"Mi compañero se cayó delante de mí"
A Antonio Álvarez Zafra, de Jaén, de 58 años, le dispararon. Tres tiros. Era guardia civil, y su primer destino, al que le enviaron en agosto de 1979, fue Salvatierra (Álava). Tres meses después, un sábado por la noche, mientras hacía guardia con otros dos agentes en el acuartelamiento, les tendieron una emboscada. Aparecieron tres coches en las cercanías del cuartel. Empezaron a cantar: "Que se vayan, se vayan de aquí". Como no querían problemas, los guardias civiles se fueron a la parte de atrás. Allí los estaban esperando. Les dispararon por la espalda. "Se me partió el fémur, el pie se salió, mi compañero se cayó delante de mí... a otro no le dieron", recuerda. Al final, los etarras se marcharon dejando a dos de los hombres moribundos y a otro que salió ileso de milagro. Su compañero estuvo clínicamente muerto. Salvó la vida de milagro.
Antonio volvió al pueblo. Cerraron el cuartel, pero él se quedó allí en un piso con su mujer. Por poco tiempo. Dos meses después lo trasladaron a su pueblo y al cabo de un tiempo le dieron una baja total por invalidez. Ahora se dedica a asuntos que nada tienen que ver con las fuerzas y cuerpos de seguridad, pero sigue reuniéndose con compañeros que han sufrido lo mismo que él en las jornadas que cada año, desde hace 11, celebra la asociación andaluza de víctimas del terrorismo. Para compartir experiencias con los demás. Como otros, también tiene miedo de lo que puede pasar a partir de ahora. No quiere que se pase página como si nada hubiera sucedido. "Me cuesta mucho creer que lo vayan a dejar para siempre, pero ojalá. Confiaré en que todo se ha acabado si entregan las armas. Después quiero que cumplan sus penas; me interesa eso mucho más que una petición de perdón".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.