Vuelven los tatuajes de la vieja escuela
No valen medias tintas. Las versiones más extremas de esta disciplina corporal (el realismo, los excesos chicanos y el old school) enganchan.
Decir que el éxito del modelo inglés Stephen James se debe a sus tatuajes sería probablemente una exageración. Pero lo cierto es que este chico, que ya acumula 45.000 seguidores en Instagram, ha visto crecer su popularidad –ha colaborado con Asos y esta temporada presenta una campaña junto a Irina Shayk para Xti– a la vez que aumentaba la superficie de su piel tatuada.
El viejo estilo de esta técnica, del que James es un claro exponente, se erige triunfal sobre los tribales en desuso. «Se llevan diseños elaborados y con mensaje», explica Alfonso Ramos, artista tatuador de La Mano Zurda y coordinador de la Madrid Tattoo Convention en Mulafest (Festival de Tendencias Urbanas que se celebrará del 26 al 29 de junio). Entre los nuevos gustos: el realismo, los excesos chicanos (de México) y el old school, aquel de colores planos y líneas negras gruesas, propio de los años 50. Las redes sociales y los diseñadores gráficos tienen parte de culpa en su popularización: «Antes no estaba tan visto», comenta Bara, tatuador argentino con 23 años de experiencia que lleva 10 dedicado a este estilo (Tattoosbybara.com). De él destaca que permite jugar con el sentido del humor y que resiste el paso del tiempo. ¿El súmmum de este revival? El clásico «amor de madre»: Cara Delevingne exhibe en la Red el nombre de su progenitora y Miley Cyrus luce un retrato de su abuela en un brazo.
El libro 1000 tattoos (Ed. Taschen) recoge imágenes como esta de la célebre tatuadora y pin up australiana Cindy Ray, en su estudio en los años 60.
Taschen
Arte no tan efímero. El interés por las técnicas manuales, como el tebori japonés, también crece. «La gente busca lo auténtico, formar parte de un gran legado», explica Takahiro Kitamura, artista tatuador (bajo el nombre de Horitaka) y comisario de la exposición Perseverance: Japanese Tattoo Tradition in a Modern World (hasta el 14 de septiembre en Los Ángeles), que recorre la tradición japonesa y su influencia en el tatuaje contemporáneo. Centrarse en su implicación cultural también ha sido el objetivo de la muestra Tattoo & body art en Sidney (Australia), así como del curioso libro 1000 tattoos (Ed. Taschen), que recorre la historia de esta disciplina a través de dibujos y fotos que van desde grabados del siglo XIX al arte corporal tribal.
En la relación tatuaje-arte quedan caminos inexplorados que están creando mucha expectación. Es el caso de Cheyenne Randall, un artista de Seattle que ha echado mano de Photoshop para aportar una visión diferente de personajes icónicos como Marilyn Monroe o Elvis Presley. O el de Evan Hawkins, un diseñador norteamericano que ha convertido The Horse in Motion (1878, Eadweard Muybridge), el germen de la película, en un gif a base de fotos de 10 personas tatuadas (Horseinmotion.eh84.com). «Estamos descubriendo la riqueza cultural en torno al tatuaje», señala Hawkins.
Delevingne publicó una foto en Instagram tras tatuarse el nombre de su madre, Pandora.
Instagram / bangbangnyc
Imagen de Ron Ackers tatuando en 1950 (dcha.).
Taschen
Tatuajes simulados en medias en el desfile de primavera-verano de Ann Demeulemeester.
InDigital
Uno de los tatuajes del proyecto artístico Horse in Motion.
Evan Hawkins
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