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Veruschka, la modelo que cambió las normas de la moda

Un libro celebra los 75 años de la supermodelo que cautivó a Richard Avedon, Irving Penn y Helmut Newton. Desfiló, posó y venció.

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Courtesy Everett Collection Everett/Cordon Press

No fue la primera, pero Veruschka superó todos los éxitos de las pocas precursoras que la antecedieron. Irving Penn, Helmut Newton y Richard Avedon hicieron de ella una estrella. "Es la mujer más bella del mundo", dijo este último. Sus exóticas facciones le llevaron a protagonizar desfiles y ocupar portadas (Vogue la reclamó hasta en once ocasiones). Si el siglo XXI pertenece a Kate Moss, todo lo que ocurrió antes fue por y para esta alemana nacida en Königsberg (ahora Kaliningrado). En 2014 la supermodelo cumple 75 años alejada de los focos que un día la hicieron mundialmente famosa.

Descendiente de una familia de aristócratas germanos, tras la ejecución de su padre escapó de la Alemania nazi y se reinventó en Nueva York. Fue descubierta por el fotógrafo Ugo Muglas y Eileen Ford, directora de la célebre Ford Modelling Agency, que no tuvieron demasiados problemas para que Harper's Bazaar o Life le dedicaran sus portadas. La época dorada de la supermodelo se desarrolló en los años 60, inspirando a los mejores fotógrafos y desfilando para grandes diseñadores. Veruschka exudaba un magnetismo que logró eclipsar a sus rivales, e impuso el ideal de belleza que se ha mantenido hasta nuestros días.

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Yui Mok (PA Wire/Press Association Images / Cordon Press)

Veruschka, portada de ‘Vogue’ y ‘Life’.

El nombre de Veruschka es una constante en el archivo de David Bailey o Steven Meisel, amén de los históricos del gremio. Su carisma trascendió los círculos de la moda y participó de las ocurrencias de Salvador Dalí, que se la llevó a Kenia no sabemos muy bien a qué. Tampoco conocemos qué estaba pensando el director de cine Michelangelo Antonioni cuando en 1965 le ofreció un papel en la película Blow-Up: Deseo de una mañana de verano. El guion de Veruschka se limitaba a tres palabras: "Ya estoy aquí". Poca chicha pero mucha metáfora visual en una cinta que reflejó como ninguna el sentir de una contracultura palpitante que temblaba al calor del Swinging London.

Sin embargo, aquella carrera desbocada no siempre fue un camino de rosas. Según lamentaba la maniquí, en más de una ocasión tanto su altura como su expresión fueron recibidas con desagrado por algunas vacas sagradas de la moda. Era la novedad, una rara avis que venía de ninguna parte y amenazaba con romper el arquetipo establecido. Y así fue. Las modelos de los años cuarenta y cincuenta, lideradas por Lisa Fonssagrives, esposa de Irving Penn, y las hermanas Parker, empezaron a recoger los bártulos con la llegada de Twiggy y Veruschka. En pocos años, esta belleza de origen prusiano había acaparado todas las miradas.

Su reinado no duró mucho, ya que en 1975 decidió abandonar la moda. Varios desencuentros con Grace Mirabella, en ese momento directora de la edición estadounidense de Vogue, y el hartazgo confeso que le llegó a provocar la constante exposición a las cámaras desencadenaron su exilio voluntario. Desde entonces, sus escasas apariciones han sido muy celebradas por sus acólitos. Giles Deacon consiguió que desfilara para su firma en 2010, y tres años antes Veruschka aceptó la invitación de la firma española Ailanto para que presenciara una colección inspirada en Blow-Up. Su paso por Cibeles fue como una exhalación, según revelaron los diseñadores Iñaki y Aitor Muñoz. Vino, vio y desapareció.

En 2006 volvió al cine de la mano del director Martin Campbell en la película Casino Royale, de la saga James Bond, donde interpretaba el personaje de Gräfin von Wallenstein. Actualmente vive en Berlín, volcada en el cuidado y la defensa de los animales abandonados. También pinta cuadros, y hay quien asegura que no lo hace nada mal. Este año, con motivo de su 75 cumpleaños, la editorial Rizzoli recupera la figura de la supermodelo. El pasado 18 de marzo publicaban Veruschka: From Vera to Veruschka, un libro de imágenes, rarezas y momentos inéditos rescatados del archivo del fotógrafo Johnny Moncada. Un homenaje que hace que nos retrotraigamos a la trepidante juventud de una supermodelo que supo retirarse cuando la fiesta todavía estaba llena.

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