Una expedición de científicos españoles estudiará en la Antártida los efectos del cambio climático
Partirán en enero hacia la península de Byers, una zona del continente austral casi inexplorada
Seis investigadores españoles y un austríaco viajarán a la Antártida para estudiar por segundo año consecutivo los efectos del clima en ecosistemas polares de agua dulce, en una zona del continente austral apenas pisada por el hombre. La expedición Limnopolar, dirigida por el catedrático de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid Antonio Quesada, instalará a principios de enero un campamento provisional que permanecerá hasta el 1 de marzo en la península de Byers.
Esta es la segunda vez que científicos españoles viajan, sin apoyo de las bases antárticas españolas, a ese lugar casi inexplorado del continente austral, tras una difícil campaña a finales del año pasado en la que las duras condiciones climáticas casi hicieron fracasar el proyecto.
En una entrevista concedida a la agencia EFE, Quesada ha relatado que las lluvias y los fuertes vientos de primavera en lo que él llama la "Antártida tropical" hicieron de la pasada expedición "la más extrema" de las siete que ha vivido hasta ahora. Pese a que en la península de Bayers las temperaturas no son tan frías como en el resto de la Antártida por encontrarse "muy al norte" -entre los 63 y los 64 grados de latitud sur-, se trata de una zona expuesta a "impresionantes tormentas que hacen que sea casi imposible trabajar", ha explicado el científico.
"Estuvimos casi tres meses empapados" debido a las constantes lluvias y nevadas, continuó, "era como hacer ciencia al límite". Además, ha dicho, los fuertes vientos, que oscilaban entre los 60 y los 120 kilómetros por hora, hicieron que los alojamientos individuales sufrieran importantes daños y, debido a la presión, las dos grandes tiendas que servían como comedor-cocina y laboratorio científico "explotaron", aunque los equipos eran, según el científico "los mejores que hay en el mercado".
Una campaña más reducida
Teniendo en cuenta todos estos factores, Limnopolar ha reducido este año la campaña a la mitad partiendo en enero en lugar de hacerlo en noviembre como la vez pasada. "Una de nuestras prioridades", ha afirmado Quesada, "es mantener una estación meteorológica que hemos dejado en la zona donde estamos explorando" y que "durante todo el invierno ha recogido automáticamente los primeros datos que existen sobre la zona" en esa estación del año.
El objetivo de Limnopolar es establecer un modelo matemático con el que estudiar cómo varían las condiciones ambientales con la latitud y de qué forma afectan estos cambios a los diferentes organismos, de modo que se pueda predecir la evolución de los ecosistemas polares no marinos ante un posible Cambio Climático.
El trabajo de los científicos españoles se enmarca, según Antonio Quesada, en un proyecto internacional impulsado por el Comité Científico Internacional para la Investigación Antártica, conocido por sus siglas inglesas (SCAR) y galardonado con el Príncipe de Asturias de Cooperación 2002.
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