Silvia Grijalba: «El hedonismo te puede salvar de un estado terrorífico»
Un amor adictivo que recorre el mundo en busca de una vida lujosa que se derrumba, enredo y toques de humor dan forma (con éxito) a Tú me acostumbraste, su última novela.
Gracias a Contigo aprendí (premio Fernando Lara de Novela 2011 y superventas instantáneo), Silvia Grijalba se ha librado del epíteto de periodista cuando se habla de su producción literaria, siempre llena de sentido del humor y construcciones casi cinematográficas. Su última novela, Tú me acostumbraste, cuenta las peripecias de una mujer con mal de amores en un entorno sibarita a punto de desmoronarse.
El libro es prácticamente una guía de viajes de lujo.
En el mundo de glamour y amor desaforado que reflejo hay destinos muy relacionados con la evolución de Marta, la protagonista. Por eso, antes de llegar al final viaja a Estambul, que tiene mucho que ver con el aventurero del que se enamora.
Tú me acostumbraste. De nuevo, un título musical, ¿hay alguna intención?
Descubrí que este bolero tenía mucho en común con el libro. Trata de cómo acostumbrarse no a lo bueno, sino a lo malo. Porque en la novela aparecen cosas que, de entrada, podrían parecer gustosas, como el lujo o una historia de amor que cualquiera querría vivir. Pero, al final, no resultan tan positivas, sino adictivas.
La novela está articulada en torno al ser y el aparentar, ¿de dónde sale esta dicotomía?
Pensé en hacer una comedia muy de los años 40, tipo La fiera de mi niña, de esas en las que siempre hay equívocos, como un millonario que no lo es o una casamentera que resulta ser otra cosa… Y además está el espejismo del amor. Ese que creemos verdadero y no lo es. Vivimos un momento en el que todo es muy feo y pensé que podía estar bien contar cosas bonitas y hablar de un lujo que se está acabando. Todo desde un punto de vista cómico. Con ese humor inglés del Hollywood clásico.
¿Ha sentido cariño por sus personajes o es un humor más descarnado?
Sí, lo he sentido. En general, son personajes muy frágiles, empezando por la protagonista. Ella parece dejarse llevar, pero también atraviesa unas circunstancias vitales que no le permiten ser más decidida. Yo he intentado que todos tengan algo que le guste al lector. Como Elisabeth, una aristócrata amiga de Marta, que da consejos disparatados y, en el fondo, a veces tiene razón. Esta novela va de gente que, a pesar de que no le va bien, se aferra a una vida lujosa y hedonista. Es una opción que puede parecer descerebrada, pero a veces el hedonismo te puede salvar de un estado terrorífico. Ese punto de frivolidad yo lo defiendo.
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