_
_
_
_

A clase con el velo

El consejo escolar del instituto Tierno Galván de Madrid admite que una alumna permanezca en el centro con su 'hiyab'

A la chica le brillan los ojos. Su hiyab (pañuelo islámico) ya no es un problema en el instituto. Lleva un velo de color blanco y pasea por la mezquita de la M-30 de la mano de su padre. "Nos tenían que dar la razón, mi hija no es una delincuente". Mohamed A., celador de 44 años, nacido en Ceuta, repite una y otra vez lo agradecido que está con la dirección del instituto de su hija, el IES Tierno Galván (del distrito madrileño de Usera). El centro ha permitido que la joven siga sus clases con esta prenda, después de ser expulsada de un examen en septiembre por acudir con el hiyab puesto.

Ya no quedan miedos. "Al principio me dijeron que iban a cambiarme de centro", cuenta la estudiante que tiene 14 años y planea convertirse algún día en maestra. Desde el episodio del examen, ha seguido yendo a clase cada día con su velo. Pero su decisión estaba pendiente de la aprobación del consejo escolar del instituto, que se reunió el jueves pasado y se puso de su parte. La familia conoció ayer lunes el resultado de la votación, según explica Iván Jiménez Aybar, abogado de la familia y profesor de Derecho Eclesiástico de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Más información
"No me quito el 'hiyab' porque no quiero"
Estalla el debate sobre legislar el uso del pañuelo islámico en clase
Una joven de 14 años, expulsada de un examen por llevar 'hiyab'
El Defensor del Menor abre expediente por la expulsión de la joven con 'hiyab'
Aguirre, en contra de que los alumnos "se cubran la cabeza"

"Con arreglo a derecho"

"El instituto no ha cedido ante un capricho de una musulmana, sino que ha actuado con arreglo a derecho. Nadie puede ver este caso como una cesión. Y, desde luego, ninguna comunidad musulmana debe presentarlo como una victoria del islam", valora el letrado. Los responsables del centro prefieren no hacer declaraciones.

El reglamento del centro incluye un artículo que impide "la utilización en el interior de los espacios de gorras pañuelos u otras indumentarias que dificulten la identificación de los alumnos", según recoge el informe que el abogado realizó para fundamentar este caso. Jiménez Aybar argumenta que los profesores se tienen que remitir a lo que el Ministerio de Interior ha establecido para la identificación: se puede lleva el hiyab siempre que dejen al descubierto los rasgos identificativos (desde nacimiento de pelo hasta el mentón).

La menor lleva el hiyab desde el pasado agosto. Lo hizo mucho antes que sus primas, que ayer estaban con ella en la mezquita celebrando la decisión del centro. Ambas son ya adultas y optaron por el pañuelo islámico con más de 20 años. La madre de la menor, Fatima, no lo lleva. Es ama de casa. "Cuando le conté mi decisión, no me creía. Pensó que me lo quitaría en unos días", recuerda la estudiante. Pero no lo ha hecho. "Soy adolescente, lo que me digan que no lleve lo voy a llevar". El padre se ríe del desparpajo de la chica. Su hiyab blanco perfectamente colocado sobre la coleta es solo uno de los múltiples que tiene la chica, que se recuerda "muy coqueta sobre todo con el pelo" antes de llevarlo. "Me siento muy cómoda con él, me gusta ponérmelo", asegura.

El ejemplo de esta menor, cuya resolución se ha retrasado por las protestas y huelgas de profesores del último mes según su abogado, dista mucho de otros casos que siguen abiertos. Un instituto de Pozuelo de Alarcón dejó fuera de clase a la menor Najwa, cuya experiencia que se convirtió en noticia hace dos años. El abogado del caso es también Jiménez Aybar. El asunto llegó a los tribunales porque el centro decidió aferrarse a la norma interna y no permitir el velo.

La chica cambió de centro. Ahora esperan sentencia. "Si un consejo escolar, en el que no tiene por qué haber juristas, entiende lo alegado en un informe jurídico, creo que también un juez debe verlo claro", sostiene el abogado. "En este caso, nos hemos encontrado con un cuerpo directivo abierto al diálogo, abierto a recibir ideas nuevas. Han aceptado estudiar con seriedad y profundidad el informe jurídico que yo les entregué", concluye.

Mohamed A., su hija y el abogado Iván Jiménez Aybar, ayer en Madrid.
Mohamed A., su hija y el abogado Iván Jiménez Aybar, ayer en Madrid.LUIS SEVILLANO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_