Estrellas muy terrenales
Actores de Hollywood que ya conocen el sabor de una candidatura al Oscar, los hermanos Gyllenhaal, Maggie y Jake, se muestran comprometidos con el medio ambiente
Da igual que se apelliden Gyllenhaal y formen parte de ese selecto grupo que es el de los candidatos al Oscar. Tanto Maggie Gyllenhaal, que acaba de recibir ese honor gracias a Corazón rebelde, de Scott Gooper, como su hermano Jake Gyllenhaal, que aspiró al mismo galardón años antes con Brokeback mountain (Ang Lee), se criaron con los pies en la tierra. "Mi madre siempre fue alguien muy concienciado y nos enseñó que es parte de nuestra responsabilidad no sólo como actores, sino como personas responsables, cuidar de nuestro entorno", argumenta Maggie, la mayor de los dos hermanos. ¿Cómo se cuida del entorno en medio del glamour de Hollywood? Maggie, neoyorquina de 32 años, no necesita pensarse la respuesta. "Es imposible disfrutar de algo como los Oscar si no haces algo por ayudar en tiempos de crisis; ayudar, por ejemplo, a mejorar la situación de Haití", es su respuesta rápida, como un rayo. Está involucrada en otras actividades tanto políticas como medioambientales o sociales. Pero ahora todo palidece comparado con la devastación que vive Haití en todos los frentes. "Antes del terremoto ya estaba asociada con Partners in Health (www.pih.org )", explica en referencia a la organización con sede en Haití que desde hace años -"desde antes del terremoto", recalca la actriz- trabaja para ayudar a una comunidad que necesita "mucho más que mandar un barco lleno de tiritas en momentos de crisis", añade con sarcasmo.
Por esta asociación y por su proyecto global de ayuda a una comunidad, a un país, a una isla empobrecida entre otras razones por la destrucción medioambiental sufrida durante años, Maggie da hasta el vestido. "El que llevé a los Globos de Oro. Lo subasté para mandar ese dinero en su totalidad a Partners in Health. En estos momentos es la única forma de colaborar. Mandar todo el dinero que podamos. Y más. Que duela".
Su hermano Jake, 29 años, prefiere contribuir a la mejora de este mundo empezando por las raíces. "Trabajo con diversas organizaciones, pero ahora estoy volcando mi apoyo a la Fundación Feed (www.thefeedfoundation.org )", comenta el actor, nacido en California. El lema de esta organización es el de "lograr las bases sostenibles con las que dar de comer al mundo". Jake Gyllenhaal también reconoce que su interés en la sociedad y en el medio ambiente le viene de familia, aunque subraya que además tuvo mucho que ver un amigo suyo que es agricultor. Los conocimientos de este último sobre el desgaste que vive nuestro suelo para alimentar de manera industrial a una población al alza se une a la preocupación personal del menor de los hermanos en la alimentación. Porque, al fin y al cabo, somos lo que comemos.
"Siempre he sido un firme creyente de una alimentación sostenible", subraya tajante, mientras se reconoce molesto tanto con el empobrecimiento del suelo por culpa de una explotación errónea como con el número en aumento de gente que no tiene que comer. O con ese otro número también en aumento que es el de los obesos, fruto de una sobrealimentación por lo general pobre en nutrientes. Como asegura la fundación, el dilema que intentan abordar es el hecho de que mil millones de personas en el mundo pasan hambre mientras que otros mil millones están sobrealimentados. Por eso Jake ha dado su nombre para iniciativas como esa, que ya está presente en los supermercados estadounidenses y donde la compra de una bolsa de tela de cuerda para reciclar significa que un niño comerá todo el año. O esa otra cuestación que quiere alimentar a los damnificados en Haití. "Pero me gustaría hacer más. Me encanta mi trabajo y disfruto de cada momento como actor. Además se paga bien", se ríe de su propio estatus un intérprete que apunta a convertirse en uno de los nuevos héroes de acción del verano gracias al próximo estreno de El príncipe de Persia, las arenas del tiempo, de Mike Newell. "Pero lo cierto es que querría ayudar al mundo de la mejor manera. Involucrarme más, interactuar más con el planeta en el que vivimos, porque en este mundo de Hollywood, si no tienes cuidado, puedes acabar aislándote de todo lo que pasa bajo tus pies".
Maggie Gyllenhaal tiene un recordatorio constante sobre la necesidad de trabajar por un mundo mejor. Se llama Ramona y los próximos que cumpla serán los cuatro. "Mi hija lo cambió todo. Me cambió la vida y mi visión del mundo por completo", afirma la actriz, casada con el también actor Peter Sarsgaard. Y se la cambió para bien y para mal, porque, junto a sus intentos de crear un mundo mejor para Ramona, su nacimiento le hizo darse cuenta de sus limitaciones. Como, por ejemplo, esos malditos pañales. "Era una de esas madres que lo tenía clarísimo, todo por el medio ambiente, pero luego te chocas con la realidad y en ocasiones escoges lo práctico", afirma con un mohín, sin querer entrar más en detalles. Sólo se presta a añadir: "Como la mayor parte de las madres, lo hago lo mejor que puedo. Aunque está claro que ser madre te doblega al mundo en que vivimos".
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