Ancianos en plena forma
Aunque los parques para mayores se han multiplicado desde su llegada a España en 2005, los usuarios desconocen las recomendaciones médicas para ejercitarse
El asunto no está en parecerse a Manuel Valbuena, el culturista de 67 años que hace 120 abdominales colgado de la pared boca abajo y eleva del suelo una barra de pesas de 235 kilos, pero en los parques para mayores hay gente como Pedro, de 78 años y con el pecho hundido, que giran con fuerza la biela unida al poste metálico y dedican tres horas al día a realizar ejercicio. José Luis Morantes, jefe clínico del servicio de rehabilitación del hospital de La Paz, Madrid, tiene 70 años y advierte que el uso excesivo de este cruce de máquina para gimnasio con parque infantil es dañino.
Braulio, de 77, sufrió un ictus. Asegura seguir los consejos de su médico al usar todos los días durante 20 minutos cada uno de los diez aparatos del circuito. Margarita, con 76 años, no va a las máquinas desde que se golpeó con una y se queja de las colas por los usuarios que usan una hora seguida el mismo aparato. Felisa, 72, gira 140 veces diarias la biela unida al poste metálico.
"Esto es como el vino", y aclara Morantes, "hay ancianos fisioadictos que creen que ejercitarse mucho les va a quitar los achaques pero esto no es así". El doctor veranea en Marbella, Málaga, donde varios de estos circuitos biosaludables están instalados en la arena de la playa. "Los ves dándole a la máquina cuando vas a dar un paseo y al volver más de una hora después siguen en la misma".
Elías Hernández, que participa en un grupo de investigación sobre deportes para mayores en la universidad de Málaga, explica que la técnica y tiempos son vitales para evitar lesiones. Morantes recomienda diez minutos con un aparato, descanso de cinco, y otros diez en otro ejercicio hasta un máximo de tres cuartos de hora e intercalar cada día el tren locomotor superior e inferior, siempre con mucho cuidado al ejecutar los movimientos. "He visto cada barbaridad y poner tanto brío", y reflexiona, "supongo que por falta de información".
Un estudio realizado en Málaga por el grupo de Hernández, que, asegura, es extrapolable al resto de España, concluye que solo en uno de cada diez circuitos hay algún tipo de supervisión de la instalación y que el 37% de los carteles explicativos no aportan la información práctica necesaria. El investigador colabora con Ibercolmex, la empresa española que instaló el primer circuito geriátrico en España a finales de 2005 en el parque de Polvoranca en Leganés, Madrid. Ese año, Ibercolmex trajo de China dos contenedores marítimos con unos 220 aparatos. En 2006 ya eran 22 recipientes para llegar a los 60 (6.600 máquinas) en 2009. Un total en 136 en cuatro años, suficientes para más de 1500 áreas instaladas.
Su director, Vicente Jiménez, vio la oportunidad de negocio al observar estos aparatos en China, donde se desarrollaron con el nuevo milenio. Compró una fábrica allí, la adecuó a los estándares españoles de los 70 y trajo el producto a un sector que, como definen desde la Asociación Española de Fabricantes de Mobiliario Urbano y Parques Infantiles (AFAMOUR), está en línea ascendente frente al estancamiento en el mobiliario urbano y los parques infantiles. El precio de un circuito oscila desde 6.000 hasta 20.000 euros y ya supone un 5-10% de un sector con un volumen de ventas en 2007 de 350 millones de euros. La crisis de financiación de los ayuntamientos españoles, sus mayores clientes, pasa factura a un pastel donde Lappset, una multinacional finlandesa, ha colocado 340 circuitos desde 2006 y acaba de ganar un concurso para instalar por Girona 159 más.
Tanto Hernández como Morantes recomiendan un monitor en estos parques y aseguran que a partir de los 60, donde ya está el 20% de la población de España y cuando comienza el envejecimiento notorio en el aparato músculo-articular, con atrofia, artrosis, descalificación ósea... es más recomendable este tipo de ejercicio, combinado con largos paseos, que los deportes tradicionales. Morantes recuerda una anécdota: "Jim Fixx, que escribió el superventas The Complete Book of Running y preconizó el footing, murió a los 52 años de un infarto mientras corría".
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