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La FAPE apuesta por la ética y la calidad para lograr la supervivencia del periodismo

La Federación de Asociaciones de Periodistas de España celebra en Pamplona un congreso sobre el futuro de la profesión, previo a su asamblea anual

"La ética es la clave de la supervivencia del periodismo" y el final de la crisis actual de la profesión llegará sólo si la calidad del contenido mejora" y si se alcanzan "soluciones de consenso" entre periodistas y editores ante la actual situación y la revolución tecnológica. Estas son algunas de las principales ideas defendidas hoy por la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González, en el congreso El futuro del Periodismo, que esta organización celebra hoy viernes en Pamplona, cita previa a su asamblea general anual, que tendrá lugar mañana.

La popularidad creciente de Internet y las redes sociales, que modifica cada día más el hábito de leer prensa, principalmente entre los jóvenes, así como el de los oyentes de radio y telespectadores, obliga a una revisión del modelo de negocio. Para González, esta nueva situación es "claramente una oportunidad", porque está claro que "lo que hoy puede llamarse problema, no es otra cosa que un reto de futuro". Sin embargo, para llegar a él fortalecidos, hay que "buscar soluciones de forma conjunta, con el máximo acuerdo", porque "la rápida evolución digital, la reacción social y la virulencia de la crisis están transformando nuestra profesión en un tiempo récord".

Según el Observatorio de la Crisis de la FAPE, desde noviembre de 2008 la industria de los medios ha destruido al menos 3.800 puestos de trabajo en España. "Unos ajustes masivos de plantillas", que a juicio de González, "se está usando como arma arrojadiza contra los trabajadores, porque se están llevando a cabo recortes sin un programa de futuro, sin una alternativa". Los despidos en sí mismos "no pueden ser una solución porque significan una pérdida de calidad", ya que la sustitución de profesionales con experiencia por recién licenciados, aunque estos también son muy válidos, solo ocasiona pérdida de calidad y así no se puede afrontar una crisis como la del papel".

En este sentido, la presidenta de la FAPE abogó por la formación de los profesionales en los nuevos trabajos, hasta ahora poco habituales, y también por la adaptación a la nueva situación de empresarios, políticos o entidades de gestión de derechos de propiedad intelectual. "Sin que nadie renuncie a sus derechos, necesitamos un marco estable que garantice la supervivencia del sector". En la actualidad, "carecemos de editores que correspondan a la nueva sociedad de la información, hay falta imaginación, actualización, profesionalidad", lamentó.

Durante su intervención en el congreso, González quiso lanzar un mensaje positivo, porque aunque aún "nos queda un tiempo en el desierto, se están abriendo muchas posibilidades" en el mundo digital y en los nuevos hábitos de consumo de información, que en todo caso "deben pasar por mejorar la calidad final", porque "estamos más conectados, pero peor informados". En ello, la responsabilidad del periodista "es mayor, debe analizar más y no tanto buscar la información".

En este mismo sentido, el presidente de la Asociación de Periodistas de Madrid, Fernando González Urbaneja, apostó en su intervención por no dramatizar, porque el "discurso catastrofista sobre el futuro negro del periodismo, no responde a la realidad". Según expuso, "los resultados económicos en 2010, dentro de la lágrima general, fueron positivos, incluso en aquellos medios de comunicación que están más agobiados". "Si son capaces de adaptarse y arriesgar, volverán los buenos tiempos".

Ante un panorama de evidente cambio, González Urbaneja sí reconoció alguno de los peores males que afectan al periodismo, sobre todo los bajos niveles de reputación de la profesión, cercanos ya a la de los políticos. En su opinión, se han roto los vínculos de confianza con los lectores y se está perdiendo calidad, no sólo en la llamada telebasura, sino también en los grandes medios. "Ya no se debate en las redacciones, se está perdiendo autocrítica y estamos perdiendo influencia, poder y respecto, también entre nosotros mismos". Por eso, de esta crisis el periodismo será de los últimos en salir, según González Urbaneja, para quien se debe "explicar mejor al ciudadano qué es lo que hacemos". Así, y como conclusión final, apostó por "reencontrarnos con nosotros mismos, estamos en un momento importante de redefinición y hay que mejorar las condiciones laborales y la calidad del trabajo".

"El periodismo ciudadano no es periodismo"

Por su parte, el catedrático en Ciencias Jurídicas y presidente de la Comisión de Quejas y Deontología de la FAPE, Manuel Núñez Encabo, aseguró en su conferencia que el llamado "periodismo ciudadano" es un ejercicio de libertad de expresión pero no es auténtico periodismo. Se visibiliza, por ejemplo, en las redes sociales pero es "sólo es un concepto "biensonante".

"Esa actividad y quienes la ejercen no deben denominarse información o informadores y, mucho menos, periodismo o periodistas", aseguró, para añadir que la información difundida por Internet no debe "sacralizarse", ya que en la mayoría de los casos son contenidos "desvertebrados" en redes "poco transparentes".

Por último, la ex corresponsal de TVE Rosa María Calaf afirmó que el periodismo está en una "crisis bastante compleja" porque "está perdiendo peso en la sociedad", pero "hay que buscar soluciones y "no tirar la toalla". A su juicio, el periodista "pierde peso en la redacción, a causa de la precariedad" y "las empresas periodísticas buscan objetivos que no son precisamente la excelencia informativa sino la excelencia económica en la cuenta de resultados y eso es lo que hay que revertir".

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