"Estoy cada vez más pobre"
Isidro Pérez Ortiz (Barakaldo, 1936) fue marinero durante 28 años, 11 en un barco de altura y 17 en otro más pequeño en la Ría. Se jubiló hace dos décadas.
Pregunta. ¿Cómo empezó su labor solidaria?
Respuesta. Cuando me jubilé, todos los días venía a ver a mi madre a la Fundación Miranda, y ella me buscaba clientes. Empecé ayudando a personas porque ella me lo pedía. Me decía: "Isi, mañana tienes que hacer esto, vete a la habitación tal". Mi madre me lo inculcó. Tres años después me hice cargo de las Conferencias de San Vicente Paul Nuestra Señora del Carmen de Barakaldo, una institución cristiana que ayuda al prójimo. Como tenía fondos, unas 5.000 pesetas al mes, le decía a Cáritas y a los asistentes sociales que me podían pedir cosas. Se me abrió el cielo cuando se fundó el Banco de Alimentos y pude entrar en su organigrama. Durante un tiempo complementé lo que yo podía comprar con lo que me daba el Banco, pero ya no hay fondos.
P. ¿Por qué lo hace?
R. Por amor al prójimo. Y me gustaría aprovechar para decirte que voy a necesitar ropitas de niño, porque van a nacer tres pequeños de las familias a las que damos comida.
P. ¿Qué es lo más especial que le ha ocurrido?
R. Muchas cosas. Por ejemplo, el otro día vino al local un chico marroquí. Quería una silla de adulto, pero para un niño disminuido. Y resulta que tenía una guardada. Con el de arriba tengo mano izquierda. De pronto, el hombre me abrazó y empezó a llorar. ¿Y qué le dices?
P. ¿Qué le dijo?
R. Nada. Me preguntó que cuánto me debía y le dije que nada, que las gracias. Se marchó llorando. Cuando recibo ropa regalada, también dejo que las señoras escojan lo que les gusta. La verdad es que disfruto mucho. Y mi señora está también muy comprometida. Es toda una mujer. Sabe lo que hago y me da mucha libertad. Y mis hijos. Todos los días me visitan niños y les doy caramelos o turrón. El otro día les di turrón de coco. Les dije: "¡Tened cuidado, que este da miedo, porque es de coco!" Lo paso muy bien.
P. ¿Y cuáles son los momentos más amargos de la labor que realiza?
R. Cuando me quedo sin comida se me cae el alma a los pies. Ahora no tengo casi nada, estoy cada vez más pobre.
P. ¿Es feliz?
R. Mucho.
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