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Por lo visto, las mujeres nunca pueden ganar (o eso dice la ciencia)

O por qué los estudios se plagan de contradicciones para recordar al mundo lo amenazante que es la condición femenina.

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"Tío, a las adolescentes nunca les permiten interesarse en algo de forma genuina sin que se las ridiculice por ello. Si a una chica le gusta ponerse botas Ugg y comprar en Starbucks, será estúpida y un estereotipo; pero si le gustan las Dr. Martens y las cafeterías modernas será una hipster y estará esforzándose demasiado. Si a una tía le gustan las boybands o artistas conocidos será una borrega; si lee cómics o juega a videojuegos, será una geek de pegote. Si le gusta el sexo será una zorra, pero si no, será una mojigata. Si lleva maquillaje será puro artificio, pero si no lleva será una dejada. Si tiene la autoestima baja tendrá que aprender a quererse a sí misma, pero si la tiene alta estará sobreconfiada y será vanidosa. Si se interesa en política será una guerrera loca en pro de la justicia, pero si prefiere alejarse de los asuntos sociales será una cabeza hueca. A las chicas se las cuestiona por cualquier cosa que hacen, no importa lo que sea y estoy muy, muy cansada de esto".

Lamentamos comunicar a Heckabucky, la precoz usuaria de Tumblr que descargó su angustia adolescente sobre el incesante escrutinio de la proyección de la imagen femenina en esta (viral) nota de Tumblr, que su teoría simplista no iba tan desencaminada respecto a la realidad. O eso asegura la ciencia. Semana a semana, mes a mes, estudios contradictorios sobre las conductas o actitud de la mujer aterrizan para reflejar una desesperante conclusión: nunca podrá ganar. Las mujeres parecen vivir condenadas a darse de bruces en un universo en el que el término medio aristotélico no tiene cabida. Aquí, las pruebas:

Los hombres, en teoría, prefieren a mujeres inteligentes (hasta que tienen que hablar con ellas)

Qué duro está el panorama heteropatriarcal. Tal y como recogía recientemente The Cut, investigadores de la Universidad de Buffalo y de la Universidad de Texas han publicado en el número de noviembre del Personality and Social Psychology Bulletin un estudio de lo más clarificador respecto a este mundo de contradicciones al que nos referimos: su investigación viene a probar que la 'idea' de una mujer inteligente es atractiva para los hombres… hasta que se manifiesta frente a ellos en carne y hueso. Ahí es cuando les da bajona y huyen despavoridos. 

El estudio se realizó sobre 105 hombres bajo dos escenarios. En el primero pedían a los sujetos que se imaginasean como pareja romántica a una mujer que les superase o quedase por debajo de ellos en la asignatura de matemáticas o inglés. Aquí los hombres preferían a la mujer más lista. En el segundo escentario, a los hombres se les facilitaba un test de inteligencia y se les alertaba de que conocerían a una mujer que había sacado mejor puntuación que ellos. ¿El resultado? "Los hombres tomaron distancias, tendieron a decir que la mujer era menos atractiva y mostraron escaso deseo a intercambiar su contacto con ella o planificar una cita". La conclusión venía a decir que la mayoría de esos 105 hombres se sentía amenazada cuando conocía a una mujer más lista que ellos. La vida real, ese chasco continuo.

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Si te cabreas, no te tomarán en serio (tampoco si no te inmutas)

¿Para que vas a expresar tu opinión con ahínco si no te van a creer, buena mujer? Hace unas semanas aterrizó otro estudio que aseguraba que cuando las mujeres expresan su enfado por algún motivo, se las toma menos en serio. Vamos, que por más que entonen un discurso lógico o razonable, perderán la credibilidad por hacerlo vehementemente (mientras que si lo hacen exactamente igual los hombres, serán más valorados).  Así lo defienden unos académicos que realizaron un curioso experimento (publicado en el Law and Human Behaviour) donde a 200 estudiantes se les pidió participar como jurado y emitir un veredicto de un caso judicial real que tenía, de por sí, pruebas ambiguas frente a su resolución. Para ello, debían debatir vía chat con el resto del jurado, y se les dijo que serían otros estudiantes esparcidos por diferentes salas de chat en el campus. En realidad, el chat estaba preprogramado con dos tipos de personalidades. Por un lado, unos creían debatir con el estudiante JasonS y otros creían debatir con AliciaS. Ambas personalidades defendían las mismas opiniones de enfado cuando disentían con los estudiantes (con frases como "de acuerdo, pero con esto me estoy frustrando" o "en serio, esto me enfada mucho"), pero éstos reaccionaban distinto si se las decía JasonS o AliciaS. Es decir, cuando JasonS argumentaba su opinión, los participantes tendían a perder confianza en su decisión inicial, les convencía. Cuando AliciaS decía exactamente lo mismo, los participantes ganaban confianza para rebatirla. Luego, no se la tomaban en serio.

Vale, intentar argumentar las cosas con ímpetu no es la solución pero, ¿y si no lo hacen? ¿entonces las creerán? Pues no, amigos, un estudio publicado en la revista Emotion reseñado en el Pacific Standard lo certifica. Las mujeres con menor capacidad de mostrar emociones son percibidas como menos inteligentes (no es así en el caso de los hombres). La investigación enseñaba a unos voluntarios las imágenes de las reacciones de hombres y mujeres frente a imágenes de tragedias y guerras. El vídeo estaba manipulado: la mitad de los actores reaccionaba ante las imágenes al instante y la otra mitad reaccionaba con un retraso de un segundo y medio. Tras el visionado, los voluntarios puntuaban a los protagonistas del vídeo en función de su "competencia emocional" o su "inteligencia". Las mujeres que retrasaban su reacción tenían puntuaciones negativas, mientras que los hombres tenían la misma puntuación tanto si reaccionaban al instante como si no. En resumen, no hay manera de que se las tome en serio.

Corbis

Si tienes éxito, te tendrán pavor.

Otro dardo más en las relaciones heterosexuales. Mientras los hombres con éxito suelen ser más valorados en las relaciones afectivas, las mujeres triunfadoras no corren la misma suerte. Así lo defiende el estudio Gender differences in implicit self-esteem following a romantic partner's succes of failure (2011), que realizaron conjuntamente la universidad de Florida y la de Virginia. Sus dos autores llegaron a la conclusión a lo que muchas mujeres solteras ya saben de antemano: la autoestima masculina sufre una caída cuando perciben que sus parejas alcanzan el éxito. De hecho, los hombres ven al éxito de su pareja femenina como el catalizador de una ruptura. "Los hombres se vuelven menos optimistas sobre el futuro de la relación, aunque no queda claro si es porque piensan que ellos serán los que dejan la relación o serán ellas las que decidan romperla. Las mujeres, por otro lado, no se ven afectadas, aunque se manifiestan más optimistas sobre el futuro de la relación cuando su compañero masculino tiene éxito". Qué sinvivir.

Corbis


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