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ELIGE TU CARRERA

‘Cum laude’ en hincar los codos

Medicina e Ingeniería Aeroespacial son las carreras que exigen una mayor nota de corte Ofrecen pocas plazas y altos niveles de exigencia que no siempre se traducen en más salidas laborales

Ana Marcos
En el curso 2011-2012 se exigía más de un 11 (sobre 14) para estudiar Medicina y más de 12 para cursar Ingeniería Aeroespacial.
En el curso 2011-2012 se exigía más de un 11 (sobre 14) para estudiar Medicina y más de 12 para cursar Ingeniería Aeroespacial.SANTIAGO CARREGI

Cuando el acceso a la Universidad aún no se había convertido en un enredo de nombres y siglas y la mayoría seguía usando el término Selectividad, Luis Grande salió de las pruebas con un 7,9, suficiente para estudiar Medicina en la Universidad de Alcalá de Henares, a las afueras de Madrid. A la espera de que salgan las notas de acceso definitivas para el próximo curso, a este joven de 29 años, recién terminada la residencia, le habría costado un poco más. El corte en este centro sube hasta el 12,229. La carrera de Medicina sigue estando a la cabeza de la tabla, seguida de cerca de Ingeniería Aeroespacial.

Los 31 centros en los que se imparte Medicina exigieron más de un 11 el año pasado. La Universidad Complutense de Madrid es la más solicitada, según explica Jorge García Seoane, vicedecano de ordenación académica y profesorado de la Facultad de Medicina. “Este año ofertamos 320 plazas, algo menos de las 350 del año pasado”, apunta. Los futuros médicos tienen como referencia el 12,499 que se exigió el curso anterior para hacer una carrera de seis años, con un 88% de los créditos matriculados superados en primera opción y una tasa de abandono que no llega al 5%, según los datos facilitados por la universidad.

“Nuestros alumnos son muy competitivos, con una clara vocación y muy altruistas”, explica el vicedecano. En una carrera donde el aprobado no sirve en muchas de las asignaturas y con el MIR siempre amenazante en el horizonte, las estrategias para superar los cursos se combinan con el trato al paciente. “Hay gente que se deja asignaturas para septiembre para conseguir más nota”, cuenta Luis Grande. “No está mal la competencia siempre que sea sana, aunque no todos tienen este punto muy claro”, apostilla Natalia Alonso, de 27 años y antigua alumna de la Complutense. “Incluso en tu propio grupo de amigos siempre salían los típicos comentarios si habías sacado una buena nota”.

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¿INVERSIÓN DE FUTURO?

Superados los años de carrera, aprobado el MIR y terminada la residencia, los médicos madrileños enfrentan un nuevo reto. ¿Qué sucederá con la sanidad pública de la región en pleno proceso de privatización de seis hospitales? Desde la Universidad Complutense encuentran en la vocación la razón para que sus aulas sigan llenas. Aquellos que acaban de quitarse la bata de residente reconocen que la coyuntura, en ocasiones, supera a las ganas. Tras recorrer 16 hospitales con el currículo bajo el brazo, Luis Grande ha conseguido una plaza en el hospital universitario de Getafe, donde se formó en Pediatría. El azar y los 10 años de media de formación no han ayudado a muchos de sus compañeros, que se debaten entre “irse a Reino Unido, donde hay trabajo y bien pagado, o malvivir con guardias en diversos hospitales”.

El grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en Sevilla exige un 13,3 porque solo admite a 60 estudiantes

Los alumnos de Medicina de las universidades de Albacete y Ciudad Real aún no se plantean su futuro laboral. Estos centros, a los que se accedió el curso pasado con un 12,456 y un 12,458, respectivamente, aún no han cumplido la mayoría de edad. Completamente adaptados al Plan Bolonia, ofertan entre 60 y 90 plazas en cada uno y abogan por una educación que se centre en mejorar la comunicación con el paciente. “Trabajamos con grupos de 30 que se subdividen en equipos de 5 o 6 para las clases prácticas”, explica Juan Emilio Feliu, decano de la Facultad de Medicina de Ciudad Real. “La metodología está centrada en módulos que se imparten en tres semanas y luego se examina a los alumnos”.

Ingeniería Aeroespacial compite con Medicina en nota de corte. Tanto en la Universidad Politécnica de Valencia como en la de Sevilla se exigía más de un 12 (la nota global puede llegar hasta 14 puntos). La recompensa tras años de hincar codos es que, en el caso de esta carrera, la leyenda urbana se convierte en realidad: a la salida hay un contrato esperando. “Empresas como EADS, ITP o Airbus realizan procesos de selección con nuestros alumnos”, explica Enrique Ballester, director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Diseño de Valencia, donde se imparte este grado.

Con una oferta de 120 plazas, dan la posibilidad de realizar los estudios en inglés siempre que se supere un examen que realiza el centro o se justifique un título académico. Sus compañeros de la Universidad Carlos III de Madrid son los únicos que imparten la carrera aeroespacial en inglés y orientada a la integración de sistemas aeronáuticos en España, siempre que se supere el 11,269 que se estableció el año pasado.

Las posibilidades de colocación laboral una vez terminada la carrera van más allá de la industria aeroespacial. Empresas especializadas en consultoría como JP Morgan o ­Mckinsey siguen haciendo cantera en las universidades. “Dependiendo del tamaño de la empresa, se opta por ICADE, ICAI, ESADE en Barcelona, Deusto en Bilbao y la Universidad Politécnica de Madrid para reclutar a estudiantes”, explica una consultora que ha trabajado en ambas empresas, pero que prefiere no revelar su nombre.

En colaboración por un lado con el departamento de recursos humanos y por el otro con el profesorado, se organizan campañas de captación. “Se preparan encuentros en ciudades para convocar a un mayor número de universidades de toda España”, relata. Tras este primer contacto, entrevistan a los candidatos. “Los elegidos optan a prácticas de verano o contratos de analista. Pasados tres años de trabajo, se hace un estudio del rendimiento y, si es satisfactorio, se les financia un máster o se termina la relación laboral”, apostilla esta consultora que ha formado parte de varios procesos de selección.

De los 200.000 estudiantes que se presentaron a las pruebas de acceso, los que más tuvieron que estudiar han sido aquellos que pretenden entrar en la Universidad de Sevilla para estudiar el grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. La nota de corte fue un 13,13 sobre 14. “La criba fue tan alta porque no se oferta esta titulación en todas las universidades y tenemos un cupo de 60 estudiantes”, explica Juan Pablo de Pons, decano en Sevilla. La carrera ha pasado de ser una especialización a una opción académica a la que acceden alumnos que terminan el Bachillerato y otros provenientes de la Formación Profesional. Para aquellos que aún quieran cursar lo que antiguamente se conocía por INEF, deben saber que existen alternativas como en la Universidad de Vic, en Barcelona, donde el acceso se quedó en el 5.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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