Ya hemos tenido suficiente: 15 elementos de decoración ‘millennial’ que deberían desaparecer
Terrazo, cojines garabateados, mucho rosa y demasiadas plantas son algunos de los elementos que pueblan todas las casas de los jóvenes uniformando los hogares de toda una generación.
Una legión de colores pastel capitaneados por el rosa se abren paso en espacios blancos bañados por luz natural. Varios cojines con mensajes positivos o el trazo de un pecho femenino apilados en el sofá. Majestuosas plantas de grandes hojas verdes colocadas estratégicamente en cada rincón (también en el baño). Sí, están en casa de un millennial. La decoración asociada a las viviendas de esta generación –casi siempre alquiladas– ha marcado una tendencia decorativa que lo invade todo: desde las cuentas de Instagram dedicadas a interiorismo a la casa del vecino del quinto. De ahí que The Cut haya decidido preguntarse en un reciente artículo si la estética millennial algún día llegará a su fin. En el texto, la periodista
En un mundo dominado por las pantallas, los jóvenes contrarrestan el universo virtual con el verde de las plantas, la pantalla permanentemente iluminada del móvil con los colores suaves y apuestan por amplios ventanales que permitan que penetre la luz natural. El resultado son apartamentos que, más allá de ser instagrameables a más no poder, parecen tiendas de decoración. Recopilamos a continuación cuáles son los productos que no faltan en estas viviendas-catálogos que están marcando la estética de una época.
El cojín con pecho femenino…
La revolución feminista, la prohibición de mostrar pezones femeninos en redes sociales o la necesidad de volver a conectar con el niño que llevamos dentro son algunas de las razones que explican el éxito de los cojines con pechos garabateados. Son fáciles de encontrar en tiendas especializadas y empiezan a tener competidores: los jarrones de busto femenino.
…y las alfombras, ídem
La tendencia ha ido expandiéndose más allá de cojines y almohadas. Las alfombras dibujadas con atributos sexuales femeninos van ganando espacio en las casas más cool (con el mismo peligro de convertirse en plaga y terminar perdiendo la gracia).
Furor por el terrazo
Suelos, mesas, vajillas, encimeras de cocina y hasta pendientes. Las virutas de colores de mármol y cemento que tantos suelos decoraron en los 70 y los 80, dejan de estar denostadas para convertirse en epítome de la modernidad. En 2018 la presencia de objetos y espacios de este material en Pinterest aumentó un 316% y su popularidad no ha dejado de crecer desde entonces. Tanto que el artículo de The Cut que daba comienzo a estas líneas habla de «la tiranía del terrazo».
Espacios (muy) blancos
Aunque los papeles pintados vuelvan a estar de moda, la decoración milénica de manual apuesta por paredes blancas. Cuanto más blancas, mejor. Incluso aunque conserven gotelé heredado de sus inquilinos anteriores, las paredes han de ser más níveas que la nieve. ¿Cómo si no iban a contrastar bien con el verde del potos y la cálida madera de aires nórdicos?
Monsteras y plantas en general…
Las plantas de interior son las auténticas protagonistas de la decoración que triunfa en Instagram (y fuera de la red social). Los jóvenes buscan seres vivos fáciles de cuidar, que no requieran demasiados cuidados ni atención, pero aporten calidez al hogar. Por eso los potos, los cactus o las monsteras –una de las plantas más populares– son las más demandadas (y fotografiadas).
…incluso en el baño
A falta de jardín, buenas son plantas por toda la casa. De ahí que han conquistado el último territorio que les quedaba: el baño. Grandes hojas verdes junto a la bañera, al lado del lavabo o colgando del techo marcan la pauta. Algunos servicios parecen ya la selva amazónica.
Espejos con forma de sol
Redondos y dorados. Así son los espejos que mandan en los últimos años y que lo mismo se comercializan en Zara Home o Maisons du Monde que en otras versiones más sofisticadas y costosas. Terminados en punta, rodeados por ‘rayos’ de distintas longitudes o por una suerte de plumas y hasta convertidos en el ojo de la providencia, los espejos redondos se resisten a pasar de moda y se reproducen a la velocidad de la luz.
Lámparas de pie
Iluminar la casa no es solo cosa de la generación Y, pero la obsesión por cierto tipo de lámparas sí define esta estética. Aquellas de diseño industrial son las favoritas, con especial atención a las lámparas de pie que encajan bien en espacios pequeños por su pequeña base, sirven para jugar visualmente con las alturas y permiten dirigir la luz a puntos concretos como un rincón de lectura.
‘Estética Matisse’
Los garabatos al más puro estilo Matisse o Picasso son el estampado favorito de esta generación. Se cuelan en láminas, cojines, camisetas y hasta maquillajes. El pintor francés Henri Matisse es un auténtico influencer los últimos tiempos y las referencias a sus bocetos y pinturas se han convertido en un preciado objeto de deseo de los amantes de la decoración con connotaciones artísticas e intelectuales.
Rosa, mucho rosa
El millennial pink es, sin duda, el color que define a esta generación. Entre el salmón y el rosa empolvado, este tono se fue abriendo hueco en moda y diseño desde 2016 y su reinado se resiste a terminar. Campañas publicitarias, prendas, logos, revistas, maquillaje o envases se han teñido de este color, amén de sofás, cojines y paredes. El rosa, a veces denostado por su vinculación con las Barbies, los estilismos azucarados, Paris Hilton o los juguetes sexistas por fin logró volverse moderno. ¿Cuánto tardaremos en cansarnos definitivamente de él?
Libros por colores
Ni orden alfabético, ni temática o género. Los millennials ordenan los libros por el color de su portada buscando armonía estética al tiempo que hacen de ellos meros objetos de decoración (los coffee table books o libros de gran tamaño religiosamente colocados sobre la mesa de café son el máximo exponente de la tendencia). Más vale tener buena memoria fotográfica para asociar colores y títulos.
Todo a la vista
La transparencia, que tanto se exige hoy a empresas y marcas, también forma parte del lenguaje visual de los jóvenes. Los espacios de almacenaje son múltiples y variados, pero siempre dejan al descubierto aquello que guardan. Los zapatos se apilan en baldas de madera cálida, los armarios se sustituyen por vestidores y hasta los utensilios de cocina salen del altillo para ocupar la encimera. Eso sí, todo tiene que ser desesperantemente bonito y estar escrupulosamente colocado.
Velas cuquis
Más allá de dar calidez y buen olor a los espacios, las velas del siglo XXI tienen una función aún más importante: ornamentar. Las velas son los nuevos jarrones; los nuevos portarretratos y las nuevas figuritas de sevillana. No se colocan encima de la tele, pero han de ser bonitas y fotografiables. Mejor si tienen algún mensaje motivacional, por supuesto, escrito en alguna tipografía sans serif (sin remate).
Mensajes positivos sans serif
Lo mismo de las velas, pero en cojines, pósteres y todo lo demás. Hace tiempo que las tipografías ornamentadas o con remate dejaron paso a las de palo seco (recordemos la locura que causó la Helvética, por ejemplo). En este tipo de letras se escriben los mensajes –buenrollistas– que quiere leer esta generación.
Letreros neón
Ya lo confirmamos en 2017, los neones son los nuevos cactus. La invasión de este tipo de iluminación llegó para decorar restaurantes y tiendas, pero pronto entró en las casas y ahora se resisten a dejar de brillar. ¿El colmo del estereotipo? Un flamenco rosa fosforito o el propio cactus en versión centelleante.
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