La Duma prohíbe que los homosexuales adopten niños rusos
La prohibición se extiende a los solteros de los países donde sea legal el matrimonio gay
Las parejas homosexuales extranjeras no podrán adoptar niños rusos, según las modificaciones aprobadas hoy por unanimidad (443 votos a favor) en segunda lectura al Código de Familia de Rusia. La prohibición se extiende también a los solteros de los países donde se ha legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo. Las nuevas restricciones han sido propuestas después de que una serie de países europeos adoptara leyes de unión homosexual.
Estas limitaciones a la adopción por parte de extranjeros se aprueban seis meses después de que entrara en vigor la ley que puso fin a la entrega de niños rusos a los estadounidenses. Pero si la llamada ley Dima Yákovlev (en recuerdo del niño ruso que pereció al ser olvidado por sus padres adoptivos en un auto a pleno sol) tenía en realidad motivaciones políticas y era una respuesta al acta Magnitiski promulgada en Washington, que castiga a funcionarios rusos relacionados con la violación de derechos humanos, las motivaciones de las nuevas restricciones son exclusivamente homófobas.
Rusia no permite el matrimonio entre personas del mismo sexo y las marchas del orgullo gay están prohibidas. En parte esto se debe a la posición de la iglesia ortodoxa, que es de completa intolerancia hacia la homosexualidad: baste decir que Vsevolod Chaplin, presidente del departamento del Patriarcado Moscovita para las Relaciones entre la Iglesia y la Sociedad, está convencido de que la legalización de los matrimonios entre personas de un mismo sexo conducirá al ocaso de la civilización occidental. Para muchos rusos la homosexualidad y el abuso sexual infantil van juntos. En palabras del mismo Chaplin: "Rusia debe decirle al mundo que los matrimonios entre personas del mismo sexo, los intentos de legalizar el incesto y la pederastia significan la muerte, el suicidio" .
A pesar de las leyes homófobas aprobadas en Rusia, no hay consenso en la comunidad homosexual sobre la actitud a adoptar frente a su situación: mientras unos están por presionar al Gobierno por sus derechos y organizar manifestaciones gais a pesar de que están prohibidas, otros consideran que —puesto que pueden llevar una vida relativamente normal, sin grandes problemas en las esferas laboral y del ocio— no hay que enfrentarse con las autoridades ni "provocarlas". Verdad es que cada vez son más los partidarios de luchar por conseguir las mismas libertades y derechos que han conquistado los homosexuales europeos.
Con anterioridad a estas modificaciones legales los niños rusos no eran entregados a parejas homosexuales, ya que es posible rechazar a los que desean ser padres adoptivos por una serie de factores, que van desde su situación económica hasta enfermedades. Pero después de que diversos países europeos legalizaron el matrimonio homosexual, en Rusia comenzaron a elevarse voces que pedían que la ley específicamente prohibiera la adopción por parte de este tipo de parejas.
Que esto se materializaría, quedó claro el 4 de junio pasado en la conferencia de prensa que dio en Yekaterimburgo el presidente Vladímir Putin al final de la cumbre con la Unión Europea. Putin dijo que no tenía conocimiento de que se preparara una ley para prohibir la adopción de niños rusos por parte de parejas homosexuales, pero que si el Parlamento adoptaba una al respecto, él la firmaría. Putin confesó estar "harto" del tema y aseguró que la legislación rusa no discrimina a los gais y que estos pueden hacer carrera sin impedimento alguno.
Después de las declaraciones de Putin, Yelena Mizúlina, presidenta en la Duma Estatal del Comité para la Familia, las Mujeres y los Niños, presentó la modificación al artículo 127 del Código de Familia que contempla las restricciones mencionadas. Los parlamentarios consideraron que esta solución era mejor que denunciar los tratados bilaterales sobre adopciones que Moscú tiene firmados con países como Francia o introducir cláusulas homófobas en los que está negociando con otros, por ejemplo, España, que, por lo demás, serían rechazadas por la otra parte.
El viceministro de Exteriores Grigori Karasin en su intervención ante los diputados expresó: "La tarea es compleja: cómo proteger a los niños rusos adoptados de aquellos procesos que rechaza la inmensa mayoría de la población de Rusia. Se trata de una tarea urgente, y nosotros seguimos atentamente la aprobación de leyes que legalizan los matrimonios entre personas de un mismo sexo en diferentes países".
Los matrimonios homosexuales han sido legalizados ya en 16 países, incluidos 9 europeos, cifra esta que irá en aumento. Como se lamentaba el jefe del Comité de Exteriores de la Duma, Alexéi Pushkov, una vez que Alemania y el Reino Unido aprueben las leyes correspondientes, el matrimonio gay "se habrá convertido de facto en uno de los valores europeos".
Esta es la segunda ley homófoba que aprueba la Duma en junio: una semana atrás, el día 11, los diputados adoptaron por aplastante mayoría una ley que prohíbe la propaganda de la homosexualidad entre menores, lo que significa que no se les podrá dar información sobre las "relaciones sexuales no tradicionales".
A los diputados les preocupa ahora el problema de las posibles readopciones, es decir, de que niños que han sido dados a familias heterosexuales terminen en el seno de matrimonios gais. Para evitar esta posibilidad, Mizúlina propone introducir una modificación a la ley de ciudadanía para que los adoptados conserven la nacionalidad rusa, lo que le permitiría a Moscú supervisar el futuro de los niños en el país de adopción.
La tercera y última lectura de la ley con estas modificaciones que prohíben la adopción por parte de matrimonios homosexuales se votará el viernes, y nadie duda que será aprobada sin dificultades.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.