la capacidad de triunfar más allá de las fronteras propias. Volvieron a España por unos días, para recibir su premio y EL PAÍS habló con ellos.
El reconocimiento cuenta con el aval de Marca España y tiene como objetivo mostrar al mundo la mejor cara del país, su capital humano; rendir homenaje a los emprendedores; mostrar a los españoles la labor que sus compatriotas realizan fuera y abrazar a los familiares de los emigrantes, que cambiaron nostalgia por orgullo.
Para lograr todo eso, se conformó un comité asesor integrado por César Alierta, Presidente Ejecutivo de Telefónica; Mariluz Barreiros, Presidenta de la Fundación Eduardo Barreiros; María Blasco, Directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas; Emilio Botín, Presidente del Banco Santander; Antonio Brufau, Presidente Ejecutivo de Repsol; Marcos de Quinto, Presidente de Coca-Cola Iberia; Carlos Espinosa de los Monteros, Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España; Francisco Reynés, Consejero delegado de Abertis y Antonio Vázquez, Presidente de IAG. Ellos seleccionaron a los 100 Españoles ganadores. La lista está integrada por profesionales de reconocido prestigio con una importante trayectoria profesional entre los que se cuentan abogados, cirujanos, periodistas, religiosos y científicos, entre otras actividades.
Los galardonados serán la cara de un libro que cuenta sus historias y que se distribuirá a organismos públicos y privados, instituciones sociales y culturales, bibliotecas. Además, se realizarán dos exposiciones en España, una de ellas ubicada en el Metro de Madrid y otra en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Posteriormente se exhibirán en algunas embajadas, consulados de España y sedes del Instituto Cervantes, repartidos por todo el mundo. Y en el sitio web 100españoles.es.
Fernando Comerón. De Mataró, Barcelona a Santiago de ChileHace casi 20 años que Fernando Comerón se la pasa mirando al cielo, y no solo por trabajo. El astrónomo nacido hace 49 años en Mataró, en la costa catalana, vive en Santiago de Chile desde hace un año y medio. Allí llegó tras ser nombrado representante del Observatorio Europeo Austral (ESO) en el estrecho país. Allí está encargado, entre otras cosas, de los telescopios más productivos del mundo y disfruta de un verdadero paraíso en cuanto a su especialización se refiere: Chile tiene condiciones climáticas muy favorables para la actividad y es una región poco poblada por lo que no hay contaminación lumínica. También tiene una política de Estado que subraya la astronomía.
“Vivo solo en Santiago y mi mujer vive en Munich con mis dos hijas, por lo que buena parte de mi tiempo transcurre en aviones. Vivimos con un océano en medio pero cruzándolo con mucha frecuencia. Son cosas que uno no planea y las circunstancias te llevan a atravesar estas condiciones. Con los medios de transporte actuales las distancias son más pequeñas y esto no habría sido posible hace unas décadas. Estoy contento con mi trabajo y el instituto en el que estoy. En unos años, cuando mis hijas entren en la adolescencia quisiera que me tengan a su lado y pueda estar junto a ellas”, finalizó.
Lucas Vidal. De Mirasierra, en Madrid, a Los Ángeles, Estados UnidosLucas es parecido a Ashton Kutcher y ambos pudieron comprobarlo cuando estuvieron frente a frente. Pero él es un español del barrio de Mirasierra en Madrid y nunca ligó con Demi Moore. Sin embargo, también puede considerarse una estrella de Hollywood. De hecho es el compositor más joven en la historia de Hollywood que ha hecho música para una película y a los 30 años, puede decir que le tocó vivir muchas más cosas que sus congéneres. Participó en más de 15 películas, trabajó con actores de la talla de Anthony Hopkins, John Cusack o Taylor Lautner, fundó dos empresas y venció un cáncer a los 20 años, el cual decidió combatir en su tierra natal.
“Creo que una de las cosas que me ha ayudado a continuar realizándome en el aspecto profesional es el hecho de luchar por lo que quise de niño. Por muy difíciles que parezcan hay que luchar por los propios sueños y tras la crisis que hemos tenido, creo que estamos por salir p'alante. Los españoles muchas veces tenemos que salir fuera para darnos cuenta lo que tenemos aquí. Tenemos una calidad de vida estupenda, profesionales y técnicos muy bien preparados y nuestro cine se respeta mucho más en Hollywood que en España. Claro, también tenemos una sanidad y un jamoncito increíble. Al fin y al cabo para mí lo más importante es estar en este momento aquí”, definió.
Myiriam Seco Álvarez. De Sevilla a El Cairo, EgiptoMyiriam se fue hace 16 años a Egipto pero nunca perdió sus primaveras españolas y la ‘ch’ se le sigue metiendo detrás de cada ‘t’ que pronuncia. Visita Andalucía todos los meses de marzo y no hace otra cosa que contar a sus paisanos todo lo que ha ido aprendiendo en su carrera como arqueóloga especializada en egiptología.
Entre otros proyectos, la mujer de 46 años investiga el templo de la eternidad. Excava y restaura el yacimiento para que en un futuro sea visitable. Fue la casa de Tutmosis III, uno de los faraones más importantes de la historia egipcia. Además, bucea en el Líbano estudiando y protegiendo un barco con cargamento de estatuas de terracota.
Dijo a EL PAÍS: “Cuando me fui a Egipto en 1996 lo hice impulsada por lo que me gusta hacer. Fui prácticamente a buscarme la vida y en ningún momento piensas que eso te lo van a reconocer. Es una gran satisfacción que reconozcan el trabajo que estamos haciendo en el extranjero con el esfuerzo que supone llevar a cabo un proyecto de esta envergadura. Es bien difícil coordinar a tanta gente, conseguir financiación, trabajar de cara a las autoridades egipcias. Tengo a mi familia en Sevilla y cada año hago dos o tres visitas. Los círculos de amistades se van perdiendo pero siempre hay cosas que ganas y cosas que pierdes”.
Rosa Capella. De Santander a Managua, NicaraguaRosa tiene 89 años y ya piensa en cómo acabará su vida. Repasa la lista de las personas de las cuales debe despedirse, proyecta su último adiós en tierras nicaragüenses y recuerda a las grandes compañías de su vida. Pero también es consciente de su trascendencia y, por eso, ya prepara a una discípula para que continúe el trabajo por ella iniciado en 1994.
La entrañable dama de Santander se abrigó con la amistad del filántropo estadounidense Alan Shawn Feinstein y fundó Nitca, una ONG sin fines de lucro que promueve como eje central la erradicación del trabajo infantil a través de la promoción de proyectos de educación, salud y desarrollo comunitario, con énfasis en la defensa de los derechos de la niñez y adolescencia.
Tiene una hermana cubana que se casó en España. Ella hizo el camino inverso y se enamoró de un cubano que falleció a los pocos años. Y aunque le agobien el calor y los frijoles centroamericanos, Rosa siente que en Nicaragua tiene una familia global muy numerosa y que en ningún lugar del mundo recibe tanto cariño. “Empecé el proyecto por la gracia de Dios. Recibí unos terrenos en un barrio con pobreza y violencia que se llama Los Laureles Sur. No había agua, ni teléfono, ni energía. Ibamos con estudiantes al barrio todos los sábados hasta que cambiamos la mentalidad de todos: los estudiantes y los vecinos del barrio”, relató.
Y deseó: “Que los jóvenes españoles piensen más en todos los pobres del mundo, porque hay millones que no comen todos los días. Todos ellos pueden hacer algo porque todos tenemos un espíritu que hay que desarrollar para que, pensando de otra forma, todos los pobres tengan derechos. No es justo que haya un desempleo tan grande y haya unos millonarios tan poderosos”.
Jon Ruiz. De Bilbao a Bogotá, ColombiaJon es economista pero también periodista. Y, como tal, vive conectado. Tal vez por eso no se siente tan lejos y siempre puede decir que vive en su país. Vasco de nacimiento y colombiano por adopción, el gerente general del periódico El Tiempo de Bogotá tiene 47 años y una costumbre impostergable: cada día al llegar a la oficina y nada más quitarse la chaqueta llama a sus padres por teléfono a España.
Tiene medido el tiempo de viaje a Bilbao, son 15 horas, y siente que los que marchan son los responsables de mantener el contacto. Así fue como se enteró su madre de que sería premiado y desde ese día, "la mujer está como loca de alegría”. Hay algo que no puede hallar en Colombia y por lo cual nunca cambiaría a España: la comida.
“El español en general es un superviviente. Ha tenido muchos procesos migratorios y ha demostrado carácter para salir de sus situaciones complicadas. En los tiempos que corren desgraciadamente hay mucha gente en el desempleo, sobre todo gente joven, con problemas laborales a medio plazo. Estos premios consiguen demostrar que se puede salir adelante y si no puede ser en tu propio país hay que buscarse las lentejas donde sea. El español tiene capacidad de superación y esta iniciativa busca rescatar esos valores. Somos echados p'alante, capaces de triunfar no solo en nuestra zona de confort y de aportar en aquellas comunidades donde nos integramos”, contó.
Jaume Sanllorente. De Barcelona a Bombay, IndiaEn su vida no hay un día normal. Porque su vida nunca lo fue. Jaume era un periodista económico de Barcelona hasta que en 2003 viajó a Bombay y conoció un orfanato a punto de quebrar. 40 niños estaban a punto de caer en la prostitución infantil. Entonces, vendió su departamento y se estableció en la India. Allí fundó la ONG Sonrisas de Bombay y en la actualidad, la organización beneficia a más de 8.000 personas al tiempo que emplea a otros 225.
Una tercera parte del año la vive en aviones porque su tarea también le reclama divulgar la actividad y conseguir apoyos para proyectos como el que está trabajando en estas semanas: hacer pedagogía jurídica en las comunidades. No obstante, el hombre de 38 años siempre vuelve a España y además de visitar familiares y amigos, cumple un ritual ineludible: comer jamón.
Pero siempre volverá a Bombay. “Hasta que quede un solo pobre en esa ciudad yo no voy a dejar de trabajar. El compromiso es para siempre, es vitalicio. Y morirá conmigo”, sentencia.
Y opina: “La crisis española me parece muy triste, porque nos toca de cerca. Quiero pensar que es cíclica y que tarde o temprano se dejara atrás, ya hay apuntes de eso. Lo que me gustaría es que cuando pase, salgamos reforzados de otros valores. No quisiera que repercutiera en temas de derechos humanos, libertades y recortes excesivos. En España tú te mueres en la calle y te viene una ambulancia a buscar, aun en una crisis tremenda. La realidad no es ni por asomo comparable a lo que se vive hace tantísimos años en la India. Me gustaría que los ciudadanos siguieran recordando que hay otras partes del mundo en los que se sigue viviendo en crisis porque hasta que no tengamos un sentimiento planetario, esto es que sea igual la señora que esta en Bombay con la que vive en un tercer piso de Madrid, seguiremos muy mal”.
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