La FAPE denuncia la violencia contra los informadores en el Día de la Libertad de prensa
La asociación advierte que el 11-S ha situado al periodistas comprometido con su trabajo "en una auténtica trinchera"
La Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, ha afirmado en un manifiesto que, con el nuevo orden mundial, han aumentado los asesinatos y secuestros de periodistas en diferentes partes del mundo.
FAPE señala que con el viejo orden internacional, la libertad de expresión, aunque restringida y con cortapisas, "podía fluir sin que el ejercicio profesional necesariamente pusiera en riesgo la vida de reporteros y profesionales en zonas de crisis y conflictos".
Sin embargo, con el nuevo orden internacional, "las estadísticas de periodistas y reporteros asesinados, ecuestrados y maltratados en los diferentes escenarios de conflicto han aumentado vertiginosamente".
"En España -se afirma-, el terrorismo de ETA se ha fijado en los periodistas, a los que asesina y envía paquetes bomba. Colombia sigue a la cabeza de la negra estadística de periodistas muertos y secuestrados".
También en Bosnia-Herzegovina, Croacia y Kosovo, el reportero abatido por disparos de francotirador llegó a pagarse a 50 dólares norteamericanos. "Son datos elocuentes que muestran la escalada de la vieja práctica abyecta que consiste en 'matar al mensajero'", señala el comunicado.
El manifiesto afirma que ha sido tras los atentados del 11 de septiembre "cuando la comunidad internacional ha entrado en una nueva y trágica página que sitúa al periodista comprometido con su trabajo en una auténtica trinchera".
FAPE recuerda la muerte de Julio Fuentes o de David Pearl en Afganistán, la Operación muro de Defensa israelí, que ha sido "una constante agresión a la libertad de prensa", con la persecución
informativa contra los periodistas europeos y palestinos y la muerte del periodista italiano Raffaelle Ciriello, muerto "por los disparos indiscriminados del ejército israelí".
El comunicado señala que David Pearl y Raffaelle Ciriello "son dos símbolos del retroceso que está experimentando la libertad de prensa en el mundo", que "hay que poder freno civilizador a la violencia y que "no pueden consentirse ataques contra periodistas por parte de quienes están dispuestos a imponer su única verdad a tiros".
El manifiesto finaliza afirmando que "es imprescindible, y hay que exigir en los foros internacionales, la plena seguridad del trabajo de los periodistas que nunca tuvieron más armas que la palabra".
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