Sophie Hallette, la casa de encaje artesanal que fascina a la moda
Ha vestido de novia a Kate Middleton y Amal Alamuddin. Ahora está bajo la protección de Chanel. Hablamos con su director.
Amal Alamuddin y Kate Middleton tienen algo en común. Concretamente, por su vestido de novia. En la misma línea se movía la reina Doña Letizia hace unos meses vestida (cómo no) de Felipe Varela. Y es que detrás de sus mediáticos diseños en encaje está Sophie Hallette, una empresa tradicional francesa con casi 130 años de historia que disfruta desde hace un par de semanas de estar bajo la protección de Chanel.
¿Qué sucede cuando una casa de este nivel pasa a ser uno de tus benefactores? Aunque para “cualquier compañía resulta maravilloso asociarse a nombres como Chanel”, la realidad es que “su día a día cambia muy poco” nos asegura Romain Lescroart, CEO de Sophie Hallette. De Gucci a Valentino, pasando por Alvarno, McQueen o Zuhair Murad, la firma es responsable de muchas de las últimas delicias en encaje y tul vistas sobre la pasarela. Pero en contra de lo que se pueda creer, asociarse con la maison francesa no les exige exclusividad: “no habrá ningún cambio en la forma en la que llevamos nuestro negocio” explica para S Moda.
Aunque la labor de Sophie Hallette se centra principalmente en “alta costura y ready to wear”, la industria nupcial y el mercado de lencería son también muy importantes para ellos. Concretamente, este último supone “el 20% de su producción” declara Lescoart. Y ya sea de pasarela, o pequeñas marcas, todos los clientes son importantes para ellos. Entre los más de 2.000 que engrosan su portfolio se pueden encontrar nacionalidades de más de 60 países del mundo. La más común es “Francia, después Italia, Reino Unido, Estados Unidos, China, Rusia, Corea o Austria” entre varios ejemplos.
La elaboración del encaje es un laborioso proceso de diez pasos que consume mucho tiempo desde que se plasma sobre el papel hasta que se lleva a la realidad. Por este motivo, los encajes vistos en la pasarela no son precisamente ‘a la carta’: “No es muy frecuente que creemos un diseño de encaje para un cliente de alta costura o de ready to wear. Esto es más habitual con clientes de lencería porque las restricciones no son tan altas” comenta. En su lugar, la mayoría de los diseñadores recurren a “encajes de su colección” o de sus “ricos archivos”. Por ejemplo, el del vestido de novia de Kate Middleton se concibió en 1958 con el nombre de «Pattern 953070» y fue rebautizado como “Kate’s lace” (encaje de Kate) en honor a la Duquesa de Cambridge.
En esos archivos se han podido encontrar auténticos tesoros. Entre ellos, varias muestras del encaje que llevó Marilyn Monroe en la première de ‘Cómo casarse con un millonario’ en 1953. El vestido, creado por su diseñador de cabecera William Travilla, llevaba un encaje de la maison bordado y reconstruido para crear un efecto único. A este primer reconocimiento internacional se le sumarían diseños llevados por otros iconos de la moda como Elizabeth Taylor o Jackie Kennedy, que fue inmortalizada en una portada de la revista Look en 1953 luciendo una mantilla de encaje negro ‘Leavers’.
De chantilly a gipur, Alençon o tul de bobina, el espectro de tipos de encaje que cubre la casa es muy amplio. Como explica Lescoart, a lo largo de su historia han ido “reuniendo telares y técnicas para ampliar las posibilidades y variedades de los diseños”. Por ejemplo, en 1990 adquirieron La Caudrésienne, experta en teñir, y en 1998 se hicieron con EuroDentelle, especializada en lencería de encaje en telar Leavers. Esto les ha ido permitiendo vincularse a grandes nombres de la moda como Pierre Balmain, Rochas, o Jeanne Lanvin, con los que ha colaborado estrechamente desde los años 50.
La participación que ha adquirido Chanel en la casa ha llegado en un momento oportuno. Aunque el encaje está viviendo una época de gloria para la pasarela, su situación económica, al menos en la zona de Calais (de donde es originaria la marca) está siendo bastante complicada. A la inversión de la maison se le añade la reciente compra que ha hecho el grupo responsable de Sophie Hallette sobre Codentel, un competidor local que se encontraba en concurso de acreedores. Además, Desseilles Laces, otra pequeña empresa de la zona especializada en encaje, ha sido salvada de la bancarrota gracias al grupo chino Hangzhou Yongshen.
En términos estratégicos, estas adquisiciones están ayudando a salvaguardar el trabajo de sus empleados (en el caso de Sophie Hallette, unos 310) y en general, el legado de una industria vigente en el norte de Francia desde 1816. En declaraciones para WWD, el propio Chanel reconocía que el propósito de esta colaboración era “perpetuar el sector histórico del encaje”. Una decisión que incluye a Sophie Hallette dentro del paraguas de Paraffection, la filial de la maison que lleva protegiendo desde 1997 el savoir faire de casas artesanales de costura como Lesage, Goosens o Barry Knitwear.
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