Por qué el mundo entero debería seguir a Pierpaolo Piccioli en Instagram
Los secretos entre bambalinas que en realidad importan.
El diseñador romano cumple un año en Instagram, una red social a la que llegó el último pero en la que, como el invitado estrella en las mejores fiestas, pronto se convirtió en protagonista. Al frente de la maison Valentino desde 2008 (primero, junto a Maria Grazia Chiuri; desde 2016, en solitario), hasta el año pasado cuando quería cotillear qué pasaba en la plataforma le cogía el móvil a su hija mayor, Benedetta. “Empecé a amar Instagram cuando descubrí la cuenta Humans of New York: un sitio en el que puedes contar historias personales, una oportunidad para sentir cercanía y compartir emociones; es inmenso y global”, contaba en una entrevista con la revista Numéro.
¿Su primera foto? Uno de sus diseños expuestos como parte de la exposición del año pasado dedicada a la relación de la moda con el catolicismo, en el Costume Institute del Metropolitan Museum de Nueva York. ¿La segunda? Una imagen del vestido de novia de Balenciaga de 1967, en la misma muestra, acompañada de una cita de Brancusi: “La simplicidad es la complejidad resuelta”. Una fórmula que le ha servido en la mayoría de sus publicaciones desde entonces. Citas heterogéneas de artistas, de escritores, de películas, de canciones… Citas irónicas, profundas, frívolas o tiernas. Como la letra de Madonna que le dedicaba hace unas semanas a su hija pequeña Stella, el día de su cumpleaños: “You must be my Lucky Star, ‘Cause you shine on me wherever you are, I just think of you and I start to glow”. O la del rapero Jovanotti con la que festejaba los 22 años de su primogénita Benedetta: “Más que un deber, más que un sentimiento, es la materia misma de la que está hecha el mundo”, decía la letra en italiano.
Aunque hoy es uno de los personajes favoritos de la industria y cuenta con el beneplácito del mismísimo Valentino Garavani (“Es un maestro de la proporción y de la combinación del color. Estoy orgulloso de ver lo bien que escribe este nuevo capítulo en el libro que lleva mi nombre”, dijo tras el celebrado desfile de alta costura del pasado mes de enero), no siempre fue así. Sus primeras colecciones al frente de la maison italiana, cuando compartía cargo con Maria Grazia Chiuri, fueron recibidas con reticencia por la crítica especializada. Fueron nombrados directores creativos de la casa en 2008, para sustituir a Alessandra Facchinetti, que solo había durado solo dos temporada tras la retirada de Garavani. “Me preocuparía tener que acercarme a algo tan espinoso”, escribía Cathy Horyn tras el primer desfile de Piccioli y Chiuri. “Demasiado desesperados por ser tremendamente cool”, decían en WWD de su segunda colección costura. Cuando llegaron a la enseña romana, la marca presumía de unos ingresos moderados: 260 millones de euros anuales que se han multiplicado exponencialmente hasta superar la barrera de los 1.000 millones en 2016. La pareja llevaba nueve años en Valentino, tras haber relanzado con mucho éxito la división de accesorios de Fendi en los noventa (colaboraron en hitos como el bolso Baguette, ‘el primer must have bag’).
A Pierpaolo le gusta contar historias y eso hace cada día en su cuenta de Instagram, en la que comparte las bambalinas de una nueva colección, de una entrega de premios o de la boda de la mismísima Marta Ortega. “Siempre me gustó la idea de contar historias. Cuando era adolescente prefería las películas o la fotografía, pero luego entendí que puedes decir también mucho con moda”.
En una industria, la de la moda, en la que la fragilidad del ego de los creativos espolea toda una maquinaria a su alrededor que les termina aislando de la realidad, Piccioli pisa suelo firme. El diseñador, que vive en una ciudad costera a 50 minutos de Roma (a la que se desplaza cada día en transporte público), cede gran protagonismo a sus colaboradores más cercanos: costureras, patronistas o bordadores. Con puro compañerismo zanjó también cualquier polémica sobre encontronazos con la que fuera su compañera creativa durante 26 años, Chiuri, cuando esta se fue a Dior: “Aunque los Beatles fueran juntos los Beatles, no creo que hubieran sido capaces de escribir Imagine. Se trata más de tomar cada uno nuestro camino, seguir nuestra dirección. Como ha sido la continuación natural de nuestro viaje, no ha habido nada traumático en ello”, decía con estilo en The New York Times.
Aunque sus delicadas y alabadas creaciones no son el eje sobre el que se articula su Instagram, como ellos su cuenta es belleza pura, fantasía inapelable. Imprescindible.
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