El curso de las estrecheces
Los contratos programa y los refuerzos para los mejores alumnos, principales novedades del año escolar
Dos años se lleva anunciando que el que estaba a punto de empezar era el curso de la crisis económica. Pero es ahora, con el inicio del curso 2010-2011, cuando parece que llegarán las verdaderas estrecheces, cuyos resultados están por ver. Si el curso pasado ya se bajó el sueldo de los profesores, ahora llegan las medidas de ajuste que en las próximas semanas y meses se irán descubriendo en forma de menos docentes (probablemente muchos interinos que han estado trabajando ininterrumpidamente los últimos años no serás llamados este) y de pérdida o disminución de algunos programas e iniciativas. Cada comunidad echará cuentas y colocará las tijeras a su manera. Un recuento inicial lo hizo el sindicato FETE-UGT a finales del curso pasado.
La conclusión del texto de UGT es que, aparte de las bajadas de sueldo, habrá recortes en las ventajas horarias de las que disfrutan los profesores mayores de 55 años (Baleares y Cataluña); menos sustituciones de las bajas (País Vasco); en los recursos destinados a alumnos con necesidades especiales (Galicia); suspensión de licencias de estudios y de las liberaciones horarias para los representantes sindicales (Madrid); o reducción de los desdobles (dividir una clase en dos para mejorar la atención a los alumnos) en FP (Comunidad Valenciana).
De momento, el Ministerio de Educación ha dicho que el dinero para becas (que se come buena parte de su presupuesto), en principio, no se toca, pero habrá que esperar a los Presupuestos Generales del Estado. Además, Educación mantiene la inversión de 590 millones que prometió para este curso junto al pacto educativo que nunca vio la luz. Unos millones que tratan de mantener la inversión que hasta el año pasado se había movilizado para poner en marcha la ley educativa aprobada en 2006, la LOE. Una vez desplegada la ley, el ministerio quiere seguir enfocando ese gasto a través, sobre todo, de programas cofinanciados con las comunidades.
El documento que salió de aquella negociación frustrada, reconvertido en un plan de acción para este curso, es una guía de las novedades que llegarán a las aulas a partir de este mes de septiembre. Estas son algunas de las novedades para este curso:
-Contratos programa. Al estilo de los contratos programa entre las Administraciones y las universidades, el Gobierno quiere poner en marcha un modelo parecido de acuerdos entre las comunidades y los centros escolares. En esos contratos se fijarán unos objetivos de mejora a varios años (bajar las cifras de repetición y abandono, mejorar los datos de alumnos que se gradúan, etcétera) y los medios que el centro necesita para poder llevarlo a cabo. Se trata de poner en marcha la máxima de dar libertad a los centros para que trabajen, pero que después haya una rendición de cuentas. "Se trata de poder cambiar y adaptar en función de las necesidades. Si se necesita romper la estructura horaria, que se pueda hacer, sobre todo en Primaria. Por ejemplo, si un chico o varios necesitan ocho horas semanales de lengua en lugar de cuatro, que las tengan", explica el director general de Formación profesional del Ministerio de Educación, Miguel Soler. Tras las conversaciones y los acuerdos con las comunidades, la idea es empezar a firmar contratos programas a partir de enero. Habrá 40 millones para esta iniciativa este año. Las comunidades aportarán otra parte.
-Refuerzo para los alumnos aventajados. Continúan los programas de refuerzo, fuera del horario lectivo, para los alumnos con más dificultades (PROA) y se extienden al segundo ciclo de Primaria (ocho y nueve años). Además, este año arrancan los programas de refuerzo para los alumnos más aventajados. No se trata de superdotados, sino de aquellos que van mejor y que pueden llegar a perder el interés en las clases normales. La intención es que comiencen en enero y se tratará, por ejemplo, de que esos alumnos aventajados (no hace falta que sobresalgan en todo, quizá solo lo hagan en Matemáticas o Lengua) de 20 centros se reúnan una vez a la semana para profundizar en esas materias. "Los de FP y Bachillerato constituirán grupos de investigación. Los de Primaria y ESO probablemente harán distintos trabajos que se salgan de lo ordinario, que vayan un poco más allá del día a día de la asignatura", explica Soler. En definitiva, resume, se trata de que el sistema dé los refuerzos (a los que van peor y a los que van mejor) fuera del horario lectivo "como hacen las familias que tienen recursos económicos para hacerlo". Para continuación de los PROA habrá este año 50 millones y para los nuevos programas de profundización, 22, más otro tanto que pongan las comunidades.
-Idiomas. El ministerio tiene especial interés en dar un fuerte empujón a la enseñanza de idiomas extranjeros, muy deficitaria tradicionalmente en España. Para ello, planea facilitar la convalidación de titulaciones de profesorado extranjero o la incorporación de estudiantes Erasmus en España como lectores. Estas y otras medidas para mejorar el aprendizaje de lenguas extranjeras recibirán del ministerio el año que viene 32 millones de euros.
-Cambios normativos. En el actual contexto de alianzas en el Congreso de los Diputados, y tras el frustrado intento de alcanzar un pacto por la educación, el ministerio se propone empezar a negociar cuanto antes algunos cambios en la actual ley educativa. Si bien es cierto que, fuera de un gran acuerdo, las medidas individuales tienen más posibilidades de reunir apoyos, sin duda no será fácil. El cambio de mayor calado es el que pretende cambiar el último curso de la enseñanza obligatoria, 4º de ESO, para crear dos vías para los alumnos: una hacia FP y otra hacia Bachillerato, aunque sin ser excluyentes.
El Supremo tumbó el intento del Gobierno de que los bachilleres no tuvieran que repetir el curso entero en 1º, sino solo las asignaturas suspendidas, adelantando además algunas materias de 2º para completar el curso; el tribunal dijo que no era posible porque no estaba contemplado en la ley. Por eso, ahora se intentará cambiar la ley para flexibilizar el Bachillerato. Asimismo, los alumnos que suspendan 3º de ESO podrán elegir entre repetir, optar por programas escolares de contenidos suavizados (diversificación curricular) o acceder a programas que den unas nociones básicas para el desempeño de algún oficio (PCPI); y se establecerán convalidaciones de asignaturas entre Bachillerato y FP de grado medio.
-La universidad europea. Este año será el primero en el que toda la oferta universitaria en primer curso estará adaptada al esquema común europeo (grados de cuatro años que sustituyen a licenciaturas y diplomaturas; másteres oficiales y doctorado). La conversión coincide con las estrecheces económicas y con un repunte del alumnado universitario. Además, el Ministerio de Educación se ha comprometido a analizar el resultado que han tenido las nuevas pruebas de acceso a la universidad recién estrenadas: hay una parte obligatoria y otra optativa que puede subir la nota cuatro puntos, con lo que la máxima calificación ya no es 10, sino 14. El próximo curso, los alumnos que lleguen a los campus desde la FP superior (ya no hay un cupo limitado para ellos en cada carrera) podrán hacer la prueba para subir nota. Esta tarea parece complicada por la diversidad de áreas y materias de los estudios de FP sobre los que habría que hacer diferentes posibilidades de examen. 80 de los 590 millones prometidos por Educación irán a la universidad.
-Las negociaciones de nunca acabar. Continuarán este año las negociaciones para establecer una carrera profesional para los profesores de la enseñanza pública (el estatuto docente), negociación que comenzó en la primera legislatura de Zapatero y que se pretende ahora cerrar en pleno tijeretazo presupuestario. También se continuará estudiando la nueva financiación universitaria (más ligada a objetivos), cuyo cambio prometido lleva la misma trayectoria que el estatuto docente.
-A vueltas con la dignificación de la FP. El Gobierno quiere seguir dando pasitos en un proceso de remodelación de Formación Profesional en España que en muchos aspectos se abrió hace ya ocho años con la ley sobre las cualificaciones profesionales. Sus objetivos son modernizar la FP, terminar de quitarle el aura de alternativa de segunda y conectar de una vez por todas la FP reglada (la que se imparte en los institutos) con la formación para el empleo de la que se encarga el Ministerio de Trabajo. Este año arrancarán definitivamente los procesos de reconocimiento de competencias (demostrando en un examen lo aprendido a través de la experiencia profesional se obtendrá parte del título de la FP. Para obtenerlo entero habrá que completar los estudios). Un presupuesto de 17,5 millones pretende acreditar la experiencia de 50.000 personas. Además, en el curso que viene se quiere llegar a las 100 titulaciones en la oferta de FP a distancia (ahora son siete) y poner en marcha un sistema integrado de información sobre la oferta de la FP reglada y para el empleo.
-Programas en marcha. 200 de los 590 millones prometidos se los llevarán dos programas ya en marcha: Educa3, que pretende extender la matrícula pública para menores de tres años; y Escuela 2.0, para que los alumnos de 5º de primaria a 2º de ESO trabajen con mini ordenadores portátiles en clases completamente digitalizadas.
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