Hollywood hace de los reestrenos sus estrenos

¿Cuántas veces puedes ver lo que ya has visto? Muchas, al parecer, según ese concepto que durante años alimentó el mercado del vídeo, DVD o Blu-Ray y cuyo efecto se extiende ahora al cine, a juzgar por el éxito más comentado de los últimos 12 meses en la gran pantalla, el taquillazo de El rey león. El filme animado que reventó la taquilla hace 17 años con una recaudación mundial que supera los 700 millones de euros y otros 1.180 millones en el mercado del home entertainment, lleva ahora 88 millones más gracias a su reestreno en salas. ¿Casualidad? La industria de Hollywood no lo cree.

Como les pasa a las grandes estrellas de Hollywood, sus títulos más clásicos se niegan a morir. “Hablamos de recuperar esa experiencia de hace años, cuando el público, al comprar su entrada, sella un contrato para conceder a la película toda su atención, sin llamadas, sin interrupciones, y ver así los filmes que amamos en toda su grandeza. Recuperar esa experiencia a lo grande y, por cierto, en 3D”, explicó el director James Cameron devolviendo al vocabulario esa palabra durante años maldita y que ahora se ha vuelto a poner de moda en Hollywood: reestreno.

Como subraya Simon Reynolds en su libro Retromanía, vivimos en la era del re: remake, reedición, recreación, revival, reunión, relanzamiento, reinvención o reestreno. Como ocurre en la economía, dice, cuanto más fértil es una época, “la misma fuerza creativa de esos años (los sesenta, setenta y parte de los ochenta), inevitablemente hace irresistible la recreación posterior”.

El 3D influye en esta explosión de películas de regreso a las salas

Su teoría queda probada en el caso de los reestrenos. El rey león, lejos de ser un caso aislado, es la punta del iceberg de una lista que aumenta a diario. James Cameron está trabajando en ese reestreno de proporciones épicas que es Titanic 3D, mientras que George Lucas lleva meses volcado en darle una nueva vida a su única saga, esa que ha llevado a numerosas generaciones a “tiempos remotos y lejanas galaxias”, preparando un nuevo reestreno de La guerra de las galaxias. Peter Jackson también tiene entre sus planes la resurrección para el cine de la saga de El señor de los anillos.

Y, a la vista del éxito de El rey león, los estudios Disney preparan el reestreno en sala de otros cuatro títulos animados como La bella y la bestia, La sirenita, Monstruos Inc. y Buscando a Nemo. Incluso historias más recientes como la de Enredados han vuelto hoy a la gran pantalla un año después de recaudar 465 millones de euros en su taquilla global. “Las grandes historias, lo mismo que los grandes personajes, nunca mueren y en Disney tenemos la fortuna de contar con un gran tesoro de ambos”, defendió el presidente de los estudios Walt Disney, Alan Bergman, durante el anuncio de estos futuros reestrenos.

Las nuevas tecnologías, y en concreto el 3D, influyen en esta explosión de películas que regresan a las pantallas aunque no siempre es el caso. Filmes como Los cazafantasmas, Regreso al futuro o Parque Jurásico también tienen prevista su vuelta a las pantallas con nuevas copias remasterizadas, pero sin conversión estereoscópica. “El 3D no es más que una excusa para reinventar la idea del reestreno”, sentenció Cameron en este sentido.

Como subraya el autor de las dos películas más taquilleras del mundo, Avatar y Titanic, “en Hollywood, todo es cíclico”. Lo mismo se puede decir de los reestrenos, popular forma de distribución hace años, aunque al borde de la desaparición con las nuevas tendencias del mercado. La lucha contra la piratería, con estrenos mundiales simultáneos y una mayor competencia por dominar en un gran número de salas durante el primer fin de semana, así como el mercado del home entertainment, siempre en busca de una ventana cada vez más reducida entre el estreno en sala y la salida en DVD, supuso durante años la muerte técnica del reestreno. Solo algunos casos aislados sobrevivieron esta tendencia como Pesadilla antes de Navidad, convertido en una cita anual por Halloween tras su conversión al 3D. Igualmente, la conversión al 3D de Toy Story 1 y 2 fue recibida en 2009 con una taquilla de casi 10 millones de euros y una recaudación total de 25,4 millones en todo el mundo que ayudó al posterior estreno de Toy Story 3.

Algo similar se esperaba de El rey león, pero durante dos semanas consecutivas este filme, mezcla de Bambi con Hamlet en la sabana africana, fue el número uno de la taquilla en EE UU. Como subrayó el redactor de la revista Entertainment Weekly Dalton Ross, lo que el reestreno de esa película dejó claro es que hay un mercado para esta forma de explotación que parecía obsoleta. “Y en Hollywood, en cuanto ven dinero en algo, la experiencia se repite”. Como bromeó Cameron en un coloquio con motivo de mostrar a la prensa las primeras imágenes en 3D de Titanic, “la única razón para los reestrenos es que esta industria está llena de jodidos avariciosos que no se dieron por satisfechos con la fortuna que hicieron la primera vez”.

Con su broma, Cameron se hizo eco del pensamiento que flota entre muchos de los que forman parte de su audiencia. La única motivación detrás de estos reestrenos es el deseo de sacar más dinero de aquello que tuvo éxito. Es un argumento válido especialmente en un año como 2011, en el que la venta de entradas cayó un 3% y la recaudación global en EE UU perdió el 4% de su poder, de los 1.050 millones de dólares (818 millones euros) amasados a lo largo de 2010 a los 1.008 millones (785) del año que acaba de concluir. Cifras nada desdeñables, pero la industria del cine solo quiere crecer.

Sin embargo, Cameron fue más preciso a la hora de explicar las razones de esta avaricia. “Hay toda una generación que no conoce la película y otro gran número de adolescentes que nunca la vio en cine. Eso, además de aquellos que quieren volver a sentir lo que sintieron la primera vez que la vieron, cuando aceptaron la invitación de montarse en el Titanic”, explicó el realizador barriendo para casa.

“Hay una generación que no conoce ‘Titanic”, justifica Cameron

El desglose de la taquilla de El rey león le da la razón. Cerca del 20% de las entradas vendidas el fin de semana de su estreno fueron a parejas, en muchos casos, llevadas por la nostalgia. Un 9% fueron adolescentes menores de 17 años. Y el resto, hogares completos, con padres que quisieron que sus hijos disfrutaran de la experiencia que ellos tuvieron cuando eran niños. “En nuestro caso, se trata de una celebración especial de la película que desea dar a sus seguidores la oportunidad de volver a ver la cinta en una copia digital perfecta que se beneficie de la tecnología que no existía hace 27 años”, explicó el presidente de Sony distribución, Rory Bruer, durante el anuncio del reestreno de Los cazafantasmas. La comedia que dirigió Ivan Reitman con Dan Ackroyd y Bill Murray de protagonistas se reestrenó con motivo de Halloween durante tres jueves consecutivos en 500 salas por todo EE UU con una copia digital remasterizada. En este caso, más que el impacto económico del reestreno, su vuelta a las salas intentó revitalizar una franquicia que no acaba de encontrar la forma de hacer realidad Cazafantasmas 3. En el caso de Regreso al futuro, la película de Robert Zemeckis siguió la misma política y, con motivo de su 25 aniversario, se reestrenó de manera puntual en un centenar de salas en EE UU con una nueva copia digitalmente remasterizada. La meta: relanzar esta otra trilogía en una industria carente de ideas para que encuentre una nueva vida como ya ocurrió con otros clásicos de entonces como Batman o Superman.

Pero no todas las películas son aptas para su reestreno. Cuando En tierra hostil quiso capitalizar en 2010 su sorprendente Oscar a mejor película, la cinta recaudó en torno a tres millones de euros durante su vuelta a la pantalla. Como subraya Ross, para reestrenar una película debe de existir un elemento de nostalgia, tener un amplio atractivo y haber tenido éxito. Una encuesta de Facebook mostró que las preferencias del público se decantan por El mago de Oz, clásico de 1939 que querrían ver reestrenado. Willy Wonka y la fábrica de chocolate (Un mundo de fantasía, en España), Tiburón, Encuentros en la tercera fase, Indiana Jones, Apocalypse Now o El padrino. Esas son las que querría ver reestrenadas en 3D, según destacó Cameron.

El reestreno de Titanic en 3D, previsto para el centenario del hundimiento del transatlántico, le ha costado 60 semanas de dedicación, además del trabajo de 300 artistas y un presupuesto de 14,2 millones de euros para lograr una conversión (palabra maldita en su vocabulario) capaz de producir una copia estereoscópica de 4K de resolución que responda a sus estándares de calidad. “Sí, odio las conversiones porque siempre será 2D y medio. Pero si no te queda más remedio, cuando tienes una biblioteca de títulos valiosos como Tiburón o La guerra de las galaxias que quieres convertir para ofrecer una mejor experiencia, la única forma de conseguir el mejor resultado es invertir tiempo y dinero”, concede.

Para reestrenar una película debe de existir un elemento de nostalgia

Un proceso que, en opinión de Rob Hummel, presidente de la casa Legend3D, es cada vez más barato. Ellos están trabajando con Tony Scott en el reestreno estereoscópico de Top Gun, previsto para este año. “Es una película perfecta para el 3D”, aseguró el ejecutivo a la prensa, consciente que de todos modos los estudios tienen que justificar los costes. Según sus datos, hasta hace unos meses la conversión de un filme de dos horas a 3D venía a costar unos 80.000 euros el minuto, mientras que los últimos avances tecnológicos sitúan la inversión en unos 20.000, una bajada que hace todavía más atractivo el reestreno estereoscópico.

Pero, como dice el vicepresidente de Paramount, Rob Moore, incluso en esta bonanza debe de imperar la cautela. “Para que un reestreno funcione, los amantes del cine tienen que desearlo”, resumió a la revista The Hollywood Reporter. El beneficio, además, no es para todos. El éxito del reestreno de El rey león no solo dejó fuera a los animadores que la hicieron posible, carentes de participación en los beneficios de las películas que realizan, sino a un hombre clave en su realización, el presidente de los estudios DreamWorks, Jeffrey Katzenberg, entonces al frente de los estudios Disney y cuya marcha, aunque millonaria, le dejó sin participación en sus futuros éxitos. Incluso en aquellos que ayudó a crear.