Hereu: «La producción en España nos permite hacer las cosas donde mejor las saben hacer»

No paramos de escuchar lo esencial (y reconfortante) de volver a nuestras raíces y recuperar nuestros orígenes para encontrarnos con nosotros mismos, como si se tratara de una receta infalible para alcanzar la idealizada paz y bienestar personal. Pues bien, eso es lo que persiguen los diseñadores catalanes José Luis Bartolomé y Albert Escribano con su marca Hereu, una firma made in Spain de accesorios y zapatos en la que abrazan la producción local y de calidad.

Se conocieron trabajando en uno de los gigantes de la moda, Inditex. Pero tras años dando saltos por Europa y colaborando en proyectos paralelos entre Londres y París, una inclinación compartida por embarcarse en un proyecto común y unidos por la magia del Mediterráneo lanzaron Hereu, una firma que abandera la producción artesanal dentro de las fronteras de nuestro país. “José Luis es de Valencia y yo de Mallorca, queríamos hacer un proyecto profesional y personal que materializara la producción artesanal y dotara de visibilidad las cosas que se hacen en los dos sitios desde hace mucho tiempo”, cuenta Albert Escribano a S Moda.

Despegaron en 2015, y en su primera colección concentraron sus fuerzas en la producción de zapatos masculinos, ya que diferenciaron un desarrollo menor ligado al concepto moda de hombre. “Buscábamos hacer una reinterpretación del calzado tradicional mallorquín: porqueras, fraileras… Pero con las primeras muestras visualizamos que el producto podría ser unisex, y así fue”, recuerda Escribano. Casi por inercia, un año después introdujeron el primer bolso, una reinterpretación de la icónica cesta de mimbre que viralizó Jane Birkin en los 70. “Fabricamos la tradicional cesta en piel vegetal. Desde entonces y de manera orgánica fuimos acercándonos también hacia productos femeninos. Aunque tengas un plan, el mercado y la demanda te van direccionando”, señala.

La producción integral en España y artesanal forma parte del carácter de la firma, “queríamos tener una empresa como en el siglo pasado”, nos cuenta. Con la misión de rescatar modelos clásicos y reinventarlos sin renunciar a las técnicas tradicionales, el respeto por el proceso artesanal es una de sus máximas. “La finalidad es acudir al lugar de origen: donde saben hacer las cosas y donde las han hecho a lo largo de muchos años”, señala. Para asegurar la calidad en la confección de sus cuidados diseños, recorren la península en busca de lugares clave que aúnen tradición, calidad y experiencia. ¿Su proyecto actual? Recuperar el mocasín clásico castellano. «Se nos ocurrió que podríamos darle un giro a una silueta que forma parte de nuestros recuerdos, una muestra de donde partimos y que ha recorrido diferentes generaciones. Para ello localizamos dónde trabajan el mocasín clásico de manera tradicional, en este caso un taller de Toledo, y acudimos a ellos”. Una mimada producción caracterizada por una ubicación vulnerable a las exigencias de cada diseño y que se desarrolla en un viaje improvisado. “El trenzado de bolsos lo trabajamos en Alicante, allí lo realizan en su casa a mano. En Menorca hacemos una nueva versión de las albarcas menorquinas. Cuando nos iniciamos con las alpargatas, nos trasladamos a Alicante, ya que allí son expertos en coser el yute a mano”, apunta Albert.

Su modelo de fabricación, que visualizamos como una oda a la historia y la tradición, también proporciona una valiosa retroalimentación en el proceso creativo entre diseñador y artesano. “Muchos de los diseños parten de lo que hace el artesano de manera tradicional. En ocasiones están acostumbrados a hacer modelos más sencillos y nosotros vamos más allá, le damos un giro”, explica. Su producto estrella es el zapato roqueta, un híbrido entre el mocasín clásico y la cangrejera considerado como el best-seller de la firma que una y otra vez sostiene el cartel de sold out.

 “Nuestro estilo lo define muy bien la palabra inglesa understated. A primera vista el producto no te llama la atención, no piensas “wow”, porque quizá no tiene nada excesivamente llamativo. Pero si lo observas detenidamente, te das cuenta de la historia que contiene. Es un minimalismo rústico, siempre hay un cuidado trabajo detrás”. Paralelos a la montaña rusa de las tendencias e ideados para perdurar en nuestro vestidor al paso de las décadas, sus diseños se alinean con la atemporalidad y el confort, característica que se cristaliza en la ausencia de tacones infinitos en su catálogo. “Buscamos ofrecer lo que la gente busca, pero evitando seguir una tendencia, que sean prendas atemporales y de calidad. Siempre hacemos zapatos planos, forma parte de nuestra filosofía: un zapato cómodo que la mujer pueda llevar en su día a día”.

Aún lidiando con la crisis del covid-19, ha sido este año cuando la firma ha despuntado sin precedentes. Localizando el grosso de sus clientes en el extranjero “en Japón y EEUU, seguidos de otros puntos de Europa como Inglaterra”, en España tan solo cuentan con un punto de venta físico en El Corte Inglés de Serrano, Madrid. Desde Hereu sostienen que la clientela nacional se inclina por la adquisición de productos de marcas reconocidas, mientras que otros mercados extranjeros priman la calidad y la historia. “El carácter Mediterráneo ligado a nuestros productos resulta exótico fuera de España. Parece que, si en España pagas por algo, quieres que la gente reconozca la firma. Sin embargo, el mercado nipón valora una marca que la gente aún no conoce, que tenga una historia detrás y sea de gran calidad”. Sus diseños, de los que Alexa Chung se ha declarado adepta, forman parte del catálogo exclusivo de Goop, la plataforma online lanzada por la actriz Gwyneth Paltrow.

En estos cinco primeros años de vida de la firma, las redes sociales han jugado un papel sustancial. Albert nos cuenta que Instagram no solo funciona como una ventana al mundo global, también como un canal de compra que los clientes incluso priorizan ante la página web tradicional y mediante el cual solidifican el vínculo con su comunidad. “Instagram es un poco más romántico: la historia la contamos desde ahí y la comunicación es simultánea. Los clientes en ocasiones no visitan ni tu web, quieren comprarte por Instagram directamente. Además en el momento que navegas en una web de venta el proceso es muy robótico: está el producto con el precio y nada más”, concluye.