El laboratorio espacial de Valencia ya está en marcha

Valencia ha inaugurado esta mañana el Laboratorio de Radiofrecuencia de Alta Potencia, un centro de la Agencia Espacial Europea (ESA en sus siglas en inglés) que ha sido trasladado desde la sede central del organismo en Holanda. El laboratorio ocupa un espacio de 150 metros cuadrados en la Universidad Politécnica de Valencia. Cuenta con siete investigadores que aumentarán hasta 20 o 25 cuando se incorporen, en los próximos días, los grupos de la Politécnica, dirigido por Vicente Boria, y de la Universitat de València, a cargo de Benito Gimeno. El equipo global estará integrado por científicos, ingenieros y tecnólogos.

La principal función del Laboratorio, como cuando estaba en Holanda, consistirá en dar asistencia a los proyectos de la ESA y generar la I+D necesaria para llevarlos a cabo. El centro establecerá los estándares que tendrán que cumplir los dispositivos de comunicación que vayan a ser lanzados al espacio. Los equipos de comunicación incorporados a satélites están expuestos a radiaciones muy potentes, que generan perturbaciones y, eventualmente, pueden destruirlos. El laboratorio valenciano se encargará de poner a prueba los componentes de las misiones de la ESA. Y, en los periodos en que esté libre, dará servicio a la industria aeroespacial para que pruebe sus dispositivos en las instalaciones, capaces por ejemplo de simular los temblores de un terremoto de 7,5 en la escala de Richter, según se ha explicado esta mañana en la presentación en la Politécnica.

El laboratorio nace de la colaboración entre la ESA y el Valencia Space Consortium, entidad participada por las dos universidades públicas de la ciudad, la Generalitat y el Ayuntamiento. El coste del laboratorio se estima en unos cinco o seis millones de euros. Más de la mitad ha sido aportado por la agencia europea en forma de equipos y demás material. El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, la alcadesa de Valencia, Rita Barberá, el rector de la Politécnica, Juan Juliá, y el de la Universitat de València, Esteban Morcillo, han destacado la importancia científica del centro, y han vaticinado que será el "embrión" de un polo tecnológico aeroespacial. Los cálculos del consorcio prevén que el laboratorio genere cuando esté a pleno rendimiento unos 80 puestos de trabajo entre directos (unos 25) e indirectos.