"El debate es el consumo, no el coche eléctrico"
El delegado del Gobierno para la Violencia de Género no cree que hablar de ecología y de igualdad entre hombres y mujeres sean cosas muy distintas. Se trata, en definitiva, de cuestionar un modelo jerarquizado con elemento masculino en la cúspide que ejerce su poder sobre lo que considera en un nivel inferior, llámese pareja o medio ambiente. A Miguel Lorente le preocupa "el egoísmo y el individualismo" imperantes, y que los movimientos ecologistas no se vean como algo más próximo ni que determinados mensajes verdes no se incorporen a todas las políticas. Al día siguiente de la entrevista telefonea para añadir otro término a su reflexión: ecofeminismo, "trasladar a la naturaleza los planteamientos de igualdad de género". Su dicción es tan rápida como sosegado y científico su análisis. Nació en un pueblo de Almería y al irse a la ciudad a estudiar se dio cuenta de que el modelo actual le ha dado la espalda a la naturaleza y al mundo rural.
"Abogo por trasladar a la naturaleza los planteamientos de igualdad de género"
Si he entendido bien, el actual modelo productivo es machista.
Es la concepción del modelo machista, de dominio patriarcal. La naturaleza se utiliza para clavarle el colmillo y vampirizarla o verter en ella los residuos.
¿Está a favor o en contra de las corridas de toros?
La cultura se utiliza como argumento para justificar la desigualdad, la violencia de género o el uso inadecuado de las energías, pero no nos hace irresponsables. El ser humano, a diferencia del resto de animales, posee la capacidad de libre determinación. Tenemos influencias externas, pero somos conscientes de lo que hacemos. Yo soy andaluz, mis referencias culturales giran alrededor de manifestaciones y fiestas como el flamenco y los toros. Pero a mí no me gustan ni el flamenco ni los toros. Reconozco que puede haber un elemento artístico, más allá de la lucha, pero el instrumento para crear esa belleza es un maltrato a un animal, y, por tanto, estoy en contra.
¿Cuáles son sus gestos cotidianos?
Somos poco conscientes del papel individual, creemos que todo lo va a dar una ley, una política de Estado. El consumo responsable es la responsabilidad de no consumir; tenemos muchos gastos superfluos. Pedí un flexo para cuando trabajo solo y no tener todas las luces del despacho encendidas. Abro las ventanas: es más saludable que el aire acondicionado a pesar del ruido.
¿Qué opina de la energía nuclear?
Que se esté planteando como solución es triste, es como la amputación en medicina, la última instancia que no hemos sabido evitar.
¿Instrumentos de cambio?
La actitud crítica y el fracaso. A quien apuesta por modelos que no tienen la posibilidad de estirar, el fracaso les dirá: "¿Veis cómo estabais equivocados?".
¿Y las amenazas para que ese cambio sea posible?
Nicolas Sarkozy ha dicho que hay que refundar el capitalismo, y no puede ser que quien es responsable de algo lo refunde: o refundan el capitalismo otros, o los que estaban refundan otra cosa que no sea capitalismo. Si no, es perpetuar el modelo. En mi libro Los nuevos hombres nuevos hablo del posconservadurismo: si los neocon han sido los protagonistas de la crisis, los poscon quieren aprovecharla para volver a ocupar posiciones de poder, sector de las energías renovables incluido. Pero aquí ¿de qué se trata, de cambiar de modelo o de fuente de ingreso? No es que el coche sea eléctrico, es cuestionarse hasta qué punto es necesario consumir tanto.
Entonces, lo de pagar por emitir CO²...
Puede ser un elemento transitorio, facilita la toma de conciencia, pero la contaminación que genera es la misma.
¿Es usted de los que ven aspectos positivos a la crisis?
El modelo se venía agotando y, en vez de reaccionar para intentar cambiarlo o buscarle alternativa, lo llevaron a cuidados paliativos, para que sobreviviera un poco más, hasta que ha sido imposible y ha tenido un fallo multiorgánico. Sin que se confunda con que lo vea positivo, toda crisis supone un momento de reflexión.
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