Pisar con cabeza
Unos zapatos bonitos pueden hacernos la boca agua, pero si no son funcionales, también papilla las articulaciones. Los podólogos advierten de que un calzado inadecuado causa desde ampollas hasta dolores cervicales. Y explican cómo elegir el mejor según nuestras necesidades
Si pudieran, los pies, la base de nuestro cuerpo, los grandes olvidados, saldrían huyendo de tanto escaparate navideño repleto de zapatos de fiesta con tacones vertiginosos y puntas afiladas como cuchillos... Poco que ver con las recomendaciones de los expertos. "El tacón ha de ser ancho y medir de dos a cuatro centímetros", advierte, por ejemplo, Elena de Planell, vocal del Colegio de Podólogos de Cataluña. Ir completamente plano tampoco es lo más adecuado, pero la altura aumenta el riesgo de sobrecarga en las estructuras de la zona anterior del pie y de padecer problemas en la musculatura posterior de la pierna. También debe ser ancha la puntera. "Si es estrecha puede deformar los dedos, que no tienen suficiente espacio para colocarse", agrega.
Un 85% de quienes sufren juanetes, dedos en garra y superposición de dedos son mujeres.
Un 85% de quienes sufren de juanetes (hallux valgus, deformación del primer dedo), dedos de martillo, dedos en garra o superposiciones de los dedos, enumera Antonio Viladort, especialista en traumatología y cirugía ortopédica, y presidente de la Asociación Española de Medicina y Cirugía del Pie y Tobillo, son mujeres. "Algo tendrá que ver el zapato", apostilla. "Tienden más a estilizar que a ser funcionales o cómodos. Las últimas tendencias también afectan a los hombres", matiza Planell. Es muy frecuente encontrar en el mercado hormas no acordes con la longitud y la amplitud del pie. Con los consiguientes resultados de opresión, dolor, roces, deformaciones y sobrecargas de apoyo.
Lo lógico, enfatizan los especialistas, sería que el continente se adaptara al contenido, que tuviera en cuenta detalles importantes como que no somos simétricos, que nuestros pies no son idénticos. Pero es muy frecuente que ocurra justo al revés. Y entonces vienen los madres mías. Si ordenamos de leves a graves los males más comunes derivados de un calzado inadecuado, nos encontramos con flictenas (ampollas), heridas, úlceras y callosidades, inflamaciones del tendón de Aquiles, dolores en la planta y en su dorso e inflamación. "A veces, sobre todo en aquellas personas que poseen un problema de apoyo, un zapato que no se les acomode o sujete lo suficiente puede provocar que las articulaciones ?tobillos, rodillas, caderas? sufran un movimiento anómalo", explica Viladort. Un deficiente apoyo puede, asimismo, favorecer la aparición de dolores de espalda, lumbares, cervicales o de cabeza.
El doctor Viladort resalta que cada vez estamos mejor informados y cada vez buscamos un calzado más cómodo. Aún así, cuando una moda pega fuerte resulta complicado resistirse. Ahora que arrasan las botas por encima de las rodillas, de mosquetero, es aconsejable que tengan una abertura, para no oprimir la zona posterior de la rodilla, el llamado hueco poplíteo. Cuando todo el mundo caminaba con zuecos por la calle, aumentaron los esguinces en las consultas de los traumatólogos. "Ojo que eso no quiere decir que el zueco no sea bueno; es muy bueno, pero para determinadas circunstancias: para personal sanitario que ha de estar de pie en un quirófano, o para quien tenga que estar mucho tiempo de pie por su trabajo", puntualiza el traumatólogo. Lo que nos lleva a otra cuestión: es recomendable elegir el calzado en función de la actividad que se vaya a realizar en cada momento.
Y también en función de la edad. "Deformidades en los dedos pueden venir de un mal calzado durante la infancia", tercia la especialista Elvira Bonilla, redactora jefe de la Revista Española de Podología. Un zapato demasiado justo impide que su pie se desarrolle normalmente. Lo contrario, comprar un número más "para que le dure", tampoco es bueno, porque "el pie no va sujeto, se va desplazando, provocando zonas de roce". "Hay que prestar atención porque los niños no se quejan, tienen una resistencia bárbara al dolor y la fatiga. Parece que pueden con todo... Hasta que dejan de poder", añade. Mejor zapatos de cordones, flexibles y que sean lo más livianos y posible.
Bonilla advierte sobre la tendencia de muchos chicos a calzar sólo zapatillas deportivas: "El pie se formará más ancho y musculoso, especialmente en la planta, de manera que, en la edad adulta, puede tener dificultades para embutirse en un zapato de horma más estrecha". Atención a verrugas y micosis (infecciones producidas por hongos), que tienen un excelente caldo de cultivo en una piel cubierta por calcetines de fibra y metida en un material que impide la transpiración y macera.
Recomendaciones
PARA TODOS. Elegir piel suave y flexible o tejidos suaves y transpirables, que absorban el sudor y pesen poco. El momento idóneo para probarse el calzado es a última hora del día, cuando los pies están cansados e hinchados, por lo que estaremos seguros de que no apretarán. Es conveniente probarse los dos zapatos, pues un pie suele ser un poco más grande que el otro.
PARA NIÑOS. Según se van haciendo más activos, y se desarrollan sus pies, van necesitando zapatos con un contrafuerte firme, suela algo adhesiva para evitar caídas y lo suficientemente flexibles para doblarse donde se dobla el pie. Para probárselos, hay que hacer que el niño camine por la tienda más de un par de minutos, con un calcetín normal, y fijarse en dónde tocan el pie las costuras interiores. No deben quedar sueltos en el talón.
PARA MUJERES. Los podólogos creen que los tacones de más de cinco centímetros son, desde el punto de vista de la salud, poco seguros. Para aliviar sus efectos, se puede limitar el tiempo de uso, alternándolos con zapatillas deportivas de buena calidad, o con zapatos planos una parte del día.
PARA HACER DEPORTE. El calzado deportivo debe ajustarse para mantener el pie en la posición más natural mientras se realiza ejercicio. Es aconsejable elegir el tipo de zapato dependiendo del tipo de deporte. Por ejemplo, una zapatilla de tenis se idea para dar más apoyo y permitir paradas y giros repentinos.
Consejos ofrecidos por José Mariano de León, decano del Colegio de Podólogos de Madrid.
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