La cumbre del clima arranca con un llamamiento a respetar los mínimos de Kioto
La conferencia de Marraquech deberá abordar la letra pequeña del protocolo aprobado en la ciudad japonesa en 1996
La séptima Conferencia de los países miembros de la Convención de la ONU sobre el Cambio Climático se ha abierto hoy en Marraquech con un llamamiento para que se respeten los acuerdos alcanzados en la Conferencia de Bonn y no se planteen nuevas exigencias a la aplicación del Protocolo de Kioto.
Durante la ceremonia de apertura de la Conferencia, que se celebra en el Palacio de Congresos de Marraquech en medio de fuertes medidas de seguridad, el presidente de esta séptima cumbre, el ministro marroquí de Medio Ambiente, Mohamed Yazgui, ha dicho que en esta reunión "no tenemos que inventar nuevas decisiones ".
El ministro marroquí ha considerado que "en Marraquech tenemos una sola misión: concretar el acuerdo de Bonn (23 de julio de 2001), para la rectificación del acuerdo de Kioto e ir a Johannesburgo -donde se celebrará la próxima Cumbre de la Tierra en septiembre de 2002- con una convención reforzada".
"Para conseguirlo hay una sola consigna: respetemos la integridad del acuerdo de Bonn. Sigamos unidos alrededor de este acuerdo (...) y no nos dejemos tentar por las reivindicaciones que podríamos plantear", ha agregado el marroquí.
Jean Pronc, ministro holandés de Medio Ambiente y presidente de la Conferencia precedente, se ha dirigido así a los representantes de los países participantes: "No renegocien, no reabran los acuerdos políticos ya alcanzados; por favor, aplíquenlos".
La organización ecologista Greenpeace ha distribuido un comunicado en Marraquech en el que "advierte a la comunidad internacional" de que Australia, Canadá, Japón y Rusia "tratan de minar el acuerdo decisivo alcanzado en Bonn en julio pasado para finalizar la aplicación del Protocolo de Kioto".
Abandono de EE UU en Bonn
La reunión de Marraquech deberá echar el pespunte definitivo a las costuras del Protocolo de Kioto que quedaron con hilvanes en la accidentada Cumbre de Bonn.
El Protocolo de Kioto para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero atravesó en aquella ocasión un momento crítico debido, principalmente, al abandono de Estados Unidos del proceso y a las dudas y exigencias de última hora presentadas por Japón.
Negociado en la ciudad japonesa de Kioto en 1996, el Protocolo obligará a los países industrializados a reducir sus emisiones de dióxido de carbono -los seis gases de efecto invernadero se tradujeron a equivalentes CO2- hasta lograr un recorte medio mundial del 5% en 2012, respecto de los niveles de 1990.
Esta nueva Cumbre del Clima, séptima en el cómputo de la ONU y primera que se celebra en Africa, ha arrancado con rango de expertos y concluirá con en el ámbito ministerial el próximo 9 de noviembre, día en que deberá haber finalizado la confección del traje con el que Kioto será presentado para su ratificación a los parlamentos nacionales.
El plazo que se han fijado los países dispuestos a combatir el cambio climático y la propia ONU termina, sin embargo, en septiembre del 2002 en Johannesburgo, fecha y lugar de la conferencia mundial con la que se celebrará el décimo aniversario de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro.
Aunque las grandes dificultades "políticas" que planteaba el Protocolo de Kioto fueron superadas en Bonn, el camino hacia Johannesburgo continúa sembrado de pequeños-grandes obstáculos, de ahí que la ronda negociadora de Marraquech también sea decisiva.
En Bonn se aparcó para la siguiente cumbre la letra pequeña de cinco temas fundamentales: Mecanismos flexibles, sumideros, régimen de cumplimiento de los compromisos de Kioto, contribución de los países en desarrollo a la lucha contra el cambio climático y sistema para la elaboración de estadísticas e informes.
Los subapartados más polémicos de esos enunciados se refieren al carácter jurídicamente vinculante de los compromisos adquiridos y, si ese es el caso, a la elaboración de un catálogo de sanciones, a la cuantificación de las emisiones de CO2 que absorben de forma natural los sumideros -bosques-, y al funcionamiento y extensión del mercado internacional de compra-venta de emisiones.
Es de prever que haya enfrentamientos a la hora de abordar esos aspectos, pues mientras la UE está dispuesta a proceder a recortes de CO2 reales, Rusia, Canadá y Japón quieren flexibilizar al máximo los compromisos adquiridos en Kioto dando más protagonismo a los sumideros o liberalizando plenamente el mercado de compra-venta.
El Protocolo de Kioto entrará en vigor noventa días después de que haya sido firmado por 55 países cuyas emisiones de CO2 represente un 55% del total mundial, premisas que, salvo fugas en este proceso final de redacción al detalle, se lograron en Bonn a pesar de la deserción de EE UU.

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