Una exposición revela cómo la publicidad fue una aliada del franquismo
Desde hoy y hasta el próximo 20 de mayo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid
Más de 200 carteles y anuncios muestran en el Círculo de Bellas Artes de Madrid cómo la publicidad comercial fue una fiel aliada del franquismo, a través de unos mensajes que, por ejemplo, no dudaban en afirmar que "los rojos no usaban sombrero", si de lo que se trataba era de vender este complemento.
"Posguerra. Propaganda y Publicidad en España 1939-1959" es el título de esta exposición que desde hoy y hasta el próximo 20 de mayo puede verse en el Círculo de Bellas Artes, organizada, además de por esta institución, por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, y que es fruto de una ardua e inédita investigación de más de dos años realizada por Susana Sueiro, profesora de Historia Contemporánea de la UNED.
"Si algo me ha quedado claro es que en aquellos años existió una estrecha relación entre el discurso comercial y la propaganda política, que los anunciantes asumieron las proclamas y símbolos del franquismo" en un terreno que, aunque también sufrió la censura, tuvo "algo más de libertad que otras facetas culturales y artísticas" porque fue considerada "un arte menor" y, por eso, el escrutinio de los censores fue más relajado.
A través de diez apartados temáticos y cronológicos, la exposición recorre desde los primeros años de la posguerra, cuando Franco, en un país empobrecido tras la Guerra Civil, impulsó una economía cerrada, el "culto al producto español" y los comerciantes se apresuraron a exteriorizar su adhesión al régimen y a su moral, hasta 1959, cuando, con "el fin del sueño de la autarquía", se inició una incipiente apertura a lo exterior, fundamentalmente a los productos estadounidenses.
"Construir una memoria histórica auténtica"
Se trata de un recorrido que "no pretende discutir la estética de los anuncios o documentar la historia del cartel" sino impulsar "una reflexión y un debate" para construir "una memoria histórica auténtica", según afirmó en la presentación Juan Barja, director del Círculo de Bellas Artes.
La exposición descubre desde cómo la publicidad impulsó el catolicismo, con carteles en los que puede leerse "que crezca el horror al pecado en el corazón de los hombres" o de anuncios de aspirinas con crucifijos; el patriotismo, en una proliferación de productos llamados imperial o imperio; o la idea de una mujer cuya ambición debía ser "casarse pronto y bien" y "conservar el cariño de su marido", algo que podían conseguir a través de determinado perfume.
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