La menor Laura Dekker culmina su polémica vuelta al mundo a vela
La holandesa, de 16 años, tuvo problemas con los servicios sociales de su país La navegante estudia emigrar a Nueva Zelanda Su récord no figurará en el 'Libro Guinness', que no promueve este tipo de aventuras
La holandesa Laura Dekker, de 16 años, se ha convertido en la navegante más joven en dar la vuelta al mundo en solitario. Al timón de su barco, Guppy, de 8,3 metros de eslora, ha atracado en el puerto de la isla caribeña de San Martín, antigua colonia de Holanda en las Antillas. La travesía ha durado un año y supera a la de la australiana Jessica Watson, que tenía seis meses menos cuando concluyó la suya. No figurará, sin embargo, en el Libro Guinness de Récords, contrario a promover estas aventuras entre los menores.
En San Martín, Laura Dekker ha sido recibida con honores y fiestas por su familia y amigos. Poco antes de arribar a puerto, la chica escribió una carta lamentando que las autoridades de su patria hubieran puesto su vida “patas arriba”. Publicada por el rotativo De Volkskrant, añadía lo siguiente: “He superado tormentas y dificultades y he velado por mi seguridad y la de mi barco”, demostrando que podía valerse por sí misma.
Mal visto en Holanda por los servicios de protección del menor, el proyecto estuvo a punto de malograrse. Ella pretendía zarpar en 2009, a los 13 años. Los asistentes sociales paralizaron aquel intento porque querían asegurarse de que concluiría la educación obligatoria (hasta los 16 años). También les preocupaban los efectos de estar apartada de su tierra y amigos. Cuando vio que el viaje se retrasaba, Laura despareció de su hogar por Navidad.
La policía la localizó en la isla de San Martín, elegida ahora para el último atraque. Después de suspender temporalmente la custodia a los padres, y de que el caso llegara al Parlamento, la situación se enderezó. Tras exhaustivos análisis psicológicos, en 2010 los jueces dejaron por fin la decisión en manos de sus progenitores. Tuvo que hacer, eso sí, un curso intensivo de seguridad marítima.
Divorciados, Dick y Babs Dekker, hicieron al final causa común. El padre siempre apoyó la aventura. Incluso la dejó navegar sola hasta Inglaterra a los 13 años. La madre, que hoy se llama Müller, temía por la seguridad de la niña. Cuando dio su permiso fue por una razón ajena al viaje mismo. “Los servicios sociales la trataron como si fuera una delincuente”, dijo, al anunciar que se ponía de su lado.
Laura Dekker y su hermana, Kim, nacieron a bordo del barco con el que sus padres dieron también la vuelta al mundo. Estuvieron siete años embarcados y la chica tiene ahora doble nacionalidad, holandesa y neozelandesa. Por eso, a la vista de mal recuerdo de lo ocurrido en su país, y de que no ha terminado aún la secundaria como marca la ley holandesa, sopesa ahora la posibilidad de emigrar allí.
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