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China prohíbe la venta de órganos y su extracción a ejecutados

El Gobierno de Pekín asegura que las donaciones órganos de los presos son "voluntarias" y suponen un porcentaje "insignificante"

China ha decidido poner fin a la polémica sobre la venta de órganos de presos ejecutados. Según ha informado hoy el Gobierno de Pekín en su página web, el comercio de órganos humanos estará prohibido en el país a partir del 1 de julio, cuando entre en vigor la nueva normativa sobre trasplantes que preparan las autoridades.

La regulación exige a las instituciones médicas obtener un documento de autorización firmado por los donantes antes del trasplante, en un país donde las organizaciones internacionales han denunciado que se pueden comprar órganos, muchas veces de los prisioneros ejecutados, sin el consentimiento de los reos ni de sus familiares.

Con las nuevas normas, sólo los centros registrados podrán efectuar trasplantes, aunque podrán perder su permiso "si el paciente no sobrevive durante un determinado número de años", ha explicado el portavoz del Ministerio, Mao Qunan. Todas las operaciones deberán contar además con la aprobación de un comité ético. Sin embargo, la regulación, prometida por el Gobierno chino el año pasado, no da respuesta a aspectos claves, como la procedencia de los órganos o la definición de muerte cerebral, según ha puesto de manifiesto Chen Zhonghua, del Instituto de Trasplantes del Hospital de Tongji, citado hoy por el diario South China Morning Post.

Un porcentaje "insignificante"

Al tiempo que anunciaba la nueva legislación, Pekín ha reconocido el uso en hospitales de órganos de ejecutados para trasplantes, pero ha asegurado que se trata de un porcentaje "insignificante" del total y que, en contra de las denuncias, en todos los casos se hace con el "consentimiento del condenado o su familia". "Algunos medios de comunicación informaron de que se ha forzado a los condenados a muerte o a sus familiares, lo cual es una completa calumnia", ha asegurado en rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Qin Gang, al comentar la nueva ley. Qin ha añadido que el principio del sistema sanitario chino "establece que el donante debe dar voluntariamente sus órganos", y que el caso de los ejecutados "no es una excepción".

Se estima que al menos dos millones de chinos necesitan un trasplante de órgano cada año pero sólo 20.000 se pueden efectuar debido a la escasez de donantes, según cifras difundidas hoy por la agencia oficial Xinhua. Pese a esa escasez, según la misma fuente, pacientes de otros países viajaron en los últimos años a China para hacerse trasplantes.

En los últimos meses, han salido a la luz casos de ciudadanos de Japón y Malaisia que habían viajado a China para hacerse trasplantes de órganos y posteriormente fallecieron, un hecho que está siendo investigado por las autoridades chinas y que aumentó las sospechas sobre el "negocio" de estas operaciones en el país asiático. China es en la actualidad el segundo país en número de trasplantes de órganos, con 2.600 casos de hígado y unos 6.000 casos de riñón en el 2004, sólo por detrás de Estados Unidos.

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