Un científico español descubre un hongo que destruye la información grabada en un CD

Cárdenes, geólogo y becario predoctoral en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha encontrado este organismo en un CD de unos amigos durante un viaje que hizo en septiembre de 1999 a la península del Yucatán (Centroamérica).

"Cuando llegué a casa de mis amigos me dijeron: '¡Fijate cómo es este clima que hasta hay un bicho que se come los CD'!", explica el geólogo y señala que en cuanto lo vio le recordó "a las huellas rastros de alimentación que dejan los gusanos en la arena de la playa".

El hongo de tipo Geotrichum usa metales para vivir, "algo común en la naturaleza donde hay organismos que comen hierro, azufre y otras porquerías y luego dejan las huellas de su alimentación", precisa Cárdenes.

La estructura de un CD se compone esencialmente de una base de policarbonato, que es el plástico transparente que recubre la superficie; una finísima lámina de aluminio u otros elementos reflectantes, donde se graba con láser la información en una forma de agujeros minúsculos siguiendo el código binario; y una capa de pintura lacada.

Las huellas que deja este organismo, que destruye la parte donde está guardada la información en el CD, son muy comunes en el registro fósil, según el geólogo.

Muy similar a los gusanos de arena

Su mecanismo de funcionamiento es similar al de los gusanos de playa que van comiendo arena para filtrar sus nutrientes y luego dejan un "rastro sinuoso", apunta Cárdenes, quien añade que "van de un lado a otro, barriendo la mayor cantidad de terreno posible".

Este becario predoctoral del CSIC señala que el hongo "no afectará siquiera" a la seguridad de los archivos guardados en este tipo de soporte informático, ya que "tardó tres años en crecer, sólo infectó uno de casi 70 CD y una vez que se le saca del clima tropical su crecimiento se ha visto inhibido y ha entrado en un estado de letargo".

Por otra parte, a los disquetes normales hace tiempo que se les aplica tratamientos fungicidas, con lo que en el caso de que ese hongo se desarrollara a una velocidad suficientemente alta fuera de su medio tropical, ya habría un remedio para combatirlo, concluye Cárdenes.