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Vida de un ‘jean’, contra cultura azul

La igualdad de sexos y la libertad sexual del movimiento ‘hippie’ se convirtieron en bandera del ‘denim’.

Jeans
David Urbano

Esta primavera, los vaqueros transitan por los extremos, algo muy frecuente en la moda. La influencia de los años 50 llena los escaparates de pantalones oscuros y sin lavar; mientras que un poso de los 70 se ocupa de reivindicar el vaquero lavado al extremo, gastado y reblandecido. Son cosas de las tendencias.

Cuando los hermanos Dean y Dan Caten, diseñadores de la marca Dsquared2, llamaron Deandansbury Rock Summer Festival al desfile de su colección para esta primavera-verano, sabían muy bien lo que hacían. Los festivales de música que pueblan nuestros veranos –y a los que tan aficionada es Kate Moss con sus musicales parejas– evocan aquella contracultura que nació en Estados Unidos a finales de los 60 y que puso en marcha, entre otras cosas, el movimiento hippie. Que el vaquero es lo más propio para un festival es algo que ya sabían en Woodstock, el primero y más legendario de todos los festivales, grabado para siempre en la memoria colectiva gracias al documental que filmó Michael Wadleigh en 1970.

Los anticonceptivos, la conciencia ecológica, la libertad sexual, el LSD y la marihuana fueron los detonantes de un nuevo punto de vista sobre nuestra sociedad que el cine se encargó de inmortalizar con grandes títulos como Zabriskie Point (1970), de Michelangelo Antonioni –con banda sonora original de Pink Floyd y de los Stones–, Easy Rider (1969), de Dennis Hopper, o Vanishing Point, de Richard C. Zarafian. Todas ellas road movies de culto, rodadas entre la arena del desierto, en las que el denim ajado y usado hasta el límite sentaba de maravilla. Ningún otro vestuario habría soportado tantas horas de ruta entre el polvo y el calor. Nada vistió de forma tan apropiada el espíritu de la contracultura.

3.1 Phillip Lim, Balmain, Jeremy Scott o Maison Martin Margiela rinden tributo con sus propuestas de denim deslavado a un icono de los 70 que vivió de forma muy parecida a las tramas de las películas mencionadas –sobre todo desde que conociera a Steve McQueen, con el que rodó La huida (1972)–. Ali MacGraw, reina de estilo de la época, arropó con tejido vaquero la historia de amor que vivió con su rebelde caballero, con quien compartía camisas y pantalones. En algo se tenía que notar que fue asistente de la gran editora de moda Diana Vreeland y estilista de la edición estadounidense de la revista Mademoiselle. Las camisas vaqueras oversize y sin mangas de Lim o la maxifalda de Balmain no habrían desentonado en su vestidor, si es que algún día lo tuvo aunque fuera en el maletero revuelto de un coche, dada la afición nómada de la pareja.

De la gran pantalla a la calle. Si bien en las películas de outsiders las chicas tenían poco papel, en el movimiento hippie la igualdad de sexos y la libertad sexual se convirtieron en su bandera. La psicodelia aportó la lejía y los pantalones de campana lucieron manchas blancas como las que Isabel Marant propone para sus monos-short y sus pantalones baggy. Aunque es la vía más rápida al desteñido, las marcas vaqueras sugieren en su mayoría un gastado real, casi uniforme, en el que las partes que tienen más roce se ven más claras. Los pequeños rotos y deshilachados se aplican con discreción, y el tono del tejido es de un azul limpio e inmaculado, que poco o nada tiene que ver con las pátinas sucias de otras temporadas.

El nuevo denim se lleva en rústica compañía: ya sea una sencilla y fresca camisa de chambray (como la de la foto de la página de la izquierda), cuadros de algodón o look total en tejido vaquero. Al hilo de la tendencia, los complementos étnicos –en particular el estilo navajo– renuevan su estilismo y demuestran que son una buena base para fantasear con cualquier transgresión. Otras propuestas: parafernalia rockera, acompañada de tachuelas, con algún complemento tribal o con el sencillo minimalismo de un cinturón y una sandalia de cuero natural. Siempre funciona.

Las nuevas consignas dictan que ahora las proporciones han de ser boyfriend –que es como decir que la chica se lo ha quitado al novio y le queda un poco grande–. Así el pantalón se desmaya sobre el trasero y se apoya sobre el pie… y esa silueta azul y desgarbada es un colmo de estilo para esta luminosa primavera.

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