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SANIDAD

El hospital Mount Sinai de Nueva York, multado por la muerte de un donante

El centro tendrá que pagar 48.000 dólares y no podrá realizar ningún transplante de hígado de donante vivo durante seis meses

El hospital Mount Sinai de Nueva York deberá pagar una multa de 48.000 dólares (54.738 euros), la máxima contemplada por la ley, y no realizar ningún transplante de hígado de donante vivo durante seis meses, según ha ordenado el Wstado de Nueva York tras investigar la muerte de Mike Hurewitz, que fue ingresado para donar parte de su hígado a su hermano.

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Según la Comisaria de sanidad del estado de Nueva York, Antonia Novello, médicos en prácticas sin la suficiente supervisión habían proporcionado "una atención postoperatoria inadecuada" a Hurewitz, que falleció el 13 de enero, tres días después de la intervención. El receptor del transplante, Adam Hurewitz, un médico de 54 años, está dado de alta y en perfectas condiciones según el hospital.

El día de su fallecimiento, Hurewitz, un periodista de 57 años, estaba en la unidad de transplante con otros 34 pacientes, bajo los cuidados de una médico residente en prácticas, que se declaró, en el informe realizado por el estado, "abrumada" por la cantidad de pacientes bajo su responsabilidad sin la ayuda de ningún otro médico.

El informe constata que es imposible saber si se habría podido salvar la vida del paciente si hubiera habido más médicos en la unidad, pero "considera a Mount Sinai responsable" de cuidados inapropiados.

Plan de corrección de sus prácticas

El hospital podrá volver a realizar transplantes de hígado de donantes vivos dentro de seis meses si presenta al estado un plan de corrección de sus prácticas y este lo aprueba. El hospital está considerado uno de los mejores del país en el campo de los transplantes de donantes vivos, de los que ha realizado más de cien.

El jefe de operaciones del hospital, Barry Freedman, reconoció que el día del fallecimiento de Hurewitz sufrieron "inusuales problemas de personal" y que el hospital está trabajando para solucionarlo.

La viuda de Hurewitz hizo público un comunicado en el que manifiesta que la muerte de su marido "podría haber sido evitada con un tratamiento adecuado y a tiempo a cargo de personal formado, con experiencia y supervisado".

El informe encuentra 18 irregularidades en el tratamiento del paciente, entre ellas que el doctor que le operó no lo examinó tras la operación, fue otro cirujano el encargado de hacerlo. También constata que en un examen efectuado el día anterior a su fallecimiento no se le midieron las constantes vitales.

Medicinas contra las nauseas

La mañana del día 13 se le dieron medicinas contra las náuseas e hipo que sufría, pero no se buscaron las causas de los síntomas, y un médico en prácticas sin conocer los síntomas firmó un parte que afirmaba que el paciente estaba en condición estable.

Cuando el paciente comenzó a vomitar sangre, a la una de la tarde, la médico en prácticas llamó a un doctor más experimentado, que se encontraba fuera del hospital, pero cuando llegó, no examinó al paciente.

A las dos de la tarde se le puso una máscara de oxígeno porque el nivel de oxígeno en sangre estaba bajando. A las tres seguía con dificultades para respirar y vomitando sangre y la enfermera llamó a la médico, tras lo cual el paciente entró en coma y los intentos por que recuperara la conciencia fueron inútiles.

Se le declaró muerto a las 15.40. La causa de la muerte fue haber respirado gran cantidad de la sangre vomitada. En la autopsia se le encontró una infección intestinal, que podría haber causado la hemorragia y que no se le había diagnosticado.

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