Robin Thicke y su controvertida canción del verano
El cantante logra el éxito con ‘Blurred Lines’, con letras que supuestamente aluden a la violación y por cosificar a la mujer. Una efectiva parodia ha sido su revulsivo.
Una canción del verano es algo tan fácil de definir como difícil de alcanzar. Muchos artistas lo han intentado, algunos de ellos a través de superproductores y millones de dólares, pero muy pocos lo han conseguido. Cuando apareció Blurred Lines, el nuevo single de Robin Thicke, muchos pensaron que se trataba de una parodia autoconsciente de lo que se supone que un éxito estival necesita tener: un estribillo tontorrón, colaboraciones de estrellas del hip-hop en pleno apogeo, la cualidad de ser más pegadiza que un chicle en una suela y la dosis justa de sexo. En este caso, demostró ser muy alta.
Cantante (y actor ocasional) no muy conocido fuera de Estados Unidos, Thicke ha entrado por la puerta grande de la polémica con el videoclip de su canción, en cualquiera de sus dos versiones: una en la que figuran modelos vestidas y otra, prácticamente idéntica, en la que salen desnudas. La pregunta que nos deberíamos hacer es si eso es necesario para crear un fenómeno pop hoy en día o si, por el contrario, Blurred Lines es algo más que su videoclip.
EL HOMBRE
El hijo del actor Alan Thicke (nada menos que el patriarca de la serie Los problemas crecen) comenzó en el mundo de la música como letrista para otros grupos y cantantes. Quizá su mayor éxito en esta primera etapa fuese venderle una canción a Christina Aguilera para su disco de debut y estar a punto de que Michael Jackson usara otra para su Invincible. Las cosas no empezaron a cambiar para Thicke hasta 2002, cuando lanzó un single titulado When I Get You Alone: fue un éxito a pequeña escala, pero ya contenía trazas de la carrera posterior del artista, como ese sampler de Walter Murphy (a su vez, un sampler de Beethoven) y esa obsesión con todo lo relacionado con ligar que recorre su obra completa.
Para cuando lanzó su segundo disco, The Evolution of Robin Thicke (2006), sus seguidores podían constatar que realmente había habido una evolución. Su mezcla de R&B con funk y pop electrónico empezaba a dar sus frutos, estrellas como Pharrell Williams contestaban a sus llamadas, las series de televisión se peleaban por utilizar sus canciones y la mismísima Beyoncé lo eligió como telonero de su gira en 2007. Sin embargo, la evolución no estuvo completa hasta 2009, cuando su disco Sex Therapy lo convirtió en lo que es hoy: una superestrella del falsetto y los dobles sentidos libidinosos, tan cercano a la autoparodia y al ridículo que está por encima de ellos. Los críticos musicales ya empezaron a describirlo como la alternativa a Prince para la era de YouTube.
¿Qué estuvo haciendo Thicke justo antes de Blurred Lines? Básicamente, dos cosas: perfeccionar sus dotes de crooner hipersexualizado en el disco Love After War (2011) y actuar participar juez en Duets, un programa de talentos del canal ABC. Los índices de audiencia logrados en esta aventura televisiva, más la experiencia de todos estos años perfeccionando su falsetto, garantizaban que su siguiente lanzamiento discográfico iba a dar que hablar. Y vaya si lo dio.
EL VIDEOCLIP
“Es ridículo, ni siquiera puedo dignificar eso con una respuesta”. Esto es lo que Thicke alega ante las acusaciones de misoginia que ha despertado el videoclip del verano. Pero hay más: “Mi reacción inicial fue preferir la versión con ropa, no creía que debiéramos poner la versión desnuda, declaró el cantante a la BBC. “Después les mostré las dos a mi mujer y a sus amigas, y me dijo que tenía que poner la segunda versión porque era sexy y molona”. Dos adjetivos con lo que él cree haber guiado su carrera.
Thicke trata de contrarrestar las críticas frente a la cosificación de su video asegurando que le pidió permiso a su mujer, la actriz Paula Patton, para rodar el clip. El cantante insiste en que trata sobre difuminar las fronteras entre hombres y mujeres, o entre el modo que en que se supone que deberían comportarse, y el modo en que su deseo les dice que pueden comportarse. La teoría de Thicke está apoyada por el resto de sus colaboradores (masculinos), entre los que se incluye su viejo colega Pharrell. Aunque claro, ellas van prácticamente desnudas y se contonean en tacones y ellos (también su colega), vestidos.
Blurred Lines ha sido criticada por incluir frases como “Sé que lo quieres”, "eres la zorra más caliente o "te daré algo suficientemente grande que partirá tu culo en dos". Para algunos detractores, esto supone una alusión directa a la violación y convierte a la canción del verano en un artefacto potencialmente peligroso. Gran parte de la culpa la tiene el videoclip (en sus dos versiones): mujeres atractivas ligeras de ropa rodeando a hombres con trajes caros. Thicke intenta defenderse alegando que todos son padres de familia felizmente casados y que no hay ninguna voluntad subversiva, sino sólo "una pequeña y festiva transgresión". Una trangresión ligera de ropa solo para ellas, claro.
Sea como fuere, Blurred Lines ya se ha ganado su hueco en la cultura pop de 2013. El vídeo ha espoleado todo tipo de parodias, tanto profesionales –Jimmy Kimmel y su colaborador Guillermo tratan de formar parte del espectáculo, algo que no parece gustar demasiado al resto. Las hay incluso corporativas, como la de la bodega californiana Jordan Vineyard & Winery, que ha aprovechado el fenómeno para vender su producto a través del humor.
Quizá la parodia más importante y combativa sea la de Mod Carousel, un grupo de boylesque de Seattle que le ha dado una vuelta genérica al videoclip.
Para la periodista y blogger Amanda Marcotte, el valor de esta (sub)versión está en que los hombres desnudos no sobreactúan su condición de pin-ups con fines humorísticos, sino que ponen tanto esfuerzo en resultar sexys ante las mujeres vestidas que los acompañan como las modelos del original.
Digna de mención también está la opción que ha ideado Melinda Hugues con su Lame Lines (Letras penosas) y que entona que un sonoro Douchebag (lo que vendría a ser un imbécil de primera categoría) a Thicke donde supuestamente debería sonar good girl (buena chica). La letra, desde luego, no tiene desperdicio.
Aún no sabemos que pensará Thicke de estas parodias pero, si tal y como se empeña en sostener, su objetivo con la canción era abrir debate para difuminar las líneas entre géneros, seguro que estará encantado con ellas.
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