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SOCIEDAD

El Vaticano reconoce la aparición de la Virgen en Ruanda

La Santa Sede admite que la Virgen se reveló a tres jóvenes en Ruanda en 1981, a las que anunció el genocidio que se produciría 13 años después

Según publica hoy La Razón, Misago reconoce, en la Declaración acerca del juicio definitivo sobre las apariciones de Kibeho, que "la Virgen se apareció en Kibeho el día 28 de noviembre de 1981 y en los seis meses siguientes. Hay más razones para creerlo que para negarlo".

Las tres chicas "han respondido satisfactoriamente a todos los criterios establecidos por la Iglesia en materia de apariciones y revelaciones privadas".

Uno de estos criterios es que la visión previa por parte de las jóvenes de hechos que iban a suceceder en el futuro. En concreto, se trata de los terribles acontecimientos que tuvieron lugar 13 años después.

800.000 muertos en Ruanda

La antigua colonia belga fue escenario de masacres, planificadas por las autoridades hutus y ejecutadas por el Ejército y las milicias, que provocaron 800.000 muertos entre los tutsis y los hutus moderados, desde abril a julio de 1994.

Las jóvenes afirman haber visto "un río de sangre, personas que se mataban unas a otras, cadáveres abandonados sin que nadie los enterrara, un árbol en llamas, un abismo abierto, un monstruo y cabezas decapitadas". Estas visiones se repitieron, al tiempo que la Virgen, bautizada como Nuestra Señora de los Dolores, las animaba al ayuno, la oración y la penitencia.

Las tres explican que la Virgen que vieron era "una señora de gran bellaza y con la piel oscura, con un vestido blanco sin costuras y en la cabeza un velo también blanco, con las manos juntas a la altura del pecho y los dedos hacia el cielo".

La primera aparición se produjo el 28 de noviembre en el comedor de la escuela de Kibeho. Alphonsine Mumureke oyó una voz que la llamaba y al preguntarle quién era, le contestó en su idioma: "Yo soy la Madre del Verbo". Más tarde, en enero del año siguiente, la Virgen se presentó a Nathalie Mukamazimpaka y el 2 de marzo de 1982 habló con Marie Claire Mukangango, la más incrédula.

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