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El Papa implora por el fin de la "plaga del terrorismo" y la guerra en el mundo

El Pontífice se refiere en especial a Oriente Próximo en la tradicional bendición 'Urbi et orbi'

El Papa ha implorado hoy a Dios que salve al hombre de las guerras y de los conflictos armados que devastan enteras regiones del mundo, así como de la plaga del terrorismo y de la violencia contra los débiles e inermes. Débil aunque con voz clara, el Papa ha pronunciado la tradicional bendición Urbi et orbi desde el atrio de la plaza de San Pedro, en el Vaticano.

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En su 26º mensaje navideño, el Papa se ha dirigido a los miles de personas que abarrotaban la plaza de San Pedro como cada año. Esta mañana se encontraba más debilitado que anoche, cuando pronunció la Misa del Gallo con mucha más claridad. No obstante, como es costumbre, tras el mensaje, el Papa ha felicitado la Navidad y ha esparcido la bendición para la ciudad del Vaticano y el mundo entero en 62 idiomas.

"Sálvanos de los males que desgarran a la humanidad en estos primeros años del tercer milenio", ha implorado el Pontífice. "Sálvanos de las guerras y los conflictos armados que asolan partes enteras del mundo, de la plaga del terrorismo y de las muchas formas de violencia que asaltan a los débiles y vulnerables", ha dicho Juan Pablo II, recordando su oposición a la guerra contra Irak.

El Papa ha querido hacer una referencia especial a Oriente Próximo, hogar de varios lugares sagrados para el cristianismo. Sálvanos del desánimo al adentrarnos en los caminos de la paz, en verdad caminos difíciles, pero posibles y por tanto, necesarios; caminos que son urgentes siempre y en todas partes, pero en especial en la tierra donde tú, Jesús, naciste, príncipe de la paz", ha sido el texto de su discurso en este punto.

En una mañana soleada pero fría, Juan Pablo II dijo que Jesús es el único Salvador de la humanidad y que por ello en estos momentos, en los que demasiada sangre sigue derramándose por la tierra hay que pedirle que "nos salve".

Juan Pablo II, a su llegada a la Misa del Gallo en la Basílica de San Pedro.
Juan Pablo II, a su llegada a la Misa del Gallo en la Basílica de San Pedro.AP

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