Cuidar es mucho más que curar
El tratamiento de enfermos terminales va más allá que el manejo de síntomas físicos
Un enfermo terminal no es sólo una persona con una dolencia. Tiene necesidades físicas, sí, pero también espirituales, psíquicas, de orden práctico, burocrático... Además no suele estar solo. A su alrededor hay familiares y amigos, que también necesitan un bienestar. Todos estos aspectos deben ser abordados cuando se presta atención sanitaria a una persona para la que ya no hay curación. Porque la imposibilidad de sanar -algo inevitable para todas las personas en algún momento- no debe reducir la intención de aliviar. Esta es la premisa del manual Cuidados paliativos. Control de síntomas, realizado por dos expertos en Medicina Paliativa: los doctores Marcos Gómez Sancho y Manuel Ojeda Martín, del Hospital Doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, y que cuenta con el apoyo del Consejo General de Colegios Médicos de España.
El manual, que se centra en la atención a pacientes oncológicos (origen de los cuidados paliativos) incluye aspectos que van desde la administración de calmantes hasta aspectos como la importancia de la necesaria información a los enfermos, con especial cuidado al tratamiento de dolor, ayuda para entender los tratamientos y los prospectos y otros capítulos como los referidos al duelo de familiares y conocidos, la alimentación, la limpieza y la sedación.
Sobre este último punto, uno de los caballos de batalla de los recientes procesos como el que acabó con la absolución de los médicos del hospital Severo Ochoa de Leganés, el texto es tajante: "Es un deber deontológico abordar con decisión la sedación en la agonía, incluso cuando de ese tratamiento se pudiera derivar, como efecto secundario, una anticipación de la muerte". Con ello se recogen las directrices de la Estrategia Nacional de Cuidados Paliativos y toda la doctrina que ya existe sobre buenas prácticas médicas, pero de una manera concisa y clara, que ayuda a decidir. Por eso insiste en que "la sedación en la agonía no es un tratamiento excepcional; el incremento de personas que precisan cuidados paliativos constituye actualmente un paradigma que debe estar presente en la enseñanza de las Facultades de Medicina y en los Programas de Formación Continuada y en la conciencia de todos los médicos".
Claro que antes de llegar a esa situación hay otros pasos que conviene recorrer. Por ejemplo, que "el objetivo es el confort". "Nunca vamos a curar al enfermo y toda medicación que suministremos irá encaminada a mejorar el bienestar de nuestros pacientes".
Los autores reconocen que aunque la teoría que está detrás de estos cuidados está clara, a veces a los médicos les cuesta aplicarla adecuadamente. "El médico, en ocasiones, llega a la conclusión de que, desde el punto de vista 'curativo', poco se puede hacer por el enfermo terminal. De ahí que su dedicación a este tipo de pacientes no sea tan intensa como la prestada a enfermos afectados de otras patologías 'curables", apunta Ojeda Martín.
"El médico interpreta el acercamiento de la muerte de su enfermo como un fracaso profesional", señala por su parte Gómez Sancho. "Los médicos, como el resto de los seres humanos, difícilmente asumen el asunto de su propia muerte. Si esto es así, el enfermo está recordando al médico su propia mortalidad, lo que dificultará su contacto con este paciente", añade.
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