Cómo una buena formación digital puede acabar con el techo de cristal
Las ejecutivas de las empresas digitales más importantes del momento nos proporcionan las claves para atraer talento femenino a las nuevas carreras técnicas y romper la brecha de género.
Resulta curioso como en muy poco tiempo, términos como el Big Data, la Inteligencia Artificial o los algoritmos –toda esa nomenclatura que asociábamos más a un guion de ciencia ficción–, ha pasado a formar parte del lenguaje cotidiano. La era de la transformación digital, como vaticinaban los economistas, se ha convertido en nuestro presente y, si algo hemos comprendido durante el confinamiento es que adaptarse a este nuevo entorno digital ya no es una opción.
«La Covid ha acelerado la digitalización. En apenas tres meses, la sociedad se ha acostumbrado al mundo digital y los eCommerce han crecido exponencialmente en torno a un 80 %. Creo que adaptarse ya no es una necesidad, es imprescindible», explica María Barrié, CMO de ISDI, la escuela de negocios líder en transformación digital. «Debemos combinar esta digitalización con una serie de soft skills, habilidades como la resiliencia o la flexibilidad, imprescindibles para poder adaptarnos a los constantes cambios. Como no sepamos hacerlo, no podremos liderar esta etapa». Su propio currículum es un ejemplo de la capacidad de adaptación y flexibilidad que aporta este nuevo escenario, en donde compagina su cargo en ISDI con la dirección del proyecto de customer experience para L’Oréal Luxe.
También el mercado actual requiere este talento digital. Según el informe El desafío de las vocaciones STEM, publicado por la Asociación Española para la Digitalización (DigitalES), en España hay al menos 10.000 empleos vacantes en el sector tecnológico por falta de cualificación. Atraer nuevos perfiles y, a su vez, democratizar esa educación para facilitar las herramientas necesarias, resulta fundamental. «La tecnología puede ayudar a salvar todo tipo de brechas: de distancia, de género, de raza… El problema es que ahora mismo las profesiones digitales, que además son intensivas y están mejor remuneradas que la media, están fundamentalmente en manos de grupos privilegiados. Si esto se hace más intenso y el resto no tiene acceso a estas habilidades digitales, esa brecha se va a hacer mucho más grande. Por eso es tan importante que se rompa», puntualiza Rebeca Navarro, directora de Talento, Desarrollo y Diversidad de Vodafone desde hace más de seis años y también profesora en ISDI.
Ella misma recuerda cómo se sintió en una posición de desigualdad cuando estas nuevas profesiones se empezaron a desarrollar en su anterior empresa. «Contaba con un buen bagaje laboral, pero mis habilidades se estaban quedando desactualizadas. Tener acceso a una formación me abrió los ojos de todo lo que me estaba perdiendo. Cuando tienes esa base mínima de negocio digital, se te abren otras puertas y empiezas a hablar el mismo lenguaje que el resto de la organización». Eva Rodriguez Labella, consultora estratégica de Marketing Digital, le da la razón. Comenzó su carrera cuando Internet todavía era algo marginal y el aprendizaje se reducía al ensayo/error. «Hoy nunca seleccionaría a un director o directora de Marketing que no se sintiese totalmente cómodo en el mundo digital. La tecnología forma parte de nuestro día a día como consumidores, y eso implica que como directivos debemos entender bien las nuevas reglas del juego, para saber utilizar el entorno digital en la creación de mejores propuestas de valor para nuestro negocio», puntualiza la experta, que ha estado al frente de departamentos de Marketing en empresas como Famosa o L’Oréal y quien, como María y Rebeca, comparte su experiencia en las clases de la misma escuela.
Son estas actitudes y destrezas digitales las que distinguen a un buen líder del resto de empleados. Porque también dentro de las compañías existe una dificultad para dar ese salto de un puesto medio a uno de liderazgo. «En ISDI siempre decimos que nuestros másters producen una transformación personal. No solo formamos en conocimiento digital sino en las cualidades personales necesarias para liderar esta nueva era: aprender a estar en estado de beta constante, desarrollar curiosidad por nuevos modelos y tecnologías de negocio, y generar automotivación para seguir evolucionando en un entorno en cambio permanente. Nosotros creemos en la combinación de factores que aportan los conocimiento, habilidades y actitudes necesarios para este nuevo entorno digital. Porque al final, la clave de un buen líder es saber desenvolverse con éxito en ese ecosistema», puntualiza Barrié, que resume las cualidades de un referente digital en tres: adaptabilidad, empatía y life long learning (no dejar nunca de aprender).
Para Noelia Fernández, directora de Grandes Cuentas de Google y otro de los rostros más valorados de ISDI, que un líder posea la capacidad para identificar y potenciar las habilidades de sus empleados influye en el crecimiento de la empresa. «Cuando empecé a trabajar en STEM había muy poca gente con algo de experiencia sobre el dominio digital. En ese sentido, el género era irrelevante, necesitaban contar contigo. Ahora es más importante que nunca tener mentores o compañeros que te sponsoricen», recuerda la experta en transformación digital. «Esa capacidad es más importante que nunca. Es una responsabilidad por parte de las organizaciones, que deben ver dónde está ese talento potencial y propiciar que se abra camino, y por parte de la persona que quiere crecer: debe desarrollar esas conexiones, identificar quiénes son esas personas que en un momento determinado le pueden ayudar a abrir una puerta».
Contra el techo de cristal, conciliación familiar
Estas cuatro ejecutivas digitales han llegado a lo más alto de sus carreras y, aunque se muestran optimistas, también son conscientes de que se trata de la excepción a la norma. La brecha a la hora de acceder a un puesto de liderazgo en el caso de las mujeres es todavía mayor y eso es lo que intentan romper con cada una de sus sesiones en ISDI. Según el informe Women in Business 2020, publicado por la consultora Grant Thorton, en España la media de mujeres que ocupan cargos de alta dirección en grandes empresas ha crecido un 34%; sin embargo, la media mundial continúa siendo del 29%. Cuando se buscan las causas, la conciliación sigue siendo un debate pendiente.
«La mujer sigue asumiendo más tareas en el seno familiar que el hombre y sigue siendo la primera que renuncia y da un paso atrás cuando se enfrenta a una maternidad o al cuidado de dependientes. Nos guste o no, esa es una realidad, y provoca todo lo demás: que digan que no a promociones, que no se presenten a vacantes, que se pongan limitaciones a su propio perfil o que no se reciclen. Esto desafortunadamente ocurre y explica todas las demás brechas», apunta Rebeca Navarro, para quien la falta de diversidad directiva es otra forma de mantener el orden tradicional. «Los roles no están hechos para hombres o mujeres. Ser CEO de una organización no es una cuestión de sexo, pero algo que sí se da es que los decisores suelen ser hombres y esto perpetúa de algún modo la cadena, porque suelen sentirse más cómodos poniendo a alguien de su cuerda. El ser humano de forma natural tiende a apartarse de lo distinto», argumenta.
Nuevos roles y más paridad
Sin caer en clichés de género, para estas cuatro profesionales el valor de un equipo directivo más equilibrado se reduce a la lógica estadística. «Es un tema de representación: si solo estás contando con un porcentaje de la población, está claro que estás dejando talento fuera. Vivimos en un mundo en el que los problemas son cada vez más complejos y necesitas contar con distintas perspectivas para abordarlos. Si solo hay una parte contribuyendo, a largo plazo no va a ser efectivo. Es una cuestión estadística», defiende Noelia Fernández. «Hay otra serie de habilidades que se tienden a vincular con la capacidad de liderazgo de las mujeres, como la comunicación y la empatía, claves para saber transmitir tu visión al equipo y motivarlos», puntualiza Barrié.
Quizá segregar los trabajos por sexos, hablar de ‘empleos de hombres’ y ‘empleos de mujeres’, en esta nueva era resulte ridículo; sin embargo, que las chicas se decanten por ingenierías sigue siendo un reto. Tan solo el 12,7% de las universitarias eligen carreras STEM, según el informe Mujeres en la Economía Digital en España, realizado por DigitalES. Recuerda Eva Rodriguez Labella que ella estuvo a punto de estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones cuando, en la cola para matricularse, escuchó a las dos únicas chicas de clase quejarse del ambiente «machista» que había en la carrera. «Salí espantada de allí y acabé matriculándome en Dirección de Empresas. No me arrepiento, me gustó lo que hice y he acabado mezclando dos pasiones, ciencia y creatividad, pero me apena mucho que en 20 años no haya cambiado más el panorama. Atraer a más mujeres a carreras STEM es una misión que debe empezar desde muy pequeñas. Las oportunidades de futuro son claras, el mundo será especializado y digital», explica.
«Siempre se tiende a hablar de role models un tanto alejados, como por ejemplo de Margarita Salas, o que poco tienen que ver con la realidad actual de las compañías. Si a esto le sumas la falta de corresponsabilidad que hay en los hogares, tienes el cóctel perfecto para que no elijan una carrera técnica», lamenta Navarro. Visibilizar a esas mujeres, acercar programas de formación y crear redes de apoyo es una necesidad de la sociedad y será clave para acercar a las mujeres a un sector, en palabras de Barrié, «que necesita profesionales de estas características con urgencia». ¿Las carreras más demandadas? Perfiles muy especializados en campos del Data, la ciberseguridad o el eCommerce. «Nuestro trabajo es dar voz a todas esas mujeres para que otras tengan la valentía de seguir sus pasos», sentencia María Barrié.
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