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¿Por qué nadie sabe quién es Grace Hopper?

Un documental recuperará la figura de la matemática, programadora y una de las personas más influyentes en la tecnología moderna.

grace hooper

A estas alturas sabrás quién fue Steve Jobs: el hombre que puso el ordenador en nuestras casas y el iPhone en nuestros bolsillos no sólo ha estado años en las noticias; sobre su vida también hay más de diez libros, seis documentales, una película estrenada y otra anunciada y en preproducción. Si nos vamos unos años atrás en la historia de la informática, quizá también hayas oído hablar del padre de la computación, Alan Turing, al que se han dedicado documentales, artículos en medios y, en este mismo diario, un blog entero con motivo del aniversario de su nacimiento. ¿Y Grace Hopper? ¿Te dice algo el nombre? Doctora en Matemáticas, contralmirante de la Marina norteaméricana e inventora del lenguaje de programación COBOL, Grace Murray Hopper (Nueva York, 1906 – Virginia, 1992) fue una de las personas más influyentes de la tecnología moderna.

Su figura es desconocida para muchos: no hay ningún libro, película ni documental sobre ella. En este diario toda su presencia es una necrológica de diez líneas. La cineasta Melissa Pierce se ha propuesto cambiar la situación y rodar el documental Born With Curiosity. Financiado mediante crowdfunding, en el momento de escribir esto lleva el 88% recaudado y su objetivo será explorar la vida y obra de Hopper. “Me interesa mucho el tema de mujeres y tecnología”, explica Pierce desde Chicago, donde también dirige Chicago Women Developers, un encuentro para programadoras. “Y quiero contar historias que muestren que hay muchas mujeres en la informática y que llevan ahí desde el principio”.

La historia tiende a olvidar a las madres de la tecnología, que no son pocas. Durante la Segunda Guerra Mundial se construyeron los primeros ordenadores y el ejército estadounidense contrató a mujeres para hacer en ellos los cálculos matemáticos que antes hacían a mano. Al frente del Eniac, el primer ordenador electrónico, estaba Betty Synder dirigiendo un equipo de cinco computadoras más; al del Harvard Mark I, Grace Hopper. Hopper, que se había doctorado en Matemáticas en Yale y trabajaba como profesora universitaria, se empeñó en ingresar en la Marina cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. No cumplía los requisitos de edad ni físicos (tenía 34 años y pesaba menos de 50 kilos), pero su conocimiento en matemáticas era importante. Obtuvo un permiso especial, ingresó y su primer destino fue, precisamente, la “nave en tierra”: la Marina utilizó el Harvard Mark I para calcular los ángulos de alineación de la artillería.

“Los humanos son alérgicos al cambio. Adoran decir: 'lo hemos hecho siempre así'. Yo lucho contra eso”, solía afirmar. Cuando terminó la guerra, Hopper entró en EEMC, la empresa que desarrollaba los ordenadores Univac, que sólo entendían ceros y unos (así que sólo podían usarlos los matemáticos). Hopper comprendió que si los ordenadores pudieran procesar otras instrucciones serían más fáciles de usar. Desarrolló compiladores que traducían los símbolos matemáticos y de palabras en inglés a lenguaje binario y sentó las bases de COBOL (Common Business Oriented Language): un lenguaje de programación que entiende el idioma inglés y que, pese a su antigüedad (¡tiene más de cincuenta años!) sigue usándose en muchos bancos, empresas y administraciones. A ella se la conoce desde entonces como la asombrosa, o Amazing, Grace.

“Hoy en día parece que si quieres trabajar en tecnología necesitas haber aprendido a programar siendo adolescente y suelen ser sólo chicos. Ella empezó más tarde, a los 30, y fue quien dijo: los ordenadores pueden hacer más que simplemente aritmética”, apunta Pierce. “Es casi la razón por la que no llevemos calculadoras en el bolsillo, sino smartphones”.

Vida, obra, historia de los ordenadores y del papel de la mujer en el trabajo

Grace Hopper nació en 1906 y murió en 1992: vivió el siglo de desarrollo del ordenador y de la incorporación de la mujer al mercado laboral. Born with curiosity narrará su vida (más allá de sus aportaciones, ¿quién era? ¿Cómo era?) a través de ambos aspectos. “Queremos contar la historia de la computación a través de ella”, explica su directora. También la del desconocido y a veces olvidado trabajo femenino en informática.

100.000 mujeres ingresaron en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial. Ganaban la mitad que los hombres. Y como profesora, Grace cobraba 800 dólares al año, bastante menos que los profesores. ¿Lo sabía o creía que ingresaba lo mismo? Nos gustaría revisar las políticas laborales de la época”, cuenta Pierce. “En los 50, cuando acabó la guerra, hubo un movimiento para poner a la mujer otra vez en casa, de 'fuera del mercado laboral, que los chicos ya están de vuelta'”. Hopper continuó trabajando. “Lo que es interesante es que los trabajos femeninos eran temporales, pero Grace hizo carrera. Cómo de distinto tenía que pensar ella sobre su profesión: de forma opuesta al resto de mujeres que contribuyeron a la informática. Hay dinámicas curiosas sobre si se comportaba como líder, sobre si otras mujeres (las demás programadoras) la seguían o no. ¿Por qué ellas no tienen más crédito, cuando desde luego hicieron algo importante? Con la historia de Grace se pueden desenterrar las de otras mujeres”.

“Lo que la hace extraordinaria es que se encargó de acreditar todo lo que hizo”

Grace se doctoró en 1934, dejó su puesto fijo de profesora y se alistó en la Marina en 1941, se divorció en 1945 y continuó su carrera profesional entre la Universidad, la empresa privada y el ejército, combinando a menudo varios puestos de trabajo y promocionando COBOL, hasta retirarse con 79 años con el rango de contraalmirante. Su relato es siempre extraordinario. “Era un poco 'showman'”, reconoce Pierce. La directora del documental pone como ejemplo una de las anécdotas más repetidas en las pocas biografías que hay escritas y que se encargó de contar la propia Hopper sobre sí misma: cuando era niña, su madre la encontró desmontando siete despertadores para entender cómo funcionaba un reloj. “En 1913 un despertador costaba unos 2 dólares, que hoy serían unos 23. El salario medio era de 800 dólares anuales. ¿Crees que alguien va a gastar tanto dinero en tener siete despertadores en casa?”, se pregunta la directora del documental. “Es sospechoso. Quiero saber si es verdad”.

Un documental quiere reivindicar la figura de la gran matemática.

Su historia está muy blanqueada y se pierde la parte personal”, continúa. “Por ejemplo: se divorció, pero no lo contó y dejó a la gente creer que su marido había muerto en la guerra. ¿Por qué? También hay escritos que dicen que llegaba a trabajar bebida. Quiero saber cómo operaba: ¿era su alcoholismo real? ¿Un problema mental? Creo que es una persona muy interesante y que casi todo lo que sabemos, lo que se cuenta y lo que se ha publicado se queda en 'oh, mira esta mujer fantástica que inventó esto', como una anomalía, como un unicornio. Hay historias que no se cuentan porque confrontan con la narrativa de 'niña extraordinaria'. Y no era eso: era una mujer normal, con muy buenas ideas y que fue a por ellas. Lo que la hace extraordinaria es que se encargó de acreditar todo lo que hac&ia

Aunque en su momento sí fue conocida (“tengo amigos de 60 años que la recuerdan de la televisión”, afirma Pierce; salió, por ejemplo, en el show de David Letterman), el movimiento que busca aumentar el papel de las mujeres en tecnología la homenajea desde 1994 con el Día de Grace Hopper y la informática no se entiende sin el lenguaje de programación que creó, su historia se ha perdido con los años y no es famosa fuera de los círculos de programadores. A veces ni siquiera dentro. ¿Por qué? “Uso a Steve Jobs como ejemplo porque es muy conocido; su trabajo era ser un showman, estar en el ojo público”, reconoce Pierce. “Pero quienes hacen las películas y pagan por que se hagan películas son hombres, así que no hay muchas sobre personajes femeninos que hicieran cosas increíbles. No hay ninguna sobre Grace Hopper, ni siquiera un documental, así que pensé: necesito hacer esto, saber más sobre su vida y cómo era e intentar hacerla más humana”.

El fin de Born with curiosity: The Grace Hopper Documentary, que pide 45.000 dólares para empezar la producción, pagar derechos de material con copyright y costes de la investigación, es reconocer su figura (recuerda que si llevas smartphone y no una calculadora es, en parte, gracias a ella) y no quedarse en una biografía extraordinaria e inalcanzable. Así lo apunta la campaña en Indiegogo, a la que Pierce, claro, anima a todo el mundo a contribuir. “Creemos que humanizar referentes como el de Grace los hace relatables para inspirar a otros. Si observamos de forma real las complejidades del ascenso de Grace a la fama, esperamos eliminar el mito del 'héroe anómalo' y dar la oportunidad de que otras mujeres y chicas se vean en su lugar”.

Grace Hooper fue inventora del lenguaje de programación COBOL

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