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Rubén Toledo, cuando viajar es un arte

Lleva más de 15 años pintando el mundo para Louis Vuitton. La última guía del artista cubano para la maison presenta una panorámica única de esta aventura.

Rubén Toledo

A Rubén Toledo no le gusta hacer planes. «Accidental» es la palabra con la que el propio artista –y también su mujer, la diseñadora Isabel Toledo, con quien trabaja mano a mano en su firma homónima– describe su trabajo. No importa si está esbozando el figurín de un vestido, creando un estampado o dibujando los Jardines de las Tullerías en plena Semana de la Moda parisina: la idea es dejarse llevar. «Es la única forma de descubrir», asegura. «Cuando dibujo, intento no pensar demasiado; me muevo por instinto. Lo que pasa, pasa. No hay una idea preconcebida, una estructura o una forma de cómo van a surgir las cosas», explica el cubano.

El estudio de París donde, en septiembre de 2014, Toledo diseñó las obras originales que personalizan cada uno de los 30 cofres.

Florence Joubert / Louis Vuitton Malletier

Pero para Toledo, la improvisación es, más que un sistema de trabajo, una forma de vida que no solo se refleja en sus trazos, sino en su forma de ver y descubrir el mundo que le rodea. «Cuando viajas, vas con una idea personal de cómo será tu destino y su gente. Esa fantasía es parte de tu equipaje. Pero en seguida, incluso antes de bajar del avión, empiezas a recibir otros mensajes del lugar al que te diriges», cuenta.

Con esa filosofía (vital y creativa), Toledo ha retratado durante más de una década las ciudades de medio mundo en las City Guides de Louis Vuitton. Ahora la casa francesa –tan amante del viaje, la moda y el arte como lo es Toledo–, celebra esta visión común con una edición especial, numerada y de edición limitada. Tan exclusiva que solo existen 30 ejemplares en todo el mundo, que se venderán mediante reserva previa en boutiques seleccionadas de la firma (una de ellas, la recién inaugurada en la calle Serrano de Madrid). Con una monografía de los trabajos que la firma comisionó al artista entre 2000 y 2012 para sus libros de viaje, además de 15 lienzos de algodón puro originales que retratan algunos de los destinos más especiales que ha repasado en sus City Guides –y todos ellos dentro de un cofre pintado a mano por el propio artista, con lo que no hay dos iguales– este volumen captura el mundo del viaje según Louis Vuitton a través de los brochazos de Toledo: de Nueva York a Kioto, pasando por Courchevel, Praga o Atenas.

Toledo vive el viaje igual que la moda: «Es más que un producto de lujo; vende sueños, tiene poderes mágicos, es clarividente y se transforma sin previo aviso».

Florence Joubert / Louis Vuitton Malletier

El arte del ahora. «Dibujo deprisa», confiesa el artista. Su objetivo: retratar la esencia que hace especial a una ciudad, capturando su ritmo, su carácter… el momento. En ese sentido, se siente más periodista que artista. «Me gusta observar a la gente. Disfruto viendo lo diferente que es cada persona, en cuántos mundos vivimos y cómo, sin embargo, conseguimos orquestar una gran sinfonía cultural. Esa idea es la que inspira mi trabajo. Al fin y al cabo, eso es arte: comunicar. Se trata de contar una historia». Como artista polifacético que es, a veces la cuenta en una acuarela del reflejo de la basílica Santa Sofía, en Estambul, en las aguas del Bósforo al atardecer, una colección de maquillaje o un libro animado en el que explora el panorama, siempre cambiante, de la moda.

Marcaequipajes en piel y lona (320 €). Todo, de Louis Vuitton.

Louis Vuitton

«Mi trabajo es documentar mi mundo», dice Toledo. Un mundo en el que (igual que en el de Louis Vuitton, que empezó su andadura haciendo maletas, allá por 1854) el viaje y la moda se funden, convertidos en objeto de arte. ¿El punto de unión? El poder de transformación. «A veces, cuando llego a París, la ciudad me transmite una sensación completamente diferente a la que sentí la última vez que estuve. Me fascina. Es como oler un nuevo perfume o contemplar a una mujer con un nuevo corte de pelo», explica. Por eso la Gran Manzana es su ciudad fetiche, y en la que vive y trabaja con Isabelita –como llama a su mujer– en un estudio dominado por un ventanal que deja entrar la ciudad en su interior. «Nueva York es teatral, como una película. Cada día tiene un guión diferente: a veces es de acción; otras, romántico; y en ocasiones, de suspense. He viajado por todo el mundo, pero no podría vivir en otro lugar», confiesa.

Florence Joubert / Louis Vuitton Malletier

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