El inesperado regreso de la pashmina, el complemento estrella de los años noventa

Hace una década, cuando Facebook empezaba a posicionarse como la red social favorita de los españoles frente a la adolescente Tuenti, un genio anónimo creó una página en el negocio de Mark Zuckerberg y la bautizó como «Bajar a hacer la compra vestido como la Pantoja volviendo de Miami en 1991». El avatar de la comunidad recoge a la tonadillera oculta tras unas gafas de sol de montura al aire, vestida con una camiseta de licra nívea sin mangas, pantalones fruto de la pasión, bolso café con leche y una pashmina cana que recorre su cuerpo desde el hombro derecho hasta la rodilla izquierda.

Sirva este espacio dedicado al chascarrillo como ejemplo de lo defenestrado que estaba el chal aquellos días. El echarpe había muerto de éxito tras la boda conocida como  de ‘la tercera infanta’, la de Ana Aznar –hija del entonces presidente José María y Ana Botella-, porque en ella lo lucieron en cuello, hombros, antebrazos y manos las mujeres que encabezaban la lista de las mejor vestidas de España aquel 2002; Isabel Preysler, Nuria González, Elena Cué e Inés Sastre. Como todo, en el mundo de la moda, la pashmina vuelve, desvestida eso sí, de todo encanto ceremonial.

La pashmina realmente no es una prenda, es un tejido de lana de cachemira, aunque el término lo utilicemos sin despeinarnos para referirnos a las bufandas y echarpes tejidos con ella. La pashmina o cachemira es el pelaje de invierno que las cabras changthangi -que viven a 4.000 metros de altura en las regiones de Kashmir y Ladakh en India- mudan en primavera. Su pelaje es muy fino, entre 12 y 14 micras (para hacernos una idea de su grosor tengamos en cuenta que el humano mide 75), lo que obliga a que tenga que ser tejido de forma manual.

Una buena forma de descubrir si estamos frente a una pashmina auténtica es atendiendo a su grosor: si el hilo es fino y presenta irregularidades es de máxima calidad. Si, por el contrario, su aspecto es perfecto y los hilos gruesos significa que ha sido tejida en telar industrial y mezclada con otros materiales como la seda o la viscosa por lo que nos están dando gato por liebre. La cachemira brilla, es suave al tacto, no pica y da mucho calor. Hechas estas advertencias en forma de aclaraciones veamos de qué manera se puede colocar la bufanda o chal de pashmina (o mezclada con otras compañeras) que de ahora en adelante llamaremos como hacemos coloquialmente: pashmina.

Directamente sobre los hombros

El titular no da pie a engaño, solo hay que colocarla sobre el cuello y dejarla caer sobre las clavículas. Al colocarla de esta forma se protege únicamente la nuca y el pecho por lo que la función de la pashmina, en este supuesto, lejos de ser contingente es accesoria. Ashley Olsen es amiga de colocársela de esta forma sobre abrigos o jerséis y las prefiere lisas a estampadas, aunque teniendo en cuenta el lugar protagonista que ocupa sobre la figura resulta interesante elegir una de estampado Ramage de Etro o una logada de Burberry. Otra forma de llevarla sobre los hombros, y si la extensión del chal lo permite, es como una capa al estilo Angelina Jolie. Es la forma en la que la pashmina protege la mayor parte del cuerpo.

Elegante por detrás y por delante

Partiendo de la posición anterior (ambos extremos sobre el pecho), solo hay que tomar la pashmina de un lado y lanzarlo hacia el hombro contrario. Conviene en este caso que el pañuelo tenga una  longitud que apenas rebase la altura de la cadera porque al llevar una punta por delante y otra por detrás puede resultar incómoda, especialmente los días de viento. En este caso y sin razón lógica aparente vamos a aconsejar dos modelos lisos como los que ofrece Isabel Marant o Brunello Cucinelli. De esta forma, por ejemplo, la lleva la actriz Eva Longoria.

Anudada

Coloca tu pashmina sobre la parte trasera del cuello igualando ambos lados sobre el torso, después toma un extremo, pásalo por detrás del otro, haz un nudo al cuello e iguala las puntas. También puedes comenzar el ejercicio colocando el echarpe sobre la parte frontal del cuello y una vez devueltos los extremos sobre el pecho realizar un nudo. Ésta es la opción favorita de Kate Middleton. Es una de las mejores formas de proteger la garganta. Estampada la oferta Missoni y lisa Mulberry.

Otra forma de colocársela se consigue doblando la pashmina por la mitad, por lo que conviene que sea larga, para una vez colocada sobre el cuello introducir los extremos por el hueco que resulta al doblarla sobre sí misma. Es la opción más popular y así le gusta lucirla a Gwyneth Paltrow, gran amante de este material. Con calaveras la podemos encontrar en Alexander McQueen, aprovechando que la actriz protagonizó Shakespeare In Love, y rosa, como el chal de gasa que lució cuando recibió el Oscar por esa cinta, en N.Peal.