Juan Pablo II, primer papa de la Historia que entra en una mezquita musulmana

Juan Pablo II ha entrado en el recinto islámico en compañía del mufti (máxima autoridad religiosa de los musulmanes) de Damasco, jeque Ahmad Kuftaro, con quien antes ha departido y ha tomado café en las proximidades del citado templo.

Tras la conversación, uno de los acompañantes de Juan Pablo II ha descalzado al pontífice para que éste pudiera respetar la tradición musulmana de quitarse los zapatos al entrar en las mezquitas.

Sin embargo, el Papa no ha caminado descalzo por las ricas alfombras del recinto religioso, sino que se ha calzado unas chanclas blancas especiales para la memorable ocasión. Juan Pablo II, que se ha tropezado dos veces en el interior del santuario, ha atendido a las explicaciones sobre la estructura de la mezquita que le transmitía uno de sus acompañantes.

El pontífice se ha detenido brevemente ante la Quibla, lugar que marca la dirección hacia la que deben rezar los seguidores de Mahoma y ante el rico mimbar de estilo omeya, púlpito desde el que se pronuncia la Jutba, o sermón de los viernes.

Después se ha dirigido hacia el panteón que se encuentra en el centro del recinto cubierto de la mezquita, lugar en el que la tradición sitúa los restos de San Juan Bautista, venerado también en el mundo musulmán como el profeta Yahia. Emocionado, el Papa se ha recogido en oración

durante algunos minutos ante el mausoleo.

En principio estaba previsto que la plegaria se realizara de forma conjunta con el mufti sirio, idea que hubo de ser desechada ante la oposición de algunos grupos islámicos radicales.

La entrada en la Mezquita de los Omeyas de Damasco, construida en el siglo VIII y templo de piedra más antiguo del mundo musulmán, marca uno de los puntos álgidos del 94 viaje de Juan Pablo II fuera de Italia.

Durante el mismo, el Pontífice sigue las huellas de San Pablo, quien se convirtió al cristianismo tras caer de su caballo a las puertas de Damasco.