“Quiero dar el pecho a mi hijo y votar por Internet”
La senadora acudió a la Cámara con su hijo en brazos para exigir conciliación
Cuando era alcaldesa de Salt (Girona), Iolanda Pineda ordenó un receso en un pleno para poder dar el pecho a su hija. Su marido, sentado entre el público, le había estado haciendo aspavientos para indicarle que el bebé reclamaba su atención. Le dolió que algunos la acusaran de “poner los intereses de la niña antes de los del municipio”. El gesto de la política del PSC de llevar a Narcís, su segundo hijo, a una sesión del Senado para reclamar el voto telemático durante la baja de maternidad ha sido mejor recibido. “Fue el juguete de todos durante un rato”, explica.
Ocurrió el martes, el día en que Narcís cumplía dos meses. El niño, que pasó su cumpleaños rodeado de senadores, dormita en el carrito mientras su madre critica en un restaurante de Girona la postura de Pío García-Escudero (presidente del Senado), que ha dicho que el asunto se estudiará “sin ninguna prisa”. Entre otras razones, porque la mayoría absoluta del PP en la Cámara hace irrelevante que los senadores de baja no puedan votar, recordó García-Escudero.
Pineda, de 36 años, cree que aprobar el voto telemático en el Senado, como ya ha hecho el Congreso, “es prioritario”. “La situación actual no permite conciliar la vida personal y la política”, afirma la senadora de la Entesa y concejal en Salt. “A mi hijo quiero darle el pecho hasta que cumpla seis meses”, explica Pineda, que dio a luz en un hospital público de su municipio y sin anestesia. Mientras come, hace carantoñas a Narcís y lo coge de vez en cuando en brazos.
Actualmente, las senadoras de baja maternal no pueden votar a distancia. Tampoco cualquiera que por enfermedad de larga duración no pueda asistir a las sesiones. “Si yo hubiese querido coger toda la baja, ¿qué hace mi grupo sin poder contar con mi voto durante cuatro meses?”, se pregunta.
No es la única que se enfrenta a este dilema. Ahora mismo hay una senadora de baja por maternidad y otra embarazada. Pineda dice que no solo es una cuestión de perder unos cuantos votos, sino algo más relevante. “Los políticos nos dedicamos a legislar para la ciudadanía, pero hay que dar ejemplo”, asevera. “¡Si lo único que se necesita es un ordenador y conexión a Internet!”, exclama. Tras captar la atención en el escaño, Pineda le envió un mensaje de admiración en Twitter a Licia Ronzulli, la eurodiputada italiana que acudió con su bebé al Parlamento para solidarizarse con las mujeres que no pueden conciliar.
Claro que la conciliación no es solo cosa de una. Ella y su marido, que trabaja como asesor del PSC, comparten tareas. Él disfrutará de las ocho semanas de baja que restan por el nacimiento. “Cuando se habla de conciliación, se entiende que quien concilia es la mujer”, critica. “Los hombres tendrían que probar lo que es la paternidad de verdad”, añade. Llega el momento del café y de dar el pecho al niño, que no ha protestado en toda la comida. Pineda, que no ha dejado ni rastro en el plato, lo hace con naturalidad y sigue con la charla. El nacimiento de su primera hija coincidió con su época de alcaldesa en un municipio con un 40% de inmigración. Con el foco siempre encima y un ambiente muy enrarecido, el trabajo de alcaldesa no le dejaba tiempo para nada. “En mi caso”, reflexiona, “quien ha conciliado ha sido la abuela y, sobre todo, el padre”.
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