Ocre para pintar de hace 100.000 años
Descubierto en Suráfrica un lugar donde los hombres prehistóricos preparaban colores, aunque no se sabe con qué fin
Unos arqueólogos han encontrado en Suráfrica un yacimiento que parece el más antiguo taller de pintura que se conoce. Tiene unos 100.000 años y en él hay restos de ocre, un color preparado y utilizado desde tiempos remotos, en dos conchas que serían recipientes, así como martillos y piedras de moler, lo que indica que allí, algunos hombres prehistóricos preparaban y almacenaban este color. El hallazgo tiene implicaciones importantes porque, como señalan los científicos, la capacidad de fabricar y planificar el almacenamiento representa un avance cualitativo en el proceso cognitivo humano. En cuanto al uso de ese ocre de la cueva de Blombos, cerca de Ciudad del Cabo, los arqueólogos no tiene certeza, pero igual pudo servir para decorarse -o protegerse- el cuerpo o incluso hacer algún dibujo. No hay, por el momento, rastros que den una pista al respecto. La utilización más antigua del ocre conocida hasta ahora databa de hace 60.000 años.
El ocre se hace con polvo de tierra o de roca que contiene óxidos rojizos o amarillentos. Chistopher S. Henshilwood (investigador de la Universidad de Bergen, en Noruega, y de la de Witwatersrand, de Johanesburgo) y sus colegas descubrieron, en 2008, el conjunto de instrumentos e ingredientes para fabricar este pigmento y almacenarlo, así como restos del producto. En el taller de la cueva de Blombos encontraron martillos, piedras de moler y dos conchas marinas que seguramente servían para almacenar el ocre.
"Creemos que el proceso de fabricación incluía el raspado de trozos de ocre [una variedad de arcilla] sobre lajas de cuarcita para producir un polvo rojizo fino y los granitos de ocre se machacarían con martillos y piedras de moler antes de combinarlos con huesos de mamífero calentados y machacados, carbón, arena y un líquido; al mezcla se metería en las conchas marinas para agitarla. Es probable que se utilizara un hueso para hacer la mezcla y extraerla de la concha", explica Henshilwood en un comunicado de la Universidad de Witwatersrand. Los científicos han sacado muestras del ocre así como de los sedimentos de cuarzo para hacer dataciones con diversos métodos.
Algunos de los artefactos encontrados en este primitivo taller fueron reutilizados, lo que indica que el proceso de producción se repetía. Por ejemplo, en una de las piedras de moler hay restos de haber sido utilizada primero para preparar polvo amarillento y después reutilizada para ocre. Las piezas y restos están, como dicen los científicos, in situ, es decir, que se utilizaron allí mismo, un lugar donde se producían estos colores y que luego fue abandonado. La cueva de Blombos está situada en la costa, a unos 300 kilómetros al este de Ciudad del Cabo, explican los investigadores en su artículo, publicado en la revista Science.
Aunque resulta difícil determinar para qué utilizaban aquellos humanos prehistóricos el ocre que fabricaban, los arqueólogos destacan la trascendencia del hallazgo porque indica un hito "en la evolución del complejo proceso mental humano al mostrar que aquellos seres tenían la capacidad conceptual para obtener, combinar y almacenar substancias que podían después ser utilizadas para resaltar sus prácticas sociales", dice el líder de la investigación. Es una muestra remota, por tanto, de la capacidad tecnológica de aquellos humanos que tenían, además, "un conocimiento elemental de química", concluye Henshilwood.
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