Ecologistas denuncia a un párroco por matar palomas
El cura afirma que las caza a mano para hacer caldo
Ecologistas en Acción ha denunciado ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil al párroco de La Puebla de Don Fadrique (Granada), Juan Luis García, por supuesto uso ilegal de armas para disparar a las palomas desde el campanario de la iglesia del pueblo.
El motivo parece ser la eliminación de un exceso de palomas, ha informado hoy en un comunicado la asociación conservacionista, que mantiene no obstante que para eso hay métodos "más incruentos y homologados por las administraciones responsables".
Las escopetas de perdigones son denominadas, a efectos del reglamento de armas, "carabinas de aire comprimido" con las que sólo se permite el tiro de precisión en diana y en los espacios habilitados al efecto para tirar con carabina, en las galerías de tiro o en recintos privados acotados, seguros y apartados del público.
Según los ecologistas, no está permitido el tiro a nada o sobre nada que no sea un blanco tipo diana, lo que implica que no se pueda disparar a pájaros ni a cualquier otro tipo de animales.
Además, es necesario disponer de tarjeta de armas para su uso, según los ecologistas, que dudan de que los menores que acompañan al párroco la tengan.
La asociación conservacionista entiende que estos disparos en la noche y dentro de un núcleo de población suponen "un peligro serio para los habitantes del municipio, que se ven expuestos a perdigonazos que pueden afectar gravemente a su integridad física".
Los ecologistas mantienen que el párroco, con quien Efe ha intentado contactar sin éxito, efectúa los disparos desde el campanario de la iglesia, durante la noche y acompañado por menores.
El Seprona, que ha confirmado a Efe la recepción de la denuncia, le dará trámite y, de corroborar que los hechos son ciertos, los pondrá en conocimiento de la Subdelegación del Gobierno al tratarse supuestamente la escopeta empleada de un arma no autorizada para cazar o matar animales, sino exclusivamente para tiros al blanco.
Versión del párroco
El párroco ha explicado a Efe que dada la "invasión" de palomas que sufre el municipio y que está causando importantes daños al patrimonio, se le ocurrió de forma "completamente inocente" reducir la población tras cerciorarse de que no son aves protegidas.
Para ello se subía al campanario de la Iglesia de Santa María -declarada Bien de Interés Cultural-, donde, dice, han llegado a concentrarse hasta 600 palomas con la consecuente acumulación de excrementos, que son además "muy corrosivos" y dañan el patrimonio.
El párroco sostiene que nunca ha utilizado perdigones para acabar con ellas, sino que las cogía a mano para luego sacrificarlas de la forma en la que menos sufriera el animal.
Luego las utilizaba para hacer "un caldo que resucita muertos", según el párroco, que explica: "en las ciudades es una temeridad comer palomas porque se alimentan de cualquier cosa, pero en esta zona no hay problema porque al haber campo alrededor comen maíz, trigo y guisantes".
El cura dice estar "totalmente en contra de cualquier maltrato animal", pero alega que en este caso no se trata de un ave protegida, sino de un animal que es además "comestible".
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